29 ago 2012

El control de confianza

El Presidente Felipe Calderón participó en el Foro Nacional: Sumemos Causas, Ciudadanos + Policías, celebrado en el Museo de Antropología e Historia de Reforma, 28 de agosto de 2012
Dijo:

“...Aquí quiero hacer un agradecimiento muy cumplido al Gobierno de los Estados Unidos de América, por conducto de usted, Embajador Wayne, por el apoyo que  ha brindado a México en estos años, fundamentalmente, a través de la Iniciativa Mérida, que nos ha servido, entre otras cosas, para construir cuerpos de seguridad más confiables y más profesionales.
 Y, también, quiero manifestarle, Embajador, que lamento profundamente los sucesos ocurridos hace unos días en el Estado de Morelos.  Como ustedes saben, estos hechos se están investigando a fondo, con todo rigor y severidad por la Procuraduría General de la República para deslindar responsabilidades y actuar en consecuencia, porque no podemos permitir que pasen esos hechos….
Discurso completo:


Muy buenos días a todos.
 Doctora María Elena Morera, Presidenta de Causa en Común, Asociación Civil. Muchas gracias por su invitación.
 Excelentísimo señor Anthony Wayne, Embajador de Estados Unidos en México.
 Estimados colaboradores del Gobierno Federal.
 Ingeniero Héctor Larios Santillán, Presidente del Observatorio Nacional Ciudadano de la Seguridad, la Justicia y la Legalidad.
 Estimada Josefina Ricaño de Nava, Presidenta de México Unido contra la Delincuencia.
 Licenciado Félix Gavito, Presidente de la Fundación NEMI.
 Consejeras, Consejeros de Causa en Común.
 Muy apreciables servidores públicos, policías de México.
 Muy estimadas, muy estimados representantes de la sociedad civil.
 Estudiantes universitarios.
 Estimados invitados especiales.
 Señoras y señores:
Celebro el poder participar en este Foro, en el que convergen, quizá, dos de los pilares que hoy sostienen la lucha por un México más seguro: la actuación policial y la participación corresponsable de la sociedad en la tarea de seguridad.
Yo agradezco mucho a Causa en Común, no sólo por habernos reunido aquí, sino por su importante labor de opinión, de seguimiento, de proceso de modernización de las instituciones de seguridad y justicia, que es vital para la vida de México.

 El trabajo de María Elena Morera y de su equipo ha sido un ejemplo de liderazgo social, un ejemplo de responsabilidad, en tiempos en los que México, precisamente, requiere ello. Requiere la participación de todos los ciudadanos y requiere una gran responsabilidad y liderazgo social.
Para entender mejor la situación actual en materia de seguridad, vale la pena recordar cuál era el panorama en estas materias que hoy nos reúnen.
El control de confianza, hace poco menos de seis años.
Cuando empecé mi mandato, encontramos que los integrantes de las corporaciones policiales del país carecían de esquemas elementales de evaluación y de control, y de mecanismos modernos para su profesionalización.
Yo recuerdo que únicamente eran sometidos a control de confianza algunos servidores públicos, precisamente, involucrados en tareas de colaboración con los Estados Unidos. Eran los únicos que eran sometidos a control de confianza. De manera tal, que hubiera confianza de las dos partes, válgame la redundancia, de poder hacer alguna operación, alguna investigación conjunta, etcétera.
Y, también, sujetos a control de confianza, los servidores públicos, básicamente, involucrados en tareas de seguridad nacional, en el CISEN, de determinados rangos.
Pero, en general, amigas y amigos, en general, no había control de confianza, de ningún tipo, en las policías de México, de ningún nivel. De hecho, lo habitual era que no lo hubiera.
Y, también, nos encontramos paralelamente, a mi juicio, muy vinculadamente, la situación social, todavía presente, de una enorme desconfianza de los ciudadanos en las policías de todos los niveles.
Para mí, era claro que había una relación de conexión ahí. Por un lado, falta de procedimientos de control de confianza; por otro lado, una gran desconfianza de los policías.
Y aunque es cierto que no basta el examen de control de confianza, para recuperar la confianza en los cuerpos policiacos, sino que se requiere una acción continua de conducta, que genere credibilidad y confianza en la ciudadanía, también es cierto que el examen de control de confianza es un instrumento eficaz, precisamente, para recuperar tal confianza.
Tanto, porque genera, precisamente, cuerpos policiacos íntegros, como también es un elemento objetivo, limitado si se quiere, pero un instrumento técnico al fin, que permite decirle al ciudadano: Este policía, esta mujer, este hombre, que te sirve como policía, no sólo porta un uniforme, sino que merece portarlo. No  sólo está encargado de cuidarte, sino, efectivamente, tenemos elementos para suponer que no está vinculado a los criminales, como, desgraciadamente, tan vinculados a los criminales han estado a los policías en muchas partes del país.
Para los ciudadanos, la función policial no era sinónimo de profesión honorable. Era, tristemente, sinónimo de ineficiencia, arbitrariedad y corrupción. Y vaya que me consta que la mayoría de los policías en México, la mayoría, a mi juicio, son confiables. Pero, en la medida que no hay una sistematización del control de confianza, comenzando por los mandos superiores y los mandos medios, no puede generarse una estructura de confiabilidad en la policía, ni siquiera los propios elementos policiacos confiables pueden confiar en sus compañeros y en sus superiores, porque pueden verse, precisamente, involucrados o víctimas, incluso, de las acciones, probablemente, delictivas de alguno de sus propios compañeros.
Las instituciones policiales se encontraban en un persistente proceso de debilitamiento y de vulnerabilidad, y, quizá, eso, amigas y amigos, venía desde hace mucho tiempo en México.
Vaya, por un lado la percepción en cualquier encuesta que tiene el ciudadano de la policía era ínfima, era de muy poca apreciación.
Pero por la otra estaba arraigada como una idea cultural y, entre comillas, para algunos, tolerable, de la corrupción en los cuerpos policiacos. Sólo que la corrupción era asumida como una práctica, de alguna manera, inofensiva, para ciudadanas y ciudadanos en algunas partes del país.
Es decir, la mordida, concretamente, a un agente de tránsito, a un agente de policía de vialidad, era asumida como algo normal, todavía, por desgracia, persiste esa cultura de corrupción.
Sin embargo, cuando la corrupción no se asocia sólo a este tipo de prácticas, sino cuando la corrupción comienza a asociarse a grupos criminales, a bandas de secuestradores, de extorsionadores, de narcotraficantes se genera, entonces, una verdadera putrefacción de las instituciones públicas en materia de seguridad.
Qué fue lo que encontramos al principio de la Administración.
Que, por un lado, había esta vulnerabilidad, este persistente proceso de debilitamiento de las instituciones policiacas y, a la vez, esta vulnerabilidad se ve sorprendida por una oleada de crecimiento expansivo de la criminalidad, que he explicado en varias ocasiones, entre otras cosas, porque el cambio en la lógica, sobre todo, vinculado al mercado de drogas, no sólo de exportar droga a Estados Unidos, sino, también, de distribuirla en México en muchos sitios, generó una expansión territorial que no existía antes.
Y esta expansión territorial encontró un campo fértil, un campo abonado en instituciones policiacas vulnerables.
Saludo, también, al Gobernador Marco Antonio Adame, Gobernador del Estado de Morelos, aquí presente.
Encontró un campo fértil de expansión en policías vulnerables, en policías corrompibles, tocables. Y eso, precisamente, generó prácticamente una quiebra del problema de seguridad en el país. La expansión del crimen, por un lado, y policías incapaces de enfrentar el crimen, por el otro, hizo un juego terriblemente peligroso para México.
Es lo que se llama los juegos de seis puntos en el fútbol, en los campeonatos, cuando están empatados dos equipos y van a jugar entre sí, el que gane se lleva prácticamente seis puntos; es decir, no sólo los tres puntos que saque, sino, además, hace que su oponente principal pierda tres.
Aquí, también, sucede en que no sólo crecía el crimen, sino que la policía no lo podía enfrentar, o no lo quería enfrentar en muchos lugares. Ante esta situación, pusimos en marcha una estrategia integral sustentada en tres ejes de acción:
El primero. Por obvio que parezca, implicó una decisión importante, enfrentar a las organizaciones criminales, enfrentar a los criminales. Durante mucho tiempo, seguimos un debate en México si era lo correcto enfrentar a los criminales o no. Si era lo correcto enfrentar a las organizaciones criminales o no. Si era tolerable vivir con las organizaciones criminales o no.
Lo segundo. Fue reconstruir las instituciones de seguridad y justicia en el país, que estaban terriblemente debilitadas, quebradizas.
Y el tercero. Consistió en el fortalecimiento del tejido social.
En el marco del segundo eje, precisamente, el de la reconstrucción de las instituciones públicas policiales y ministeriales, tratamos de atacar el problema de raíz.
Y diseñamos e implementamos un nuevo modelo de policía para transitar de un esquema reactivo a altamente propicio a la corrupción, sin elementos de confiabilidad, a un esquema preventivo, basado en la fortaleza institucional, apoyado en la generación y uso de inteligencia, y en la confiabilidad de los miembros de los cuerpos policiacos.
Este nuevo modelo de policía ha sido la hoja de ruta para la transformación de muchas instituciones, entre ellas, la Policía Federal, de la Policía Ministerial, en la PGR, y en las Fuerzas Armadas mismas, que también están cada día mucho más más intensos en sus propios procesos de control de confianza, de sus mandos medios, superiores y, también, de aquellos oficiales y elementos de tropa vinculados a las tareas más sensibles.
 Y fue concebido el modelo policial para replicarse en las 32 entidades federativas de todo el país.
 Qué se requería para dar sustento a este modelo.
 En primer lugar. Se requería hacerlo obligatorio, porque era un cuento de nunca acabar, el que todas estas medidas para tener órganos confiables fueran sujetas a la voluntad, al de un día sí quiero, otro día no quiero, de cualquier gobernante.
Se requería establecerlo en ley. Y por eso, impulsamos una reforma integral al marco jurídico, concretamos una reforma constitucional histórica y nuevas normas en materia de seguridad y justicia, e incorporamos el nuevo modelo de policía.
Y ahora todos los Gobiernos estamos obligados por ley a implementar el nuevo modelo de policía, lo que contribuirá a alinear sus capacidades y a desarrollar estrategias de alcance nacional para la prevención y el combate a los delitos.
En segundo lugar. México requería una nueva infraestructura tecnológica y capacidades operativas para combatir al crimen. Por eso, se crearon herramientas como Plataforma México.
Un sistema en el que todas las instituciones policiales pueden procesar información sobre el fenómeno delictivo o, incluso, sobre eventos policiacos.
Déjenme decirles, también, al inicio de mi sexenio, encontramos que la información policiaca en el país se pedía telefónicamente o por oficio, y se enviaba a quien la solicitaba por fax: Oye, necesitamos un reporte, tenemos un sospechoso; por fax, a alguna policía donde sospechaban que había estado esta persona. Y: Tenemos este reporte, o no tenemos este reporte.
Hoy, con Plataforma México, tenemos una base de datos, una base informática de más de 500 millones de datos.
Y qué son estos datos.
Son huellas dactilares, por ejemplo, de policías mismos. Son huellas dactilares de personas que están purgando una condena. Son pruebas balísticas, en el caso de muchas armas, que estamos probando. Son placas de automóviles, reportes de vehículos robados, media filiación de sospechosos, reportes policiacos. El reporte policial, por ejemplo, que nos ha costado tanto trabajo que lo suban a Plataforma México, finalmente, está alimentando la base de datos. Dice: Tuvimos un incidente de tránsito de este vehículo, tales placas, etcétera.
Y eso nos va a dar, nos está dando ya, una plataforma muy, muy poderosa, precisamente, para la investigación científica de los delitos.
Pienso, por ejemplo, en el caso del Casino Royale, ocurrido, fatalmente, hace un año, por una bestialidad de los criminales y, sin embargo, fue posible dar con los responsables a través de huellas dactilares registradas en la base de datos de Plataforma México.
Hoy, México está construyendo instituciones de vanguardia equipadas con tecnología de punta para la investigación y la prevención de los delitos.
Y en tercer lugar. Necesitábamos garantizar que elementos honestos y profesionales, y, ojo, elementos honestos y profesionales estuvieran en las filas de los cuerpos de seguridad. Y para eso se creó un Sistema Integral de Desarrollo Policial, que hoy es el sustento para la depuración, profesionalización y regionalización de las instituciones de seguridad en los tres niveles de Gobierno.
 Uno de los elementos centrales de este sistema ha sido la creación de un modelo nacional de evaluación y control de confianza, para aplicación de evaluaciones integrales al personal de corporaciones policiales en todo el país.
 El Gobierno Federal se comprometió a evaluar a todo el personal de las instituciones de seguridad federales. Y lo estamos cumpliendo.
Al día de hoy, se encuentran evaluados policías federales y, además, elementos de la propia Secretaría de Seguridad en casi 50 mil, casi 20 mil integrantes de la Procuraduría General de la República, la totalidad de los oficiales y los mandos de las Fuerzas Armadas, etcétera.
 Sin embargo, amigas y amigos, si miramos atrás, hace seis años, insisto, a nivel nacional no existía el control de confianza. Un día, en el futuro, cuando tengamos, finalmente, instituciones policiales y ministeriales confiables, esto va a parecer como anecdótico. No había, ni siquiera, controles de confianza en las policías.
Y, sin embargo, amigas y amigos, mientras no completemos todo el proceso, todavía vamos a estar viviendo, precisamente, las deficiencias de falta de confiabilidad. Es una de las cuestiones más difíciles, quizá, del reto por la seguridad pública en México.
Porque, obviamente, todos buscamos resultados: Disminución de delitos, de homicidios, de secuestros, etcétera, etcétera. Pero para tener estos resultados, necesitamos hacer las cosas de manera diferente. Y para hacer las cosas de manera diferente, necesitamos cambiar una serie de procesos e instrumentos en la política pública de seguridad.
Entonces, el seguimiento de lo que ha sido, por ejemplo, el Compromiso Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, y la ley misma de seguridad pública, es cumplir con nuevos procedimientos. Uno de ellos, es el control de confianza a todos los elementos policiacos.
Mientras este proceso no esté terminado, no vamos a poder ver si el proceso fue útil para obtener los resultados que buscábamos. Lo que puede hacer la autoridad es darle seguimiento, no sólo al resultado, sino al proceso de cambio. Y cuando el proceso de cambio se completa es cuando viene, precisamente, la mayor fortaleza en la generación de resultados.
Por eso, por un lado, hay  tanta exigencia, razonable, de la ciudadanía, pero, por la otra, sabemos que lo que hay que hacer es  tomar un camino bien largo y complicado, que es modificar nuestros procesos y modificar nuestras instituciones.
Pienso que uno de los procesos más importantes que hemos emprendido, no el único,  es, sin duda alguna, el control de confianza policial.
Ahora bien, a pesar de que estamos completando ese proceso a nivel Federal, no podemos obviar, hay que recordar, que nueve de cada 10 policías del país están bajo las órdenes de gobiernos estatales y gobiernos municipales, que a la vez están más cerca del ciudadano que cualquiera, que están más involucrados en la sociedad. De manera tal, que el mayor esfuerzo de transformación institucional debe darse en la esfera local.
Y conscientes de ese gran reto, el Gobierno Federal ha apoyado. Hablaban aquí de la partida de Control de Confianza nada más, de este año 2012. Pero fondos Federales 2012 para seguridad, son más de 20 mil millones de pesos, de apoyo a los estados, aparte del Presupuesto Federal para sus propias dependencias.
Y en lo que va de esta Administración, se ha apoyado con más de 67 mil millones de pesos. 67 mil millones de pesos para las autoridades locales, para que puedan capacitar, evaluar, depurar, armar a sus cuerpos policiacos.
Y, además, junto con las 32 entidades federativas, organizaciones de la sociedad civil, y de ahí la importancia de Causa en Común, así como del apoyo de expertos de otras naciones, la colaboración corresponsable con el Gobierno de Estados Unidos, a través de Iniciativa Mérida, estamos logrando construir y poner en marcha casi 40 centros. Van 38 Centros de Control de Confianza a nivel nacional, 28 de los cuales ya están plenamente acreditados.
Otra vez, el Centro de Control de Confianza que existía en México era el del CISEN, uno en la Procuraduría y uno incipiente en Seguridad Pública. Ahora, tenemos ya 38 Centros de Control de Confianza en el país.
Por el lado de los avances, también hay que decir, que prácticamente llevamos ya, con mucha presión, casi el 50 por ciento de policías estatales y municipales evaluados, que se encuentran en activo.
Pero hay que reconocer que todavía falta mucho, porque hay una meta establecida en la ley que no podemos ignorar. La Ley de Seguridad Pública obliga a que en enero de 2013, todos los policías del país, todos, sin excepción, deben estar evaluados y sometidos a proceso de control de confianza. Llevamos la mitad.
Hay que decir que la gran mayoría de ellos se han evaluado este año, pero aún falta mucho por hacer.
Y eso, también, hay que decir, que se matizaron los estándares de control de confianza. Por ejemplo, se aplican las cuatro pruebas básicas, que es: polígrafo, examen toxicológico, examen médico-psicológico y examen socioeconómico a los mandos medios y superiores, y, además, a elementos que estén en áreas sensibles, como unidades antisecuestro.
Pero no se aplica el polígrafo, por ejemplo, el examen poligráfico al policía operativo, vamos a llamarlo así, por ahora, en espera de que podamos, primero, barrer la escalera de arriba para abajo, una expresión de José Ángel Conchello, en paz descanse, hace muchos años, que decía: Para combatir la corrupción, no hay que olvidar que las escaleras deben barrerse de arriba para abajo.
Y, por eso, estamos impulsando fuertemente a los estados de que barran la escalera de arriba para abajo, empezando por los mandos de más alto nivel en los estados: los Secretarios de Seguridad, el Procurador, los subprocuradores, los subsecretarios, etcétera, etcétera, en los estados.
Es más, hay dinero Federal que no se otorga hasta que el Gobernador termina por hacerle examen a sus colaboradores de los gabinetes de seguridad y a determinado grupo de mandos medios.
Y luego, el segundo nivel, que es hasta determinado porcentaje, ahí es donde aplica lo del 85 por ciento, supongo, pero no, la regla tiene que ser el 100 por ciento de los policías, el 85 por ciento es para dar la segunda ministración de un fondo Federal específico, no recuerdo cuál es.
Y así, amigas y amigos, hemos podido avanzar.
Hay estados que van muy bien. Hay estados que no han terminado de aplicar el examen de control de confianza ni a los propios Secretarios a nivel, al primer nivel de Gobierno.
Hay estados que van muy bien, ya avanzando más de la mitad de sus exámenes de control de confianza. Hay estados que no han terminado de establecer su Centro de Control de Confianza, como, desgraciadamente, es el caso de Quintana Roo. Y no están evaluando a sus policías. En fin.
Amigas y amigos, que tenemos que estar bien pendientes de este asunto.
Y otra cosa que está ocurriendo, que ya lo comentaba, tanto María Elena Morera, como el Secretario de Gobernación, es: qué pasa, precisamente, con los policías que ya han sido evaluados y que están en activo y que reprobaron el examen de control de confianza.
Aquí, amigas y amigos, la ley es muy clara. Tienen que dejar el servicio. Incluso, la Constitución ahora permite que no haya incluso necesidad de hacer un pago indemnizatorio. Nosotros recomendamos que lo hagan de cualquier manera, a menos de que haya elementos verdaderamente delictivos de los cuales tenga conocimiento la autoridad.
Pero, debemos evitar esta gran tentación de muchos servidores públicos y de ciertos Gobernantes de decir: No, no pasaron el examen de control de confianza, pero no hay que despedirlos; si no, van a delinquir.
Mi reflexión, amigas y amigos, es totalmente contraria. No van a delinquir, ya están delinquiendo. Lo que ocurre es que están delinquiendo con las patrullas de la ciudadanía, con la frecuencia de radio de los ciudadanos, con la información clave de seguridad de los ciudadanos, con la autoridad de los ciudadanos.
Están delinquiendo y sus cómplices, por ejemplo, les abren paso en las calles a partir de las frecuencias policiacas; les cubren una huida o una salida; toman información clave, se enteran cuando una víctima va a denunciar.
Tenemos que limpiar nuestras policías. Es preferible tener un cuerpo policiaco con tres mil elementos confiables todos, que tener uno de 12 mil, de los cuales la mitad no es confiable. Es peor.
Por qué razón.
Porque se usa el poder del Estado no para defender al ciudadano, sino para agredirlo. Por eso, incluso, en algunos municipios donde han llegado operativos del Ejército, en donde se retiran y se encuartelan a los policías municipales, baja la delincuencia.
Se requiere tomar esta decisión política, que requiere además, mucho corazón para depurar los cuerpos policiacos, y van creciendo los números de reprobados en los cuerpos. La buena noticia es que se hace el control de confianza. La mala es que el que quede reprobado sigue en el cargo y sigue en el cargo, incluso de Director de la Policía de un municipio, de Secretario de Seguridad Pública de un municipio, de Subdirector de algún grupo ministerial o judicial.
Tenemos que dar ese paso. Si no, seguiremos sufriendo las consecuencias de una policía que no funciona. Y aquí, otra vez, es un juego de seis puntos. No sólo es los puntos que pierdes por no tener una policía confiable, con qué vas a combatir a los criminales; sino que, además, le estás dando una fuerza exorbitante al criminal, porque les das charola, el R-15 del que hablaba María Elena, la patrulla, la frecuencia de radio y la información. Les das todo para delinquir perfectamente.
Se pone al zorro en el corral de las gallinas, cuando se tienen policías que, o están claramente vinculados a la delincuencia, generalmente esa es la causa por la que reprueban, o simplemente no son confiables.
Ya, incluso, se han ido quitando ciertas restricciones de que porque si no daban el peso, que si no daban la estatura, que si la condición física. Déjalos y ponlos a hacer ejercicio. En fin
Pero ya el dato donde el examen de Control de Confianza bota el dato: Oiga, usted está vinculado a la criminalidad; ha recibido algún soborno de los criminales. Cuando eso bota en el examen, yo creo que es un elemento clarísimo de que no puedes tenerlo en el cuerpo.
Entonces, ese es el reto fundamental: que los gobernantes, los gobernadores y los presidentes municipales cumplan la ley, desprendiendo o dando de baja a aquellos elementos policiacos que no aprobaron su examen de control de confianza.
Y como decía María Elena, y le preguntaba aquí a los policías, aquí, presentes, es por la seguridad de los que son confiables. Si tú estás en un grupo de diez, estás haciendo un operativo y hay dos que están infiltrados, esos dos son suficientes para traicionar a sus compañeros.
Hay una canción de un cantautor uruguayo, que dice: Dice mi madre que un solo traidor puede con 100 valientes. Y la verdad es que eso ocurre, precisamente, en el caso del control de confianza.
Insisto, amigas y amigos, el día en que México tenga 32 policías estatales profesionales y confiables habremos dado los pasos definitivos en la lucha por la seguridad.
Aquí quiero hacer un agradecimiento muy cumplido al Gobierno de los Estados Unidos de América, por conducto de usted, Embajador Wayne, por el apoyo que  ha brindado a México en estos años, fundamentalmente, a través de la Iniciativa Mérida, que nos ha servido, entre otras cosas, para construir cuerpos de seguridad más confiables y más profesionales.
 Y, también, quiero manifestarle, Embajador, que lamento profundamente los sucesos ocurridos hace unos días en el Estado de Morelos.
 Como ustedes saben, estos hechos se están investigando a fondo, con todo rigor y severidad por la Procuraduría General de la República para deslindar responsabilidades y actuar en consecuencia, porque no podemos permitir que pasen esos hechos.
Sea por negligencia, sea por falta de capacitación, sea por falta de confiabilidad, sea por complicidad, no pueden admitirse esos hechos y se están investigando absolutamente y con todo rigor.
Agradezco, también, la colaboración que ha habido, Embajador, la información que hemos compartido autoridades mexicanas y norteamericanas, el equipamiento y, sobre todo, el principio fundamental que buscábamos desde el principio, que se asumiera una corresponsabilidad entre ambos países; que el crimen organizado y el narcotráfico no es una tarea para que combata el Gobierno mexicano, es un problema común y que debe combatirse en común, de acuerdo con las capacidades de cada quien y, efectivamente, las capacidades y, también, las causas, en tanto el consumo es en ese mercado, como el mayor consumidor, son notablemente significativas en la parte americana.
Queremos seguir trabajando intensamente, porque sabemos que la seguridad ya no reconoce fronteras y que reclama, precisamente, una acción coordinada y respetuosa de la soberanía de cada país, pero eficaz en su instrumentación.
Finalmente, quiero agradecer, también, y muchas gracias por sus palabras doctora Morera, quiero agradecerle a las organizaciones de la sociedad civil por su incansable tarea de vigilancia social.
Gracias a su liderazgo y participación responsable, en los últimos años se han dado avances impensables en materia de seguridad. Su labor debe mantenerse. La política debe trascender, precisamente, políticas, gobiernos y administraciones. Y se requiere que se mantenga el esfuerzo de la sociedad civil, porque los gobiernos, generalmente, no siempre tenemos los incentivos para cumplir esa tarea.
Si el Consejo de Seguridad Pública fuera  nada un Consejo de Gobierno Federal y gobernadores, seguramente nos estaríamos echando porras constantemente. Seguramente, si alguien no hizo su tarea y otros no lo hicieron, probablemente diríamos: Es que la tarea estaba muy difícil. Por qué no nos damos otros meses para poderla cumplir.
Pero es fundamental que esté ahí la sociedad civil, recordándonos a todos lo que tenemos que hacer. Y es una labor que México necesita. Lo mismo, la depuración de los cuerpos policiacos; y, lo mismo, en la eficacia en los Centros de Control de Confianza de todas las policías.
Sabemos que este proceso de reconstrucción no puede ser obra del corto plazo, que este proceso de reconstrucción implica una labor permanente y su inicio una fuerza y un compromiso político notable.
Yo lo equiparo  a que se trata de sembrar un árbol nuevo, en lugar del árbol de la corrupción, que tantos frutos podridos ha dado y tanto ha envenenado al país. Cortar el árbol de la corrupción implica darle muchos hachazos. Esos grandes árboles no caen de un hachazo, hay que darle uno tras otro.
Pero es más importante, no sólo derribar el árbol de la corrupción, sino sembrar otro. Un árbol confiable y honesto. Y esa siembra, esa plantación de instituciones  nuevas, esa semilla está, precisamente, entre otras  cosas,  en el control de confianza que hemos plantado  en las instituciones de México.
Hoy, quizá, uno de los legados importantes sea, independientemente del desafío que sigue, de la confiabilidad de instituciones policiacas, que hoy el control de confianza es ya una práctica común, es una práctica aceptada.
Y aunque, desde luego, es imperfecta, como el margen de falibilidad que pueda tener cualquier instrumento técnico de esa naturaleza, es una práctica útil para tener policías confiables.
El control de confianza es para confiar en la policía. La policía necesita la confianza y el apoyo de los ciudadanos. Y, además, los ciudadanos necesitamos confiar en nuestras policías.
Esto es un instrumento valioso. Y yo celebro que, hoy, Causa en Común nos reúna en torno a este tema y ponga en su justa magnitud su valor. No es sólo un  instrumento para recuperar confianza en las policías; es un instrumento para que la confianza sea recíproca. Y como dice este foro: La seguridad sea tarea de las policías y de los ciudadanos.
Así que, en enhorabuena.
Mucho éxito.
Y, les pediré que me acompañen, de pie, a hacer la Declaratoria Solemne de Inauguración.
Hoy, siendo las 10 horas con 18 minutos, del 28 de agosto de 2012, declaro formalmente inaugurado el Foro Nacional: Sumemos Causas, Ciudadanos + Policías, asegurando el mayor de los éxitos al mismo.
Muchas felicidades.

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