19 nov 2013

Renato Leduc, el último bohemio/Alejandro Alvarado


Renato Leduc, el último bohemio/Alejandro Alvarado
Entrevista
Revista Siempre!, 16 de noviembre de 2013
En el libro Soy un hombre de pluma y me llamó Renato, publicado por Arte e Historia México, Fred Álvarez y Pepe Alcaraz rescatan la voz poética y periodística de Renato Leduc, también algunos pasajes de su vida. Para que hablaran de él entrevistaron a diferentes personas cercanas al escritor, como Humberto Musacchio, Gonzalo Martré, Jorge Meléndez Preciado y Roberto López Moreno.

Renato Leduc fue un escritor que enalteció la cultura en la cantina. De su pluma resbalaba cada gota de tinta como si fuera alcohol que mojara sus textos con el lenguaje de la calle, la ironía, el ingenio, la denuncia y la crítica que caracterizan su obra. El periodista y poeta nacido en Tlalpan es un personaje sui generis: De joven participó en la Revolución Mexicana como telegrafista de Pancho Villa, en Europa convivió con algunos de los artistas e intelectuales más notables de aquel tiempo; La pintora surrealista Leonora Carrington fue una de sus tres esposas y María Félix, una de las grandes divas de la industria del espectáculo, le propuso matrimonio.
En México Renato Leduc fue uno de los participantes en la vida bohemia. Se sentaba a la mesa de una cantina a departir con los amigos de cultura, de la Fiesta Brava y de la vida. Fue así como surgió su soneto “Tiempo” (interpretado a dúo por José José y Marco Antonio Muñiz); en la presente entrevista Fred Álvarez cuenta que fue por una apuesta preparatoriana con un veracruzano. En el soneto se debía rimar la palabra tiempo pero Leduc no pudo hacer las rimas y se puso a inventar. Combinó la palabra doce o trece veces y surgió el poema.
—¡Qué es lo distintivo de la obra de Renato Leduc?

—Renato convivió, como señala (Elena) Poniatowska, con el señor de la esquina, con el carnicero, con el cabo de la Revolución, y aprendió el lenguaje con el que estas personas se expresaban. Un lenguaje del que nuestros grandes poetas se cuidaban mucho. Amado Nervo escribe con una enorme elegancia, pero no dice una mala palabra. Renato Leduc le imprime dureza a la poesía, la convierte en una expresión ruda. En sus poemas abundan las palabras de la calle. Imagino que eso fue lo que llevó a un hombre tan culto a empezar a escribir como se hablaba en la calle, porque Leduc era un hombre mal hablado.
El trabajo periodístico él lo hace como una necesidad. Lo disfrutó mucho, como disfrutaba otras cosas; por ejemplo, la comida y el alcohol, y vaya que le gustaba beber. Al final de su vida ya no bebía tanto; bebía cerveza y combinaba una caliente con una fría para que no le hiciera daño. Desde la preparatoria, Leduc empieza a escribir poesía. Su obra literaria o poética data de los años treinta, cuando él tenía cuarenta de edad. Ya era todo un personaje.
—¿Cuál fue la participación de Renato Leduc en la Revolución Mexicana?
—El haber trabajado con Pancho Villa lo coloca en una situación de privilegio, ese empleo le permite conocer a algunos de los futuros presidentes. No fue ideólogo de la Revolución, pero era un tipo versado, que llegó de la ciudad y se metió al noroeste a vivir en los trenes. No creo que haya jugado un papel trascendente, pero como telegrafista, sin duda, le dio muchos servicios a la patria.
—¿Cómo fue la estancia de Leduc en Europa?
—Es un personaje fantástico, que habla inglés y francés, lo que no era muy común en esa época. En Europa conoció a Miró, a Picasso, a los surrealistas, se hizo amigo de ellos y empezó a convivir. Iba a los cócteles y a las fiestas de los artistas y los intelectuales europeos. Por cierto, era amigo de prostitutas. Renato tenía un buen salario como diplomático y les cubría algunos gastos. En sus memorias relata sobre una relación amorosa que tuvo con una de ellas. Vivió en Europa como nueve años.
—Y ahí conoce a Leonora Carrington…
—Entre ellos dos hubo una buena conjugación. Leonora era una pintora surrealista, y México es un país surrealista. Yo creo que Leonora pudo pintar diversos cuadros gracias a su cercanía con Leduc. Hay una historia enigmática alrededor de ellos. Se cuenta que Renato se desposó con la pintora surrealista por rescatarla de la Segunda Guerra Mundial y que sólo fueron amigos, aunque vivieron juntos… Yo creo que, y lo digo con todo el respeto para la señora Carrington y sus hijos, que entre ellos, seguramente, hubo un amorío antes de su matrimonio. Es cierto que Leduc era funcionario del gobierno, y en la embajada había necesidad de ayudar a muchas personas y el periodista se casa con ella para salvarla. Leonora, le dijo a Elena Poniatowska, que el amor de su vida había sido Leduc.
 Es cierto que el poeta y la pintora fueron grandes amigos, pero lo lógico es suponer que si él se casó con ella para rescatarla debió de haberla dejado ya libre en Nueva York y él continuar su destino a México. Sin embargo, Leonora Carrington se viene a nuestro país con él y viven juntos un año, ¿cómo amigos?; no lo sé. Yo creo que, obviamente por respeto a la versión que ellos dieron y a la pintora, no se comenta más de esta relación. La broma que Leonora Carrington le dice a Poniatowska, a mí no me parece que sea una broma, yo sí le creo que el único amor de su vida fue Renato, aunque no sé si amor carnal. Luego de que se divorcian Renato organiza una fiesta y entonces un invitado, que quiere saber el motivo de la celebración, le pregunta: “¿Se casó?”. El periodista tlalpeño le dice, “No, buey, me divorcié”. Así era Renato…
—Existen otras anécdotas en torno a Renato Leduc, ciertas o no, como de que María Félix le propuso matrimonio. ¿Fue así?
—Eso está documentado por diversas fuentes. Lo que se supone es que la actriz le dijo a Leduc: “Oye, tú; ¿por qué no te casas conmigo?, al fin que tú no estás casado con nadie”. El poeta respondió: “No, no me chingues, María. Yo estoy contento de ser el señor Leduc, ¿por qué voy a ser el señor Félix? Tú tienes que casarte con alguien como Stalin. Fuera de ese cabrón, a todos los que se metan contigo te los chingas”. Esto puede ser broma o cierto. Pero el enigma le concede un misterio más a la leyenda del poeta.

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