12 jun 2011

Acusaciones internacionales

Acusaciones internacionales*Semanario Zeta
Revista Proceso 1806, 12 de junio de 2011
Heredero de una fortuna que procede de una de las eras más turbias del gobierno mexicano, los roces de Jorge Hank Rhon con la ley han sido parte de su historia personal. Con la ilegalidad a la sombra de su trayectoria, el accionista de Grupo Caliente tiene ya una larga lista de señalamientos a lo largo de su vida, misma que comienza en México y termina en Estados Unidos, con escala en Nueva York. He aquí el recuento de las sospechas que pesan sobre su robusta figura.
Primero que nada se dice que su interés por los animales fue fomentado por su padre, Carlos Hank González, el maestro rural vuelto magnate gracias a los puestos que ocupó a nivel federal. Fue él quien le hizo un zoológico en Santiago Tianguistenco, cuando era gobernador del Estado de México.
Avestruces, cebras, camellos y hasta hipopótamos permearon la infancia de Jorge Hank. Por eso, de joven adulto no pareció raro que formara, junto con David Ibarra –hijo del Secretario de Hacienda lopezportillista David Ibarra Muñoz–, un emporio de compraventa de animales llamado Promotora Beta.
En 1985, el gobierno mexicano recibió una solicitud de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) para que investigara la importación de grandes cantidades de aves exóticas a través de Promotora Beta. Se supone que el 40% de dichas especies que estaban siendo puestas en venta por esta empresa, estaban en peligro de extinción. En 1988, CITES obtuvo listas de especies exóticas que estaban siendo ofertadas por la empresa de Hank Rhon y su socio, pero la investigación nunca procedió porque entonces México no había firmado tratados contra el contrabando de animales. 
Pero en mayo de 1989, junto con el Servicio de Pesca y Animales Salvajes de Estados Unidos, se rastreó la comercialización ilegal de aves de México a California, operación donde salió a relucir la Promotora Beta en la Ciudad de México y también el domicilio del Hipódromo Agua Caliente, donde Jorge Hank se había instalado apenas cinco años antes. Sin embargo, como los especímenes ya estaban en territorio norteamericano, hubo 12 arrestos; el ahora presunto culpable de acopio de armas no obtuvo entonces ningún cargo en su contra.
En agosto de 1991, Hank Rhon recibió una multa al ser detenido en la Garita de San Ysidro, cuando venía de regreso a Tijuana con un tigre blanco de Siberia, cachorro que viajaba en el asiento trasero de su Mercedes Benz. Las autoridades norteamericanas decomisaron al felino (que pasó a residir al zoológico de San Diego) y el inculpado tuvo que pagar 25 mil dólares por transportar al animal sin los permisos adecuados.
Pero ése no fue el único tropiezo de Jorge Hank Rhon. En 1995 fue detenido en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México cuando regresaba de Japón. En su equipaje llevaba diversos artículos hechos con pieles de animales exóticos y en peligro de extinción. También traía joyas, por eso fue acusado de contrabando y una vez más escapó de la justicia.
Un año antes, en junio de 1994, Víctor Bernal, quien fuera director del zoológico del Estado de México fundado por Carlos Hank, fue detenido en el aeropuerto Opa Locka, en Florida, por un agente del Servicio de Pesca y Animales Salvajes de Estados Unidos. Bernal se encontraba en dicha entidad para cerrar la negociación por la compra de un orangután bebé y un gorila, de nuevo especies en peligro de extinción. El costo sería de 92 mil dólares. En la cartera de Bernal encontraron la tarjeta de presentación de Jorge Hank. El domicilio al que debían enviarse estos animales era el Hipódromo Agua Caliente. Bernal fue encarcelado, mientras que Hank ni siquiera fue cuestionado por las autoridades. 
“Los animales son mi único vicio”, afirmó alguna vez Jorge Hank. Esto también está por verse.
Operación Tigre Blanco
Evidentemente inspirado en el incidente en el Puerto de Entrada, autoridades norteamericanas echaron a andar la operación Tigre Blanco en 1997, con el objetivo de exponer a quienes protegían políticamente y apoyaban de lleno a tres cárteles de la droga responsables del trasiego de 70% de la cocaína y 18% de la heroína que se vendía en las calles de Estados Unidos.
Los analistas revisaron 70 mil páginas de inteligencia en las que destacaba la familia Hank. Ahí había 56 casos de la DEA, 28 del FBI, 18 de Aduanas y 140 archivos del IRS, el equivalente a la Secretaría de Hacienda en este país.
También la CIA y la Interpol se involucraron en la investigación. Toda la información fue reunida por el Centro Nacional de Inteligencia de Narcóticos en Johnstown, Pennsylvania.
Según la conclusión de ese masivo trabajo, la familia Hank no sólo estaba vinculada al Cártel de Tijuana, sino también al del Golfo y el de Juárez. El lazo se basaba “en negocios, cooperación con actividades criminales y contactos personales”.
Una primera bomba estalló el 29 de marzo de 1999, cuando en la revista semanal Insight, del diario The Washington Post, apareció un artículo firmado por Jamie Dettmer que hablaba de la operación Tigre Blanco, señalando el lazo entre los Hank y los cárteles colombianos a través de su empresa de envíos TMM, además del Laredo National Bank y del Hipódromo Caliente, piezas clave de un supuesto multimillonario lavado de dinero. Según Dettmer agentes involucrados en el caso le pasaron la información temiendo que la administración del entonces presidente norteamericano Bill Clinton desechara la labor por no afectar las relaciones bilaterales.
Al cabo de dos meses, justo el 2 de junio, la filtración de ese documento secreto se dio a través de la periodista mexicana Dolia Estévez, del diario El Financiero, cuando la procuradora general del equipo de Clinton visitaba el territorio azteca. Al poco tiempo, la exfiscal estadunidense Janet Reno descartó la operación Tigre Blanco, al considerarla sin fundamentos suficientes.
De cualquier forma, la familia Hank respondió que los señalamientos eran falsos y claramente motivados por un golpe político en su contra. 
Sin embargo, para esas fechas los antecedentes ya se habían acumulado, a raíz de que en 1996 el Consejo de la Reserva Federal de Estados Unidos, al asesorar al Laredo National Bank en la compra del Mercantile National Bank de Brownsville, Texas, detectó cómo en este caso Carlos Hank Rhon estuvo involucrado con una cuenta de Raúl Salinas en Citibank, justo cuando este último estaba siendo investigado por el delito de lavado de dinero. Esto entre una larga lista de supuestas irregularidades que también incluyó donaciones sospechosas al Partido Republicano a través de la financiera texana.
Sin embargo, pese a la impresionante lista de fuentes consultadas, la investigación tampoco llegó a ninguna parte.
 Maquinitas sin permiso 
 Primero el capricho y en segundo término, si acaso, la ley. Ésta parece ser la conducta que caracteriza a Jorge Hank Rhon. Otro ejemplo más es el de las máquinas tragamonedas que por vez primera aparecieron en Tijuana un viernes 28 de enero de 1994, justo a tiempo para sorprender a los invitados a la fiesta de cumpleaños del ingeniero.
Hank Rhon ya lo había advertido. Enlazaría el Hipódromo Caliente con Las Vegas para aceptar apuestas sobre juegos deportivos que se realizaran en Estados Unidos.
Aunque no tuviera permiso de la Secretaría de Gobernación para ello, tal y como fue documentado por Zeta en la edición correspondiente a la semana del 18 al 24 de febrero. 
Pero eso no es todo. Al mismo tiempo la Comisión de Juegos de Azar de Nevada lanzó señales de alerta al detectar la compra no autorizada de máquinas tragamonedas desde la fábrica en el Estado de Illinois por un empresario mexicano. De nuevo los caminos condujeron a Caliente.
 Investigado en Nueva York
 Por si fuera poco, el 1 de junio de 2007 Kristine Hamann, inspectora general del estado de Nueva York, elaboró un reporte para el gobernador Eliot Spintzer. El documento tenía 148 páginas de una investigación a las empresas interesadas en el negocio billonario de las apuestas y carreras de caballos en dicha entidad norteamericana.
La empresa Caliente, con sede en Tijuana, figuró en el informe.
Específicamente en la página 16, Hamann anotó que Grupo Caliente “ha sido sujeto a numerosos señalamientos por realizar actividades ilegales. 
“Por encima, parece ser una operación legal que administra hipódromos y centros de bingo en México y que tiene una red de más de 165 locales fuera de los hipódromos, mismos que están ubicados en México y América Latina. Además, la empresa cuenta con 88 permisos adicionales para operar los centros de apuestas a distancia y centros de bingo en México.
“Durante varios años Jorge Hank Rhon, quien es el jefe operativo de Grupo Caliente y el actual alcalde de Tijuana, ha sido sospechoso ante las autoridades estadunidense y mexicana de sostener actividades de lavado de dinero relacionadas con el narcotráfico, particularmente con el cártel de la droga de los Arellano Félix, con sede en Tijuana”, subrayó la inspectora general.
El documento está disponible en internet y detalla ampliamente las sospechas de las autoridades norteamericanas sobre la legalidad de las operaciones de la empresa de apuestas.
“Grupo Caliente es un servicio de transmisión simultánea y una operación de apuestas con permiso, con sede en Tijuana, Baja California, que ha sido sujeta a numerosos señalamientos por realizar actividades ilegales.
“A través del hipódromo del Grupo Caliente, en Tijuana, la empresa proporciona la transmisión simultánea de carreras de Estados Unidos al igual que de México. Cuenta con la licencia otorgada por la Secretaría de Gobernación, válida por 25 años.
Más: 
“Las actividades de Jorge Hank y su grupo son a través de los centros de apuestas a distancia, enlazados por transmisiones simultáneas con hipódromos estadunidenses.
“Al menos dos reguladores de juegos de azar formalmente han expresado su preocupación en torno al Grupo Caliente y Jorge Hank Rhon, entre los cuales está la Nevada Gaming Control Board (NGCB) y la Administración de Carreras de Puerto Rico, una vez que el representante del Grupo Caliente de eventos transmitidos simultáneamente, fue sujeto al escrutinio del organismo boricua. El señor Salazar, residente de San Diego, solicitó un permiso de la Puerto Rico Racing Administration, mismo que le fue negado por ser no apto. Actualmente el asunto está siendo revisado, si el fallo se sostiene podría impactar a los reguladores de carreras en Estados Unidos, quienes sostienen una reciprocidad entre ellos.”
Sin embargo, “… Grupo Caliente y algunos de sus socios clave todavía no enfrentan la oposición de quienes regulan este negocio”.
La Mesa de Control de Apuestas de Nevada (Nevada Gaming Control Board), uno de los principales reguladores de apuestas en el país, citó al Grupo Caliente en tres juicios públicos distintos respecto de si sus permisos eran adecuados. Esencialmente, se les indicó a las empresas que terminaran sus negocios con Caliente, pero ninguna lo hizo. Así se sintetizan los incidentes principales en los que se ha visto involucrado el ingeniero Jorge Hank Rhon, pero las sospechas son aún más. Sólo hay que considerar que de acuerdo a The Washington Post, en el gobierno de EU se han emprendido 12 investigaciones en torno al residente más controversial del fraccionamiento Puerta de Hierro de Tijuana, concesionario del hipódromo Caliente e hijo de uno de los hombres más poderosos y oscuros de la historia política de México.  l
* Publicado en la edición 1941 de Zeta, este texto es reproducido por Proceso con la autorización del semanario tijuanense. 

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