28 feb 2012

Reunión de Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del G-20

Reunión de Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del G-20
25 feb 2012 |  México, D.F., 25 de febrero del 2012
Es un honor darle la bienvenida con motivo de esta Reunión de Ministros de Finanzas y de Gobernadores de los Bancos Centrales del G-20.
México agradece mucho la confianza de todos los países miembros del grupo y busca corresponder a esa confianza con un trabajo responsable, con un trabajo activo, que a través del diálogo, un diálogo ordenado e intenso, nos permita realizar con éxito la Reunión de Los Cabos del G-20.
Sin duda, esta alta distinción nos llena de orgullo, pero también de un gran sentido de responsabilidad. Particularmente, por el momento tan delicado de la situación económica global.
Y sé que son ustedes, Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales, quienes tienen el conocimiento, la capacidad, y me atrevo a decir el poder para que el G-20 sea exitoso, y nos permita enfrentar, también con éxito, los enormes desafíos mundiales.
Así que, les pido su ayuda para que así sea.
Como saben, nuestra economía enfrenta, como todos, la difícil coyuntura internacional. Sin embargo, el año pasado México creció casi 4 por ciento y generó aproximadamente 600 mil nuevos empleos netos en el sector formal.
Ello en un contexto de finanzas públicas en orden, un déficit público menor al 2.5 por ciento de nuestro PIB, y la deuda externa total de México representa el 32 por ciento de nuestro Producto Interno Bruto.
Nuestras reservas internacionales rebasan los 147 mil millones de dólares, representan dos veces y medio el total de la deuda del Gobierno Federal interna y externa. Y, además, contamos con una disponibilidad acordada hace tres años con el Fondo Monetario Internacional por 72 mil millones de dólares adicionales.
Nuestro sistema bancario es sólido. Los bancos mexicanos registran en promedio un nivel de capitalización superior al 15 por ciento, muy por encima, incluso, de los nuevos estándares establecidos por Basilea.
Finalmente, también, nuestra economía va adquiriendo cada vez mayor competitividad.
El año pasado alcanzaron nuestras exportaciones un récord de 350 mil millones de dólares que, para darles una idea la exportación de manufacturas mexicanas es mayor a toda la exportación de manufacturas de todos los países de América Latina y el Caribe juntos.
Sin embargo, también, sabemos que la actual crisis nos afecta a todos, en mayor o menor medida, y por eso, estamos muy interesados en contribuir a su solución.
Dentro de la gravedad de la situación que a todas luces existe en Europa, me alegra el ver que los países del euro están poco a poco construyendo las soluciones que se necesitan.
Vemos con simpatía, por ejemplo, que se han logrado importantes acuerdos y reformas para que diversos países en aquella región, tomen medidas creíbles, a fin de reducir sus enormes déficits fiscales y externos; y que se ha aprobado, también, un segundo paquete de rescate en el complicado caso de nuestros amigos griegos.
Sabemos que falta mucho por hacer, pero claramente son pasos en la dirección correcta.
Es en este contexto en que la Presidencia mexicana del G-20 ha propuesto una agenda de trabajo con cinco prioridades:
Primero. Recuperar la estabilidad económica y el crecimiento.
Segundo. Fortalecer las instituciones financieras internacionales.
Tercero. Mejorar los sistemas financieros, incluyendo medidas para ampliar la inclusión financiera.
Cuarto. Abordar el tema de la seguridad alimentaria.
Y Quinto. Impulsar el crecimiento verde.
Como puede observarse, queremos abordar los principales desafíos del futuro, y no sólo los de la coyuntura.
Sin embargo, es evidente que la problemática económica actual será dominante en la preocupación de los países participantes y, también, dominante en la opinión pública. Y eso tiene que ver con nuestra primera prioridad: La estabilidad y el crecimiento.
Como decía hace un momento, nuestro país se consolida poco a poco como una economía estable que crece y que genera empleos. Sin embargo, llegar a este punto ha sido muy difícil, no ha sido fácil de ninguna manera.
Hemos aprendido de nuestros propios errores, de las crisis económicas que hemos tenido en el pasado y que, quizá, puedan ser relevantes para enfrentar en algunos aspectos la actual situación económica.
Quizá, la lección más importante que hemos aprendido es que frente a los problemas hay que actuar con contundencia, y hay que actuar con oportunidad para recuperar la credibilidad y la estabilidad económica.
Es cierto, fue importante para nosotros distinguir entre problemas de liquidez y problemas de insolvencia, actuar de manera diferente en uno y en otro caso. Pero lo que es medular, es tomar medidas firmes para recuperar la confianza de inversionistas y de mercados.
Más allá de las soluciones técnicas, muchas de las cuales tuvimos que experimentar en condiciones muy difíciles en América Latina, la clave es, como decía el estimado doctor Agustín Carstens, Gobernador del Banco de México, la clave es convertir el círculo vicioso de problema económico, falta de confianza de los mercados, alza de tasas de interés y mayores dificultades económicas, en un círculo virtuoso.
Respuesta contundente a los problemas que genere mayor confianza de los mercados, que provoque la baja de las tasas de interés, y que bajas tasas de interés contribuyan a soluciones todavía más vigorosas de los problemas económicos.
Y si bien el diseño de las soluciones puede ser un asunto técnico, la oportunidad y la contundencia de las soluciones son un asunto de liderazgo, son un asunto de liderazgo internacional, y eso es lo que el mundo está demandando en este momento: Una respuesta firme, una respuesta contundente en términos de respaldo internacional para recuperar la credibilidad y la confianza.
Por eso, insisto en que la solución que técnicamente se diseñe, tiene que ser contundente, tiene que ser abrumadora, tiene que ser una respuesta que exceda, incluso, a los mayores de los temores.
Es cierto, sabemos que la principal responsabilidad recae en los países europeos, que tienen ahora estos problemas; pero, también, nos queda claro que todos, todos debemos ayudar, y mostrar esa voluntad de todos, también es importante para el mundo, y también es importante para solucionar esas perspectivas.
Todos vamos en el mismo barco, y no importa que el agujero del barco esté en primera, en segunda o en tercera clase. No importa que esté en la proa o en la popa del barco, a babor o estribor, es el mismo barco y tenemos que arreglarlo.
Y aunque es justo que se demande que primero se den los pasos por parte de quienes estén más involucrados en la problemática, lo cierto es que la solución final requerirá el esfuerzo del mundo completo.
Decía el poeta español León Felipe, que vivió largos años en México: Que no es lo que importa llegar sólo ni pronto, sino llegar con todos y a tiempo. Y creo que eso es lo que tenemos qué hacer en la búsqueda de una solución internacional.
Pienso que mientras más rápida y más fuerte sea la respuesta de la comunidad internacional, a través de la medida que se tenga que construir, una barrera de fuego famosa, por ejemplo, la bazuca como le hemos denominado, también.
Mientras más rápida sea esa respuesta, menos dinero terminaremos pagando, efectivamente. Tenemos que conseguir y poner tanto dinero ahí, que al final del día no tengamos que gastar un solo centavo de ese dinero.
Por otra parte, mientras más tardemos en construir soluciones, mientras más dubitativos estemos en encontrar esas soluciones, la solución, tarde o temprano, va a ser mucho más costosa para todos nosotros.
Sin duda, recuperar la estabilidad económica es la parte más importante de la ecuación. Sin embargo, es sólo una parte de la ecuación. Tenemos que hacer frente, al mismo tiempo, a los retos actuales.
De ahí que el G-20 también tiene que analizar el resto de nuestros problemas, no es sólo estabilizar las finanzas, sino cómo recuperar el crecimiento económico, cómo hacerlo, además, en un entorno en donde las políticas fiscales y monetarias expansivas, están dando, en algunos lugares, claros signos de agotamiento; o bien, ya por las restricciones impuestas de la coyuntura, son ya imposibles de tomar por parte de muchos países.
Creo que podemos recuperar el crecimiento a través de varias vías:
Uno. Como ya lo están haciendo muchos países, promoviendo reformas estructurales que permitan elevar la competitividad de las economías, su productividad, y generar con ello crecimiento sustentable y duradero.
Dos. Quizá la respuesta más importante de la recuperación del crecimiento con restricciones en políticas monetarias, fiscales, y expansivas, es fortalecer el comercio global.
Y aquí yo llamo a los Gobiernos a que más allá de la frase tradicional, que suele aparecer en los documentos del G-20, y que dice: Concluyamos cuanto antes la Ronda de Doha, y que hemos repetido unos dos o tres años, hay que preguntarnos qué podemos hacer en concreto para expandir el comercio aquí y ahora dada las circunstancias que tenemos.
El comercio es clave para recuperar el crecimiento. Y esto, desde luego, incluye el atender los desequilibrios globales en economías con fuertes superávits de cuenta corriente, para que puedan fortalecer su mercado interno, y hacer crecer no sólo sus economías, sino la economía global.
Tres. Tenemos que renovar la infraestructura en los países desarrollados, pero, sobre todo, en países en desarrollo. En donde, por cierto, se están abriendo enormes oportunidades de crecimiento y de negocio.
Y en este tema hay una paradoja que jugará a nuestro favor. Hay una gran cantidad de capital, hay una gran cantidad de dinero privado disponible en el mundo, en fondos de pensiones, en fondos soberanos, en compañías aseguradoras.
Y si logramos hacer el match, el encuentro entre pasivos de largo plazo, como son las obligaciones de pensiones y de fondos de ahorro, con activos de largo plazo, como son las inversiones en infraestructura, esto tendrá un efecto positivo en tasas de crecimiento.
El tercer nicho de oportunidad, está en la expansión del crecimiento a través del acceso a la bancarización de las empresas personales y las pequeñas y medianas empresas.
Y el cuarto está en el desarrollo sustentable mismo, en el crecimiento verde. A eso me voy a referir más adelante.
Entonces, la segunda prioridad para México es fortalecer a las instituciones financieras internacionales, y claramente nos referimos al Fondo Monetario Internacional, a los mecanismos europeos de apoyo financiero, a lo s bancos de desarrollo regional, a las entidades multilaterales.
Por qué.
Porque necesitamos instrumentos financieros del Siglo XXI. Las instituciones de Bretton Woods fueron diseñados en un momento de postguerra.
Hoy tenemos que diseñar instituciones para el momento de la peor crisis que tengan memoria las generaciones presentes y para el futuro de postcrisis que también tenemos que diseñar.
Estas instituciones en el presente tienen que tener herramientas y facultades y, desde luego, recursos, sea para intervenir adecuadamente en la renegociación de deudas, sea para funcionar como respaldos financieros eficaces, barreras de fuego, si se quiere, para la crisis actual y para prevenirlas en el futuro.
El Fondo Monetario, por ejemplo, debe adoptar una estrategia que le asegure disponibilidad de recursos a largo plazo y debe ser capaz, no sólo de intervenir cuando existan problemas de balanza de pagos, que ese era su diseño original, sino también articular soportes financieros masivos en problemas de liquidez, como los que estamos enfrentando ahora.
Y aquí la labor de ustedes es crucial, no sólo al implementar los acuerdos existentes, sino adoptar nuevos, acordes con la nueva realidad.
La tercera prioridad es acciones decididas en los sistemas financieros.
Sabemos que una buena parte de la crisis, que dura ya casi  5 años, se originó por una serie de decisiones equivocadas, por una incursión desmedida en riesgos por parte de entidades financieras privadas y públicas.
Y no podemos permitir que nuevamente esta falta de previsión o de regulación, o de irresponsabilidad, genere costos tan elevados para miles de millones de seres en el mundo.
Hay que mejorar la regulación sin que ésta eleve los costos financieros de las entidades y de los países, y que podamos contar con mercados financieros más eficientes y reducir los riesgos de una nueva crisis financiera global.
En este marco, para nosotros es muy importante la inclusión financiera. En México estamos convencidos de que más personas deben tener acceso a los servicios públicos, financieros, perdón, particularmente los más pobres.
Por eso, insistiremos en que el G-20 fomente la educación y la inclusión financiera. Esto es crucial, además, para el financiamiento de las micro, pequeñas y medianas empresas, y para las empresas personales, que si logramos hacerlo, también contribuirán a impulsar crecimiento económico con equidad. Y crecimiento económico con equidad es justo lo que estamos todos buscando.
La cuarta prioridad es seguridad alimentaria.
Si entendemos que la gente más pobre del mundo, hablo por lo menos de mil millones de personas, dedican diariamente la mitad de su ingreso a conseguir alimentos, y si observamos que el precio de los alimentos se ha duplicado durante la última década, podemos prever, aunque no han aparecido aún cifras actualizadas, que la pobreza en el mundo se ha incrementado dramáticamente en los últimos años.
El aumento en el precio de los alimentos explica también, quizá muchas cosas, no sólo la hambruna en el  Cuerno de África, que hace 20 años hubiéramos asegurado que nunca ocurriría otra vez, sino también quizá puede estar atrás de turbulencias económicas, sociales y políticas, que se han visto en todas partes: En el Norte del Continente Africano mismo, en el Medio Oriente,  en otras regiones.
Así que las economía del G-20 tenemos que abordar el problema de seguridad alimentaria y no sólo por razones humanitarias, que desde luego hay que hacerlo, también, paradójicamente, porque ahí hay otras grandes oportunidades de crecimiento económico.
Por qué.
Porque con los precios de los alimentos, hoy en día y de los commodities en general, si logramos canalizar nuestros esfuerzos para generar una segunda revolución verde, también podremos incrementar enormemente la competitividad de la productividad de las economías.
Eso se puede hacer si orientamos nuestros esfuerzos a la innovación y a la adopción de tecnologías que eleven productividad agrícola.
Y finalmente, la quinta prioridad, es una estrategia que impulse el crecimiento verde. Sabemos que este es un tema polémico. Sin embargo, no podemos obviar que el cambio climático es un grave desafío para la humanidad.  Sus efectos adversos ya se están viviendo en todo el mundo.
Aquí, en nuestro país, en el Norte de la República, y en el Sur de los Estados Unidos estamos viviendo la peor sequía desde que se tenga registro; es decir, la peor sequía en 180 años.
Hace un rato el Ministro de Finanzas de Alemania me preguntaba si era usual que lloviera en el mes de febrero en México. Le dije: Francamente no es usual. También es un poco de cambio climático, espero que no enfríe mucho la cena el día de hoy. Pero se  están viviendo ya las consecuencias de ello.
El costo que los países afectados por cambio climático tenemos que pagar ya en gastos de adaptación es varias veces mayor al que teníamos que emplear apenas hace 2 décadas.
Y seguramente, lo que invirtamos hoy para combatir el cambio climático será mucho menor que lo que tengamos que invertir mañana si no actuamos para mitigar.
Pero también, amigas y amigos, no es sólo una cuestión de cambio climático.
Quiero poner el énfasis mejor en el crecimiento, así sea un crecimiento verde. Y  por qué razón.
Porque aquí también tenemos grandes oportunidades para nuestro objetivo del desarrollo sustentable y del crecimiento.
Como decía el doctor Gurría, si ponemos más el énfasis en la palabra: crecimiento, que en la palabra: verde, quizá nos podamos entender mejor.
Porque hay oportunidades nuevas que no teníamos antes.
Primero. Primer factor nuevo o distinto, mejor, en esta coyuntura es, los altos precios del petróleo. Los altos precios del petróleo están marcando claramente una oportunidad económica para fuentes de energía distintas de combustibles fósiles o, en otras palabras, la energía renovable se vuelve más rentable en términos relativos, y es la oportunidad de impulsarla.
Segundo. Una noticia desafortunada. El terrible desastre nuclear sufrido por el querido pueblo de Japón que ha obligado a cuestionar todo el elemento de desarrollo nuclear y también es un factor que incide en ver con mayor interés las fuentes de energía renovable.
Y tercero, otra vez. La enorme disponibilidad de capital disponible en fondos de pensiones y otros en el mundo, que está buscando proyectos rentables. La cuestión interesante es que hoy la industria del crecimiento verde tiene una gran cantidad de proyectos rentables económicamente; es decir, que tienen un valor presente neto positivo y que son verdaderos negocios en el mediano y en el largo plazo.
Lo que tenemos que hacer, pienso, en el G-20, es encontrar de manera pragmática  otra vez, mecanismos financieros que nos permitan hacer el encuentro, otra vez, el match, entre el capital disponible y una lista muy clara y muy pragmática de negocios rentables de crecimiento verde.
Aquí, su papel como Ministros de Finanzas es clave para diseñar tales incentivos y mecanismos financieros.
Muy estimados amigos:
Estos son los temas que México impulsa en la Presidencia del Grupo de los 20.
Quiero reiterarles el firme compromiso de mi Gobierno para impulsar el diálogo, no sólo con las naciones que integramos el G-20, sino también con países no miembros, con organizaciones internacionales, empresarios, instituciones académicas y sociedad civil.
Queremos hacer lo del G-20 un foro que, independientemente de que conserve su diseño y procesamiento en la mesa principal, pueda ser, al lado de ella, más abierto e incluyente, y pueda tender puentes entre economías avanzadas y emergentes.
Tenemos que fortalecer el G-20. Fortalezcámoslo con acuerdos sustanciales para la estabilidad económica y para el diseño del desarrollo sustentable de las próximas décadas en todo el mundo.
Demostremos, con la capacidad y conocimiento que ustedes tienen, que el G-20 es el foro más efectivo para  atender los problemas globales apremiantes que estamos enfrentando.
Y hagamos de esta reunión en Los Cabos una buena noticia para el mundo y un éxito para todos nosotros.
Muchísimas gracias.
Y muy bienvenidos a nuestro querido México.

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