11 jun 2016

Por orden del papa se rechaza donativo millonario

Por orden del Papa, Scholas  Occurrentesvrechaza donativo millonario
La fundación pía autónoma de derecho pontificio suspendió la donación de 16 millones 666 mil pesos que iba a recibir del gobierno argentino. Las razones del malestar de Francisco
Vatican Insider, 11/06/2016
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ
Al Papa le había sorprendido la elevada cantidad, pero también que se había presentado como un “gesto de distención” entre el gobierno argentino y el Vaticano. Es más, Francisco se enteró por la prensa de que ascendía a 16 millones de pesos el aporte económico de la administración de Mauricio Macri a la fundación pontificia “Scholas Occurrentes”. Y eso no le gustó nada. Por eso mandó una solicitud explícita a los presidentes de ese organismo: devolver el dinero y pedir un recibo. Ellos obedecieron, pero lamentaron un intento por “desvirtuar el gesto” y “dividir a los argentinos”.
Como lo había informado el Vatican Insider,  todo inició el 29 de mayo en el Aula Nueva del Sínodo de la Santa Sede. Allí el subsecretario de Culto argentino, Alfredo Abriani, anunció un apoyo económico del gobierno para la red mundial de escuelas para el encuentro. El pontífice estaba presente, y saludó al funcionario. Era la clausura del congreso de Scholas, con la presencia -entre otros- de actores de Hollywood como Richard Gere, Salma Hayek y George Clooney. Pero entonces nada se dijo del monto específico.

El decreto que oficializaba la donación se debía leer ese día, o al menos eso anunció la conductora del evento. Pero el texto no estaba, porque se publicó en el Boletín Oficial un día después, el lunes 30. Inmediatamente fue difundido por la prensa argentina, que lo presentó como un “gesto de distensión” en las complejas relaciones entre la Casa Rosada y el Palacio Apostólico.
En Roma, ese mismo lunes, Jorge Mario Bergoglio leyó la noticia procedente de Buenos Aires y no le cayó bien. Entonces decidió escribirle a los directivos de Scholas, José María del Corral, presidente, y Enrique Palmeyro, secretario. Les transmitió su perplejidad y les pidió que rechazaran la contribución, con una solicitud específica: quería un recibo que confirmase la devolución. Concluyó su nota con una post data: “No me gustó el 666”.
 Se refería a la cifra puntual incluida en el decreto número 711/16: 16 millones 666 mil pesos. Esos tres últimos dígitos, el número de la bestia, parecieron una broma de mal gusto para Francisco, cuya afición casi desconocida incluye los acrósticos y la numerología. El malestar del Papa fue difícil de ocultar y las reacciones fueron casi inmediatas. Por ejemplo la de Juan Grabois, fundador de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular.
 “El que piensa que por darle plata, máxime fondos públicos, a una fundación, escuela, ONG, cooperativa u movimiento popular por el sólo hecho de estar directa o indirectamente vinculada al Papa está haciendo un ‘gesto a Francisco’ es realmente un pelotudo, además de un corrupto y un prevaricador”, advirtió, seco, el joven abogado y hombre de confianza del líder católico. Casualmente este mismo sábado él fue designado por Bergoglio como consultor del Pontificio Consejo Justicia y Paz del Vaticano.
 Mientras la prensa argentina discutía la donación, en la Secretaría de Culto mantenían la voluntad ir para adelante en la normativa reglamentaria del decreto. A mitad de la semana que termina, los funcionarios aún estudiaban de dónde saldría la partida y cuál sería el itinerario legal a seguir. Aunque la eventualidad del rechazo estaba más que latente y era, para esa dependencia, el peor de los escenarios. Un escenario que finalmente se materializó el jueves 9 de junio, con la carta que anunciaba la suspensión del donativo.
Dirigida a la jefatura de gabinete de Marcos Peña, la misiva fue firmada por Del Corral y Palmeyro. El texto manifestó la “alegría del Santo Padre” por la ley que reconoce personalidad jurídica a Scholas y le da estabilidad. Y después comunicó el rechazo, sin mencionar la orden del Papa y sugiriendo una molestia por el intento de algunos de “dividir a los argentinos”.
 “Queremos informarle que, teniendo en cuenta que hay quienes pretenden desvirtuar este gesto institucional realizado en el marco de la ley 26.985, con el fin de generar confusión y división entre los argentinos, y de acuerdo con los comentarios telefónicamente compartidos, convenimos en suspender el aporte económico no reintegrable de $ 16.666.000 destinados a sufragar los gastos de personal, infraestructura y equipamiento de la sede central de nuestro país. Procuraremos obtener este necesario aporte en lo inmediato a través de los organismos multilaterales de crédito y la ayuda de privados”, indicó la misiva, que se despidió pidiendo transmitir un agradecimiento al “señor presidente”.
 El recibo que pidió el Papa apareció, con el membrete de la jefatura de gabinete. A final de cuentas el decreto original llevaba la firma del presidente Macri y del propio Marcos Peña. “Tengo el agrado de dirigirme a ustedes a fin de acusar recibo de su carta del día 9 de junio, en relación al apoyo brindado a Scholas Occurrentes en cumplimiento de lo dispuesto en la ley No. 26.985”, indicó la respuesta.
 “Al respecto, les pido hagan llegar al Santo Padre nuestra complacencia por su recepción positiva del decreto 711/16, sin perjuicio de tomar nota de la suspensión planteada, ratificamos el compromiso de nuestro Gobierno de acompañar a la fundación en la importante tarea de impulsar y defender los valores de la paz, la inclusión y el encuentro de los jóvenes de todo el mundo”, completó.
Según pudo saber el Vatican Insider, con la suspensión anunciada el decreto quedó sin efecto, en una especie de “limbo jurídico”. Tras la publicación de las indiscreciones sobre la perplejidad del Papa, en el gobierno argentino reinaba un ambiente que iba del desconcierto al enojo manifiesto, porque todo el proceso de negociación del aporte había sido llevado adelante de común acuerdo con los representantes de Scholas. “¿Cómo era posible que Francisco no lo supiera?”, se preguntaban.
Cierto es que la molestia del Papa no se centró sólo en el donativo, cercano al millón de dólares y considerado como demasiado elevado en un contexto económico argentino de ajuste y “tarifazo”. Como publicó la prensa argentina en las últimas horas (Perfil, 11.06.16), tampoco le cayó muy bien a Bergoglio enterarse que para el último congreso internacional la cúpula completa de Scholas viajó, de Roma a Buenos Aires, cómodamente en primera clase. Fueron 11 pasajes en Air Europa, la misma empresa con la cual la fundación firmó un acuerdo algunos meses atrás. La misma línea que tiene, en uno de sus aviones y bien visible, un logo de la obra creada por Francisco.

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