29 feb 2008

El Ombudsman Soberanes en Reforma

¿Cuánto cuestan los derechos humanos?/José Luis Soberanes Fernández, Ombudsman.
Publicado en Reforma, 29/02/2008; colaborador invitado.
Además de la emisión de Recomendaciones, actividad por la que más se le identifica, y por la que recibe lo mismo aplausos que críticas, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos lleva a cabo muchas otras labores: durante 2007 desahogó 5 mil 244 quejas por presuntas violaciones a los derechos humanos; además brindó 39 mil servicios de atención al público en el Distrito Federal; y a otros 6 mil fuera de la capital.
El espectro de defensa de los derechos humanos es más amplio en México que el de otros países, en parte, debido a la naturaleza de un desarrollo por demás desequilibrado: a la CNDH le corresponde investigar violaciones a las prerrogativas fundamentales propias de países desarrollados (sobre todo aquellas que tienen que ver con la prestación de servicios de salud o asuntos de la protección del ambiente), pero también atiende asuntos que evidencian algunos de nuestros peores rezagos sociales y políticos (casos de desaparición forzada de personas y de tortura, por ejemplo, en los que, por cierto, no operan los mecanismos conciliatorios previstos por la ley para atender otro tipo de abusos).
Asimismo, la CNDH desempeña una extensa labor educativa en materia de derechos humanos que también demanda una erogación considerable. Durante 2007, tuvo una producción editorial de más de un millón y medio de ejemplares, entre libros, folletos, carteles y trípticos.En el mismo lapso 72 mil personas participaron en programas de educación formal, media superior y diplomados impulsados por la institución. Casi 18 mil personas integrantes de grupos vulnerables y de organizaciones sociales participaron en proyectos de capacitación de la CNDH. Esa labor educativa contribuye en alguna medida a democratizar la cultura política de nuestro país.En virtud de su competencia federal, la CNDH no sólo tiene oficinas en la Ciudad de México: cuando un ciudadano necesita asesoría jurídica o alguna orientación relacionada con las autoridades encargadas de servirle, cuenta con instalaciones de la CNDH ubicadas en diversos puntos fronterizos de la República: Tijuana, Reynosa, Nogales, Tapachula, Aguascalientes, Villahermosa, San Cristóbal de las Casas y Campeche.
Algunos analistas han afirmado que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) es la institución de su tipo más cara del mundo. Esta aseveración se ha repetido de manera sistemática en diversos foros, por lo que es indispensable señalar que tiene un carácter endeble, fácil de memorizar y de repetir, una frase apta para convertirle en declaraciones a la prensa.
Según información que cualquier lector atento puede recabar en las páginas web de algunos de los propios organismos que critican a la CNDH -como Human Rights Watch-, el costo per cápita de la CNDH es el noveno del mundo ejercido por organismos públicos nacionales. Los tres organismos defensores de los derechos humanos "más caros" del mundo pertenecen en realidad a Irlanda, Nueva Zelanda y Costa Rica. Entre los países latinoamericanos, Colombia, Puerto Rico y Panamá gastan más que México en la defensa de las prerrogativas fundamentales.
En el eterno juego de las relatividades entre "lo alto" y "lo bajo", "lo caro" y "lo barato", "lo medio lleno" y "lo medio vacío", etcétera, la CNDH recibe la menor parte del presupuesto anual que aprueban los diputados. Pero además, abundan razones que deben conocer quienes realmente se interesan en un análisis honesto del asunto.Para comenzar, si el gasto del Estado mexicano en la defensa de los derechos humanos parece alto comparado con el de otras entidades, es razonable que tal gasto pueda ser incluso proporcional con el del desarrollo democrático de un país; con el celo y la eficacia de los servidores públicos y con el grado de respeto que la sociedad le concede a las leyes. Evidentemente, países como Suiza o Finlandia pueden gastar poco o nada en la materia, pues sus autoridades y funcionarios públicos suelen no necesitar la vigilancia estricta de un Ombudsman para conducirse con respeto a las prerrogativas fundamentales de los ciudadanos.
México ha tenido este debate en diversos campos, especialmente en el electoral. Es sabido que el costo de cada voto en México o de cada credencial de elector se encuentra entre los más altos del mundo. Sin embargo, debido a nuestra historia y las condiciones de nuestra cultura política, se ha hecho indispensable que paguemos tal costo.Hay sin embargo, en el llamado círculo de la "comunidad interesada", declarantes interesados que difunden falsedades sobre la CNDH y afirman que cada recomendación tiene un precio determinado, como si estas resoluciones fueran la única labor institucional.
Muchas de esas opiniones evaden la consideración de aspectos vitales del trabajo de la CNDH, buscando presentarla como un organismo cuya única función es emitir recomendaciones. Lo primero sería hacer ver que la indispensable discusión sobre el tema de los derechos humanos debe darse sobre la base irrenunciable de la verdad.Hay mucho más que asuntos de pesos y centavos para justipreciar las labores de la CNDH. Sería conveniente -por ejemplo- tener en mente el típico caso de una asamblea ejidal en Chiapas que vota expulsar de su comunidad a las mujeres que se han casado con hombres de otros pueblos, en una decisión avalada por el Registro Agrario Nacional. ¿Es caro o barato que en un caso así intervenga la CNDH? Recordemos también el caso de los trabajadores chinos mantenidos en condiciones de esclavitud por una empresa en Guanajuato. O el ataque a una familia en un camino de Sinaloa por elementos del Ejército, que dejó como saldo una mujer, una adolescente y tres niños asesinados, ¿cuánto debe costar determinar las violaciones de garantías fundamentales de las víctimas, defenderlas y buscar que se les restituyan derechos conculcados?
El común denominador de sucesos como los mencionados, acaecidos durante 2007, es que fueron investigados por visitadores y expuestos puntualmente ante la opinión pública en su total dimensión. En ésos y en muchos otros casos paradigmáticos la CNDH no sólo ayudó a hacer justicia a los directamente involucrados sino también mostró a la nación en su conjunto el grave impacto que puede tener una violación a las prerrogativas fundamentales. Por todo ello, puede determinarse el precio de la defensa de los derechos humanos, pero sin obviar o desconocer su valor, y su impacto en la deseable evolución de nuestra cultura política, en el fortalecimiento de los derechos del individuo y del conjunto social.
Si la información sobre el ejercicio de la CNDH y su quehacer es totalmente pública y puede ser cotejada en la página de internet, asimismo, no sobra recordar que la CNDH es auditada de manera exhaustiva por la Auditoría Superior de la Federación, por un despacho prestigiado de contadores (que no van a poner en tela de duda su reputación por hacernos la "valona"), además de la Contraloría Interna de la CNDH y rinde informes ante los tres Poderes de la Unión. El autor es presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

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