9 abr 2013

La ONU y la Santa Sede comparten ideas y objetivos comunes


La ONU y la Santa Sede comparten ideas y objetivos comunes
BAN KI-MOON CON EL PAPA
Francisco ha recibido esta mañana de martes 9 de abril en audiencia al Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, Ban- Ki-Moon.
A su llegada el líder de la ONU  fue recibido, en el Patio de San Dámaso, por un piquete de alabarderos de la Guardia Suiza. Después, acompañado del prefecto de la Casa Pontifica, el arzobispo Georg Gänswein, subió al segundo piso. El Papa Francisco le salió al encuentro en la sala del Trono.
Antes se había reunido con el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado,.
“El encuentro -informa un comunicado- se sitúa en la línea de las audiencias que los pontífices conceden a los diversos Secretarios Generales de las Naciones Unidas y expresa la estima de la Santa Sede por el papel clave de las Naciones Unidas en la defensa de la paz en el mundo, en la promoción del bien común de la humanidad y en la tutela de los derechos fundamentales del ser humano”.


“En los coloquios, caracterizados por la cordialidad, se han abordado cuestiones de interés recíproco. En particular se ha hablado de las situaciones de conflicto y de grave emergencia humanitaria, sobre todo en Siria, y de otras, como las de la península coreana y del continente africano, donde la paz y la estabilidad se ven amenazadas. Se han tratado igualmente los problemas de la trata de personas, especialmente de las mujeres, y los de los refugiados y emigrantes. El Secretario General de la ONU, que ha iniciado hace poco su segundo mandato, ha presentado su programa para el próximo quinquenio, centrado, entre otras cosas en la prevención de los conflictos, la solidaridad internacional y el desarrollo económico ecuo y sostenible”.
“El Papa Francisco ha recordado también la aportación de la Iglesia Católica, a partir de su identidad y de los medios que le son propios, en favor de la dignidad humana integral y de la promoción de una “cultura del encuentro” que concurra a los fines institucionales más elevados de la ONU”.
El Papa Francisco también recordó el «aporte de la Iglesia Católica, a partir de su identidad y con los medios que le son propios, en favor de la dignidad humana integral y para la promoción de una Cultura del Encuentro que secunde los más elevados fines institucionales de la Organización».
Francisco  fue invitado a intervenir en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, como hicieron Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Lo indicó el portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi al final del encuentro de esta mañana entre el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, y el Papa Francisco.
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Por otro lado, El presidente del Servicio Jesuita para los Refugiados en Roma, Jiovanni La Manna, aseguró que el Papa Francisco lo telefoneó personalmente para comunicarle su intención de visitar pronto el Centro Astalli, el centro de la ciudad donde los jesuitas asisten a miles de refugiados “sin papeles”.
 “He escrito al Papa para invitarlo al comedor Astalli. Ayer tuve una llamada al celular, era el Papa Francisco y me dijo que vendrá. Es estupendo”, escribió el 7 de abril el P. La Manna en su cuenta de Twitter.
En el Centro Astalli encuentran gratuitamente y sin distinción de raza o religión un servicio médico y psicológico, les ofrecen atención legal, les dan de comer, les ofrecen una ducha donde lavarse, les dan ropa y les tratan de introducir en la sociedad mediante la educación.
Lo que diferencia al Centro Astalli de otras casas de acogida es la seguridad que se ofrece a los refugiados de no ser identificados. De esta manera, las personas en dificultad pueden pedir ayuda sin temor a ser deportados, ya que los jesuitas tienen un acuerdo con la ciudad de Roma para asegurar su anonimato.
La mayoría de los inmigrantes que llegan allí son refugiados que huyeron de Oriente Medio y África en busca de un futuro mejor.
El centro se encuentra en el corazón de la ciudad y se forman largas colas para entrar. Los refugiados generalmente son musulmanes que llegan a Europa en un estado físico y mental lamentables, un fenómeno que crece con el transcurso de los años.
El Padre La Manna, quien trabaja en el centro jesuita desde el año 2003, explica en una anterior entrevista concedida a ACI Prensa, que detrás de los refugiados se esconden tragedias desgarradoras. La mayoría de ellos huyeron porque su vida estaba en peligro, por motivos políticos, de religión, de libertad… otros porque “ser cristiano en un país musulmán es muy difícil. También hay muchas mujeres que huyen porque su familia las obligan a casarse con alguien a quien no aman”, señala.
El Servicio Jesuita al Refugiado nació en el año 1980 y se extiende por todo el mundo para ayudar a estas personas en dificultad. Particularmente en el Centro Astalli reciben una media de 400 personas al día. Para asistirlos, los jesuitas cuentan con el trabajo de voluntarios.

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