12 jun 2011

El Presidente Calderón en el encuentro con la comunidad mexicana

El Presidente Calderón en el encuentro con la comunidad mexicana
11 jun 2011 | Discurso
    San José, California, E.U.A., 11 de junio del 2011
“(…)
Una cosa más que quiero comentar. Yo sé que ustedes están preocupados por sus familiares allá, en México, y también por el problema terrible que hay en México, de la inseguridad. Porque, efectivamente, los capos no sólo de la droga, del crimen organizado, porque déjenme decirles, esto no es sólo un tema por la droga nada más.
A mí me preocupa más, especialmente, un bandido que está en un pueblo o en una comunidad, sintiéndose el dueño de ese pueblo y extorsionando a la gente o secuestrando, o pidiéndole cuota al agricultor, y pidiéndole cuota al de la gasolina, o pidiéndole cuota al aguacatero o al ganadero.
Esos tipos que se pretenden apoderar de nuestros pueblos, simplemente se les dejó entrar. No te metas con ellos mejor, no les hagas nada, date la vuelta, voltea para otro lado. Y, por eso, amigos, empezaron a meterse y a dominar, precisamente, nuestro, una buena parte, una parte de nuestro querido país.
No es ni la mayoría, no es, pero con uno o dos pueblos que estén en manos de esos villanos, ya ahí hay gente sufriendo una angustia que no debe sufrir. Y para dominar su territorio se pelean con otras bandas y causan estos crímenes horribles, que tanto dañan la imagen de México y tanto preocupan a los mexicanos.
Yo encontré esa situación, amigas y amigos. Los criminales empezaron a extenderse territorialmente. Cierto, antes simplemente pasaban droga a Estados Unidos y se acabó. Así, efectivamente, empezó el problema, pero luego, también, cuando nuestra economía empezó a crecer fuerte. Miren, el ingreso per cápita en México hace menos de 20 años, hace 15 años, era más o menos de dos mil dólares, tres mil dólares; ahorita es casi de 10 mil dólares per cápita, el promedio entre todos los mexicanos, 10 mil por persona.
Ellos también vieron un mercado apetitoso para su mercancía en México, y en lugar de cuidarse y preocuparse nada más por sobornar a un aduanal americano en la frontera para pasar su droga, empezaron a tratar de colocarla en los pueblos. Hagan de cuenta que era como la Coca Cola o la Pepsi Cola, tratan de poner su mercancía hasta el último pueblito de la última serranía. Es un mercado de retailers, como se dice aquí, es un mercado de distribución.
Pero, entonces, un cartel dice: Yo domino a este pueblo. Y si otro quería entrar se empiezan a dar y se empiezan a topar con todo.
Y qué pasa. Que antes para muchos, decían, es muy fácil, o llegas a un arreglo o te haces de la vista gorda con los criminales y nada más los dejo pasar; yo no te veo, yo no me meto contigo, tú no te metes conmigo, es un asunto Federal, dicen. Y tan, tan.
Pero qué pasa cuando en lugar de querer mercancía empezaron a meterse a dominar los pueblos. Ya no es de que: Me hago de la vista gorda y te vas. Si la autoridad se hace de la vista gorda, no se van, se quedan. Y se quedan a dominar y a hostigar a la gente, que es el problema que me preocupa. Porque ya asentados en la plaza del pueblo, con sus camionetas y con sus ametralladoras, se hacen dueños de todo el pueblo. Por eso sus familiares se preocupan tanto. Por eso les escriben: es que aquí están cobrando, es que aquí están amenazando, es que aquí están hablando.
Esa es la realidad que yo encontré, amigas y amigos, y que muchas veces no se ha podido o no se ha querido entender por muchos.
Pero qué es lo que debe hacer una autoridad, para qué le pagan a un Presidente.
Para lo que un Presidente, y también déjenme decirles, para lo que un Gobernador o un Alcalde, todos nos comprometimos el día que tomamos posesión. Hicimos un juramento. Juramos guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen. El primer deber de la autoridad es guardar la ley, y eso es lo que estamos haciendo en México.
Y lo que estamos haciendo, lo estamos haciendo en tres frentes.
Uno. Hay que enfrentar y combatir a los criminales. Nada de que: Yo nos los veo. Y nada de que: Mejor ni te metas con ellos. No. Se están apoderando de ese pueblo, vamos a darles, y vamos a sacarlos de ese pueblo. No,  es que tienen armas muy poderosas. Nosotros tenemos armas más poderosas. No, es que tienen una organización muy sofisticada. Nosotros también tenemos organizaciones muy sofisticadas, muy fuertes, muy disciplinadas. Es el Ejército Mexicano, y es la Marina Armada de México, y es la Policía Federal.
Toda la fuerza del Estado. Si hay una familia amenazada en Durango, o en Michoacán, o en Chihuahua o en Tamaulipas, esa familia merece el respaldo de todos los mexicanos, a través de sus instituciones.
No se le puede pedir a un Presidente, simplemente, que no se meta, que no haga. Qué hacemos, entonces, con esas familias que están sufriendo. Qué hacemos con esa gente que le exige, con toda razón, a sus gobiernos, y lo digo en plural, porque luego parece que eso es solo tarea del Presidente de la República.
Cuando le dice a sus gobiernos: Ayúdame, porque aquí hay tipos que están asaltando y que están secuestrando. El Gobierno tiene que ir en ayuda de las familias. Y eso es lo que estamos haciendo, amigas y amigos. Y estamos actuando contra los criminales.
Y sé que tienen poder, un poder que fue creciendo y madurando en el tiempo, pero estamos golpeando seriamente sus estructuras criminales.
Miren, hace dos años, por ejemplo, publicó la Procuraduría una lista de los 37 criminales más buscados, lo que llaman aquí los americanos Most Wanted, y de esos 37, hemos capturado o han muerto, oponiéndose a la captura, 20 de ellos; 20 criminales de todas las organizaciones criminales de México. Y vamos por más.
Hemos debilitado sus estructuras. Pero miren. También hay otras cosas que están ocurriendo. No sólo es este fenómeno, de que ahora se quisieron expandir en México, y por eso entraron en una actitud violenta contra la sociedad.
Aquí, el consumo de drogas en Estados Unidos sigue a todo lo que da. Y no sólo eso. Hay otro factor que, creo que entre todos debemos denunciar: el negocio de las armas en Estados Unidos, el negocio de las armas.
Siendo yo Presidente de la República, en cuatro años, saben cuántas armas les hemos arrebatado a los criminales. 104 mil armas, en cuatro años. Más de la mitad de ellas,  rifles de asalto: el AR-15, el AK-47; 11 millones de cartuchos, más de 10 mil granadas.
Y saben qué. Hemos demostrado, y lo han reconocido las autoridades americanas, que por lo menos el 85, 85 por ciento de esas armas, más de ocho de cada 10, fueron  vendidas en una tienda de armas en Estados Unidos.
Y  por qué eso. Es acaso por la Segunda Enmienda americana, que le da el derecho a cada ciudadano americano de defenderse, de defender a su familia y a su Nación.  Ojalá así fuera. Yo respeto el derecho y la Constitución de Estados Unidos, y en muchas cosas me parece admirable.
Pero la verdad, y como dije, a muchos representantes no les gustó, pero  lo dije en el Congreso de Estados Unidos, en mayo del año pasado: esas armas no están yendo a las manos de los buenos ciudadanos americanos. Esas armas  están yendo a las manos de criminales, que hoy están matando a mexicanos, pero que  un día pueden  matar, como de hecho ocurrió con el agente Zapata, a ciudadanos americanos, también.
Y por qué, entonces, sigue ese negocio de armas.
Yo lo digo abiertamente, por el lucro, por las ganancias que le produce a la industria armamentista norteamericana, este asunto. Yo acuso a la industria armamentista norteamericana de miles de muertes que están ocurriendo en México.
Yo acuso y exijo, exijo que se ponga orden en ese tema. Y no se trata de reformar la Constitución de Estados Unidos siquiera. Tan sólo con que restablecieran lo que puso el Presidente Clinton alguna vez: The Assault Weapons Ban, la ley que prohibía la venta de armas de asalto, con eso iríamos de gane en muchas cosas.
Si ustedes observan la Assault Weapons Ban expiró en el 2004. Y ustedes pueden ver claramente cómo la violencia empezó a crecer desde 2005 y, por supuesto, que tomó una espiral hacia arriba durante estos últimos seis años.
Tienen que tomarse medidas, porque esto no es un problema sólo de México. Esto es un problema de corresponsabilidad. El hecho de que vivamos al lado del mayor consumidor de drogas del mundo y que todo mundo quiera venderle droga a través de nuestra puerta o nuestra ventana, y que además, el amigo mismo le venda armas a todos los criminales, ese es el meollo y el problema de lo que estamos viviendo.
Por eso, el primer paso es enfrentar a los criminales.
El segundo. Modificar las instituciones públicas en México.
Yo sé que ustedes, cuando van a México se cansan de las mordidas de los policías.
La imagen de un policía en México, cuál es.
La imagen de un policía es esa, de corrupción. Y miren, siquiera fuera nada más mordidas para pasar por una carretera. Pero cuando esas mordidas las da un criminal de los que estamos hablando, entonces, les está entregando el poder del pueblo, que es la autoridad, a los criminales.
Y por eso, también he exigido, y está en la ley, y está en el Acuerdo por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad en México, que se cambien y se renueven todas las policías del país. Todas. Y estamos empezando por las Federales.
Propuse una ley, propuse una ley, de que toda la policía sea revisada conforme, no sólo a nivel Federal, sino a nivel estatal, conforme a lo que se llaman los controles de confianza, el vetting, como le dicen aquí los americanos.
Y qué es eso. Ahora sí que, como decimos nosotros, les pasamos la báscula a los policías. Les hacemos examen, primero, toxicológico. Y no se trata de que digan: Es que les dio clembuterol y lo que sea. No, sino de cocaína, de marihuana, de todo; porque un policía que tiene una adicción, no me digan para quién va a trabajar.
Examen psicológico. Por cierto, además, yo honestamente creo que los muchachos, porque los conozco, son buenos muchachos, los de la Selección, a propósito de este tema. Y de veras, ojalá, quiero que salgan bien. Yo sí creo que sí es un asunto de contaminación de comida, porque, efectivamente, muchos para que pese más kilitos la vaca, sí le ponen quién sabe cuánta sustancia.
Y, además, cuatro o cinco deportistas de primera, muchachos de primera, que no tienen ninguna adicción, que son sanos, de repente que sufran esto, la verdad es que me parece triste, injusto. Y ojalá todo salga bien.
Y por supuesto, que mañana estamos durísimo con la Selección Nacional.
Pero les digo, si un policía tiene, no este asunto del clembuterol, hagan de cuenta, si tiene adicción, cocaína, marihuana, heroína, crack, piedra, todo eso.  Cómo puede servir a la sociedad.
Les hacemos examen psicológico, les hacemos examen socioeconómico. A ver,  si tú tienes un salario de ocho mil, 10 mil pesos, y tienes casas aquí, coches allá, camionetas acá. Cómo explicas el dinero que tienes.
Y, sobre todo, les hacemos examen de polígrafo, que es una especie, como en las películas,  de detector de mentiras. Los ponemos ahí, con sensores de pulso, de imagen de los ojos, de ritmo cardiaco, y los interrogamos.  Y, a ver, amigo, tú qué tratos has tenido con los criminales. Y dicen: No, ninguno. Pero si ves que le botan todos los controles, ahí. El siguiente niño al pizarrón. En fin.
Estamos haciendo eso, a nivel Federal. Y como decía un amigo mío, En Paz Descanse, José Ángel Conchello: Para combatir la corrupción, no hay que olvidar que las escaleras deben barrerse de arriba para abajo.  Y por eso, estamos empezando por los meros, meros, de arriba. Y a nivel Federal, yo he obligado a todos los Secretarios a revisar todos sus cuadros, a ponerles controles de confianza permanentes. Y ya bajaron Secretarios, Subsecretarios, Directores, y ahí vamos con todos los oficiales.
La policía, para reclutar un nuevo elemento, la Federal, por ejemplo, les pone, primero, el control de confianza. Y también la ley obliga ya a que lo hagan también los estados; y que lo haga para todos igual.
Por eso, hace poco, el Gobierno Federal les pidió a los estados que ya, por lo menos a sus altos mandos, los pasaran a revisar. Porque cuando se acerca la fecha de que  ya está revisada toda la policía, y ni siquiera los altos mandos se revisan, de un estado, imagínense cómo va a estar el resto.

Entonces, estamos reconstruyendo las Instituciones. Y cuando a mí me preguntan cuándo va a terminar esta lucha por la seguridad, yo contesto eso. Es una lucha, como dije, y revisen mi discurso del primer día de mi Gobierno, 1 de diciembre de 2006: Va a ser una lucha  larga, y que va a costar dinero, y nos va a costar tiempo, y nos va a costar, por desgracia, y así ha ocurrido, lamentablemente, vidas humanas. Pero es una lucha que, unidos, los mexicanos vamos a ganar, porque de eso depende el futuro del país.

Ahora, cuándo más o menos la vamos a ganar. Y yo he dicho. Miren. Les doy una pista. El día que en México contemos con 32 policías estatales, confiables, bien preparadas, bien armadas, de muchachas y muchachos limpios, que quieran a México; el día que haya una oficina de procurador de justicia en cada estado que sea confiable y que tenga Ministerios Públicos honestos y probados, ese día, por supuesto, vamos a ganar la lucha por la seguridad pública de todos los mexicanos. Yo estoy seguro que así será.

Yo estoy seguro que así será, amigos, y estamos empeñados en eso.

Y la tercera estrategia es social. Necesitamos generar nuevamente valores y principios en los muchachos. Valores y principios.

Miren ustedes. Yo creo que muchos, todos son muy jóvenes aquí, se ve. Pero todos aprendimos de nuestros padres a respetarnos; aprendimos a respetar la vida, aprendimos a respetar a los demás, aprendimos a respetar el trabajo. Ustedes vienen aquí por eso, porque cumplen, además, con esa misión sagrada de ganar el pan con el sudor de su frente; porque sé que ustedes vinieron a eso, a trabajar, a buscar trabajo. Si no, se hubieran quedado allá haciéndoles maldad a los demás.

Pero eso lo hacen, amigos, porque tienen  principios y valores que yo comparto con ustedes. Pero hoy quizá muchos jóvenes no tienen eso, o son muchachos que se educan en la calle, sin escuela, sin familia, sin valores, sin trabajo, sin oportunidades y, entonces, los enganchan muy fácilmente.

Hemos medido que, por ejemplo, los adictos, las adiciones ya están empezando a los 11 años de edad, en promedio. Hemos visto que los enganchan fácilmente y, una vez que es adicto el muchacho, le empieza robando el monedero a la mamá. Y luego empieza con los amiguitos a robar los cristales de los coches, y luego termina siendo un sicario y termina su vida un día, quizá, preso o asesinado por una banda rival.

Ahora que hubo esta terrible, inaceptable, repudiable, cobarde masacre de migrantes, dos veces por cierto, en el mismo pueblo, en Tamaulipas, en San Fernando, hemos atrapado ya como a 87 elementos de esa banda que perpetró ese crimen horrible. Pero déjenme decirles que entre ellos, para tristeza nuestra, hemos capturado y llevado a un centro adecuado para su tratamiento a varios menores. Uno de ellos, de 14 años de edad y otro de 19 años, que reconoce haber matado él más de 100 personas.

La verdad, amigas y amigos, tenemos que cambiar también nuestra sociedad, trabajarle muy duro para darles oportunidades a los muchachos, de educación, de trabajo, de salud. Pero, sobre todo, recuperar los valores que nos han hecho una sociedad orgullosa de nuestra familia, una sociedad trabajadora y respetuosa de los demás.
Y necesitamos, también, recuperar la autoridad.
Por qué, señores.
Porque la única manera de que podemos conducir nuestra sociedad a la prosperidad es por la vía de la ley. Por eso estamos empeñados tanto en ello.
Finalmente, amigas y amigos, porque ya me dicen que llevo como 20 minutos afuera del programa.
Quiero decirles que estamos comprometidos totalmente con ustedes. A los braceros, además, quiero decirles que conozco ese tema, y lo que voy a hacer es lo siguiente.
Voy a proponer. Fíjense, este tema de la deuda con los braceros viene, ahora sí que desde cuándo, yo creo que desde los 40 o los 50. Yo, como Presidente, fui el primer Presidente que empezó a pagar esa deuda.
Hicimos ya todo el padrón de los beneficiarios del Programa Bracero. De lo que nos da el Congreso lo repartimos entre todos y ahí vamos pagando, año con año. Poquito, por supuesto. Yo quisiera que fuera de una vez todo.
Pero les voy a prometer una cosa. Voy a hacer todo lo  posible para que en el próximo Presupuesto de Egresos, le propondré al Congreso de la Unión que liquidemos totalmente esa deuda con los braceros de México el próximo año.
Y otra cosa, amigas y amigos, y finalmente. México, comoquiera que sea, México, a pesar de sus problemas, está cambiando. Su economía está creciendo. Se están generando empleos, no todos los que necesitamos, por desgracia, pero más vale que se estén generando empleos.
Estamos cubriendo las necesidades de salud de nuestra gente, que tanto ha sufrido de marginación y de discriminación.
Nos hace falta recorrer mucho terreno en la educación, pero estamos avanzando más que nunca en ese tema, abriendo oportunidades para los muchachos.
Queremos, nosotros, construir ese México en el que un día, un día, no tenga nadie que irse por hambre o por necesidad. Ese México verdaderamente de oportunidades, que pueda llamarse, y con justicia, una Nación próspera.
Yo sé, amigas y amigos, que ese México se puede, y se va a poder en función de lo que ustedes hacen, y me refiero, en función al trabajo. Porque ustedes si han salido adelante aquí, en California, ha sido por su trabajo, no ha sido por la caridad de nadie, no ha sido por el favor de nadie, es que han trabajado y han aportado sudor y lágrimas, estoy seguro, y sangre, quizá, a la prosperidad de una sociedad como ésta.
Y México también, tenemos los mexicanos que volver a esa ruta, donde, como decía Gandhi, no hay riqueza sin trabajo, y no hay éxito sin esfuerzo.
Ese México va a salir adelante, porque a pesar de que hay mala gente,  y a pesar de que hay  malvados, somos más, millones, y millones de mexicanos más, los que queremos trabajar, los que queremos salir adelante, los que amamos profundamente a México y vamos a estar ahí, en la raya, hasta lo último, defendiendo a nuestro país.
Así que, amigas y amigos:
Sepan ustedes, transmítanle a los miles y miles de paisanos que están aquí, que insisto, los extrañamos mucho, que los queremos ver algún día de nuevo en casa y, para ello, vamos a construir, precisamente, las condiciones que permitan que México sea lo que siempre ha debido ser: un país de oportunidades.
Sé que falta mucho, y sé que el camino es largo, pero bien dice el refrán, que un viaje de mil leguas, comienza con un paso. Nosotros estamos dando esos pasos, y necesitamos darlos todos juntos, los mexicanos, de allá, y los mexicanos de aquí.
Porque para mí, hoy reitero lo que tanto me han criticado, pero estoy convencido que es cierto. Allí, allí donde esté un mexicano, para mí, ahí está la Patria, y estamos aquí con ustedes.
Muchísimas gracias.
Y mucha suerte, amigas y amigos.

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