- Cuando se camina por la avenida Reforma, en la Ciudad de México, a cualquier hora pueden observarse las patrullas de los Cusaem. Están afuera del edificio de la Lotería Nacional, de la Secretaría de Desarrollo Social y, ya en Bucareli, de la Secretaría de Gobernación. Sus guardias, armados o no, pululan.
Cusaem:
los carísimos policías consentidos de Peña Nieto/ARTURO
RODRÍGUEZ GARCÍA
Revista Proceso No. 2009, a 2 de mayo de 2015
Sólo
en lo que va del sexenio, los Cuerpos de Seguridad Auxiliar y Urbana del Estado
de México (Cusaem) han firmado decenas de contratos con dependencias federales
por alrededor de 2 mil millones de pesos. Estas fuerzas policiacas operan en el
limbo legal, no pagan impuestos, reciben por asignación directa la inmensa
mayoría de convenios y les encargan desde la seguridad de instalaciones
nucleares hasta surtir de tepetate a Fonatur. Además, tienen en sus manos el
cuidado de sectores estratégicos del país, pero operan en la opacidad y el
gobierno no muestra la menor intención de regularizarlos.
Sin
control y sin ley, los Cuerpos de Seguridad Auxiliar y Urbana del Estado de
México (Cusaem) asumieron desde el inicio de la actual administración la
vigilancia de inmuebles como la sede de la Secretaría de Gobernación, instalaciones
estratégicas de agua, electricidad y manejo nuclear, e inclusive la custodia
personal de al menos una secretaria de Estado.
No
pagan impuestos ni ofrecen seguridad social a muchos de sus elementos que,
portadores de armas largas y vehículos blindados, se encargan de cuidar casetas
de cobro –contratados por el gobierno– en carreteras que desembocan en cruces
fronterizos de entidades militarizadas donde la violencia campea.
De
norte a sur, los diferentes grupos de los Cusaem vigilan casetas en Coahuila,
Durango, Sinaloa, Puebla, Veracruz, Tabasco y Campeche. Y ya desde hace años
resguardan las garitas de varias autopistas en el Estado de México.
Custodian,
entre otros inmuebles, los principales centros hospitalarios de la Ciudad de
México y el centro del país, las oficinas de la banca nacional y los medios de
comunicación electrónicos del Estado. En total, cuidan las puertas de unas 50
dependencias federales.
Los
montos contratados con las diferentes instituciones del gobierno federal
ascienden a 2 mil millones de pesos aproximadamente sólo en los dos años y
cinco meses que lleva la administración de Enrique Peña Nieto.
Su
presencia en oficinas federales está documentada desde las postrimerías del
gobierno de Vicente Fox. Sin embargo, comparando los ingresos que logró durante
los últimos dos años del calderonismo (300 millones) con los conseguidos en los
dos primeros del actual sexenio, se ve que los dividendos de los Cusaem se
multiplicaron casi siete veces, según se pudo cuantificar en los diferentes
portales de información pública.
Esto
es un problema, porque los Cusaem no tienen un régimen jurídico claro. La Ley
de Seguridad Pública del Estado de México no los menciona y los mandos de dicho
grupo jamás han sido llamados a comparecer al Congreso local donde, además, se
ha rechazado toda iniciativa para normarlos.
Hasta
hace unas semanas, el perredista Octavio Martínez Vargas presidió la Comisión
de Seguridad Pública en la Cámara de Diputados mexiquense. Desde que asumió
dicho cargo solicitó –mediante posicionamientos, puntos de acuerdo y peticiones
formales– que se organizaran reuniones, se rindieran informes y se reformara la
Ley de Seguridad Pública, a fin de incluir un capítulo que regule los Cusaem.
El
legislador argumenta que ese organismo “está embozado” en la ley y opera como
empresa de seguridad privada, pero con carácter público, por lo que obtiene
armas de alto poder. Sumado a ello no paga impuestos sobre los millonarios
recursos que ingresa –cuyo destino es incierto.
En
entrevista, afirma que la ambigüedad regulatoria deriva en la ausencia de
seguridad social de sus empleados, lo que incluso implica competencia desleal
con empresarios del sector, saturados de obligaciones fiscales.
La
iniciativa de Ley de Seguridad Pública presentada por Martínez Vargas nunca
prosperó. El diputado con licencia asegura que nunca hubo condiciones para
discutirla, pues los Cusaem “son una cuota de poder”, cuyo manejo se atribuye
al secretario del Trabajo peñanietista, Alfonso Navarrete Prida, y cuya
operación coptó el secretario de Gobierno mexiquense, José Manzur Quiroga.
Expansión
estratégica
Desde
hace años los elementos y mandos de los Cusaem se han visto implicados en
escándalos de corrupción y actividades delictivas de alto impacto. Si bien las
denuncias abundan, fue en 2010 cuando agentes de la corporación fueron
sorprendidos como guardaespaldas de José Jorge Balderas, alias El JJ,
presuntamente relacionado con el Cártel de los Beltrán Leyva y responsable de
la agresión al futbolista Salvador Cabañas, en 2010.
A
partir de ese caso, los elementos de los Cusaem frecuentemente se han visto
implicados en secuestros y homicidios. Entre otros, destacan los cargos por
rapto contra Víctor Hugo Gutiérrez Ayala, director de los Cusaem en el
municipio de Lerma (Proceso 1829 y 1911).
La
ausencia de controles y los antecedentes delictivos no impiden que los
contratos con los Cusaem proliferen en el gobierno federal, en especial desde
diciembre de 2012, apenas iniciada la administración de Peña Nieto.
En
el primer mes del sexenio se pactó entregar a los Cusaem más de 47 millones de
pesos mediante siete contratos. Casi la mitad de ese dinero, 22.7 millones, fue
asignada el 28 de diciembre de 2012 por Caminos y Puentes Federales (Capufe),
para custodiar las casetas de las autopistas Tepotzotlán-Palmilla,
México-Cuernavaca y Lechería-Champa.
Desde
entonces y hasta 2014, Capufe le dio a los Cusaem 168.6 millones de pesos,
ratificando los contratos de seguridad para los puestos ya mencionados, así
como para garitas en las carreteras Tehuacán-Puebla, diferentes vías de
Coahuila, la autopista Durango-Mazatlán, la Querétaro-Salamanca y la
México-Querétaro. En esta última, curiosamente están contratados como “fuerza
antimotines”.
La
expansión de los Cusaem va más allá. Entre los contratos más altos destaca el
signado con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) el 30 de enero de 2013,
por un monto cercano a los 300 millones de pesos que, como ocurre en la mayoría
de los registros oficiales, no puntualiza el destino de los guardias. Sólo se
habla de “vigilancia”.
En
total, entre 2013 y 2014, la CFE pagó a los Cusaem 483 millones.
Otras
instalaciones estratégicas que inspecciona ese grupo son la Cuenca del Valle de
México y el Sistema Cutzamala. La cifra es incierta, pero sólo por lo que
corresponde al primer organismo, la Comisión Nacional del Agua le pagó 181
millones en 2013.
El
Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) también buscó los
servicios de los Cusaem. Les dieron 5 millones de pesos. Los integrantes de esa
policía auxiliar mexiquense se encargan de la seguridad en el Centro Nuclear y
el Centro de Almacenamiento de Desechos Radioactivos (Cader).
Entre
2013 y 2014, los Cusaem asumieron también el cuidado de la Comisión Nacional
Bancaria y de Valores (CNBV), que merced a dos contratos le asignó 43.4
millones de pesos; de Banobras, con 24.8 millones por monitorear sus oficinas
centrales y diferentes inmuebles; de la Comisión Nacional para la Defensa de
los Usuarios de Instituciones Financieras, que le entregó 7.7 millones, y cerró
acuerdos con el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros por 43.2
millones, hasta 2015. Así, las entidades del sector hacendario destinaron más
de 130 millones para Cusaem.
Objeto
múltiple
Cuando
se camina por la avenida Reforma, en la Ciudad de México, a cualquier hora
pueden observarse las patrullas de los Cusaem. Están afuera del edificio de la
Lotería Nacional, de la Secretaría de Desarrollo Social y, ya en Bucareli, de
la Secretaría de Gobernación. Sus guardias, armados o no, pululan.
Así
ocurre con la tercera parte de las dependencias y entidades del gobierno
federal: los agentes de los Cusaem lo mismo patrullan exteriores que resguardan
interiores, cuidan puertas, sirven de recepcionistas y registran –mediante
inspección física y cámaras de video– a quien intenta ingresar a alguno de los
inmuebles públicos donde laboran.
Un
ejemplo. Las oficinas centrales de la Comisión Nacional de Cultura Física y
Deporte (Conade) son custodiadas por los Cusaem. Si se quiere entrar, los
agentes piden una identificación oficial y copian los datos. Toman nota de
placas vehiculares, revisan cajuelas y, en ocasiones, pertenencias. Nadie sabe
a dónde va la información que recaban ahí y en otras dependencias.
Además,
su página de internet está supuestamente “en construcción” desde hace meses,
por lo que ni siquiera tienen información pública disponible.
Aunque
se supone que los Cusaem se dedican exclusivamente a la seguridad, han firmado
contratos que no se relacionan en absoluto con dicha atribución. Nacional
Financiera, por ejemplo, les pagó 8.6 millones de pesos por servicios de
mensajería, y en 2005 Fonatur Constructora les dio 118 millones por proveerla
de tepetate (arcilla).
Curiosidades
aparte, los contratos de protección personal también llaman la atención en el
Portal de Obligaciones de Transparencia (POT). Por ejemplo, la Secretaría de
Desarrollo Social (Sedesol) erogó más de 30 millones de pesos bajo el siguiente
concepto: “Escoltas en motocicleta para la seguridad y resguardo de la titular
de Sedesol”.
En
total, esa dependencia ha otorgado a los Cusaem alrededor de 60 millones sólo
durante la administración de Rosario Robles.
Con
aun menos claridad, el Sistema DIF –que preside Angélica Rivera, esposa de
Enrique Peña Nieto, y dirige Laura Vargas Carrillo, cónyuge del secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong– signó dos contratos con los Cusaem. El
primero, en febrero de 2013, por casi 39 millones y, el segundo, por 41.7
millones, en febrero de 2014, al que se aplicó un convenio modificatorio en
diciembre pasado, para sumar 50 millones.
El
objeto de uno de los contratos reza: “Servicio de seguridad y vigilancia del
patrimonio de bienes muebles e inmuebles, de la seguridad e integridad física
del personal”.
Por
su parte, la Secretaría de Gobernación también entregó el resguardo de sus
edificios a los Cusaem. Entre 2013 y 2014, adjudicó tres contratos que suman
132.2 millones.
Los
huecos
Desde
que Peña Nieto gobernaba el Estado de México, las operaciones de los Cusaem
aumentaron y empezaron a actuar afuera de la entidad. De acuerdo con los
registros del POT, de 2002 a 2006 (en el sexenio de Vicente Fox), ese cuerpo
obtuvo contratos que significaron 557 millones de pesos.
En
los dos años y cinco meses de la gestión de Peña Nieto la cifra ya ronda los 2
mil millones de pesos, y duplica lo contratado durante todo el sexenio de
Felipe Calderón. Es casi cuatro veces superior a lo negociado durante el
periodo foxista.
Un
dato llamativo: buena parte de los edificios federales vigilados por los Cusaem
se encuentran en el Estado de México. Por ejemplo, de 150 contratos, 43 fueron
con el Servicio de Administración Tributaria (SAT) situado en Naucalpan.
La
búsqueda de contratos con los Cusaem es compleja, pues se les identifica con
distintos nombres en los registros públicos: a veces aparece como Cusaem, y
otras ocasiones, sólo con siglas; también se registra como Cuerpo de Vigilancia
Auxiliar y Urbana del Estado de México; Cuerpo de Guardias de Seguridad
Industrial, Bancaria y Comercial del Valle de Cuautitlán-Texcoco; Jefatura de
Policía del Estado de México, y Cuerpo de Seguridad Industrial, Bancaria y
Comercial del Valle de Toluca.
Respecto
de ese cuerpo la transparencia es precaria. Por ejemplo, al menos seis
contratos con Bacomext consignados en el POT muestran que hubo acuerdos
modificatorios e incluso aparecen el número de convenio y la fecha, pero el
monto por la ampliación de servicios es “cero pesos”.
Lo
mismo ocurre con dos contratos celebrados en 2015. El POT muestra número de
documento, fecha y duración, pero el monto… es cero. También hay acuerdos con
mismo folio y cifra, pero con distinta fecha.
Además,
al cotejar esos papeles del POT con los registros del portal Compranet, resulta
que son distintos.
A
la ausencia de leyes que los regulen, controles y auditorías sobre sus
operaciones, transparencia sobre lo que se les contrata y certeza sobre la
información que acopian los Cusaem, se debe añadir la discrecionalidad de sus
clientes federales.
De
los casi 800 contratos consultados en el POT y Compranet, sólo dos fueron
mediante licitaciones y el resto por adjudicación directa.
Independientemente
de lo anterior, la expansión de los Cusaem sigue y acaban de recibir, entre
septiembre y diciembre pasados, tres autorizaciones de la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes para realizar labores de seguridad en la Red
Aeroportuaria Nacional.
#
El
Cuerpo que blinda (y cobra) a Rosario Robles/MATHIEU
TOURLIERE
Entre
marzo y diciembre de 2014, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) pagó 3 millones 13 mil pesos al Cuerpo de
Vigilancia Auxiliar y Urbana del Estado de México (CVAUEM), dependiente de los
Cuerpos de Seguridad Auxiliares del Estado de México (Cusaem), por los
servicios de seis escoltas y dos motopatrulleros para la titular de la
dependencia, Rosario Robles Berlanga.
Mediante
una solicitud a transparencia, Proceso obtuvo una copia del contrato de
adjudicación directa número 411.412.33801.023/2014, celebrado entre la
directora general de Recursos Humanos de la Sedesol, Sonia Zaragoza González, y
el representante legal del CVAUEM, Joel Canchola Herrera, en febrero de 2014
bajo el concepto de “servicio de vigilancia y seguridad y escoltas en motocicletas
del periodo comprendido de marzo a diciembre de 2014”.
Según
el documento, la corporación cobró entre 147 mil 745 y 157 mil 594 pesos por
quincena para “faciliatar (sic) la pronta movilización de la C. secretaria, en
la realización de diligencias oficiales”. Asimismo, estipula que se asignarán
cuatro escoltas y dos motopatrulleros a la protección de Robles, más dos
escoltas adicionales bajo el concepto de “protección de funcionario”.
El
CVAUEM hizo pagar a la Sedesol mil 402 pesos diarios por cada escolta y motopatrulleros asignados a la protección de
Robles Berlanga, indica el contrato.
Y
aun cuando se desconoce cuánto cobran los empleados del Cusaem, la Comisión
Estatal de Seguridad Ciudadana mexiquense indica que un policía estatal de
rango R-3 –el más bajo– percibe 8 mil 787 pesos cada mes, equivalente a 292
pesos diarios, mientras que el uniformado de mayor rango, el R-1, recibe un
salario neto mensual de 10 mil 850 pesos –361 pesos diarios–.
Sin
embargo, la Sedesol pagó al personal del Cusaem contratado una cantidad similar
a la que recibe un mando superior de la policía estatal del Estado de México de
rango 29-F: 48 mil 110 pesos mensuales, equivalente a mil 603 pesos diarios.
“Los
elementos que pertenecen a la corporación que represento son seleccionados y
reclutados previa aplicación de estrictos exámenes psicológicos, psicométricos,
físicos y medios, así como antidoping y constancia de no antecedentes penales;
cosa que no ocurre con las demás corporaciones homólogas”, subrayó el comandante
Mauricio Romano Torres, jefe de la región operativa 35 de los Cusaem, en una
nota adjunta al contrato.
Romano
Torres presentó el escrito en respuesta a la “atenta solicitud” de la Sedesol
“respecto de los servicios de seguridad y vigilancia armada que la región
operativa que represento se encuentra en disposición y capacidad de brindar en
las instalaciones de la secretaría que tiene a bien usted representar”.
El
valor total del contrato ascendió a 17 millones 776 mil pesos, ya que no
solamente incluyó la seguridad personal de Robles Berlanga, sino también la
vigilancia de distintas instalaciones de la Sedesol en la Ciudad de México: sus
oficinas centrales, ubicadas en distintos puntos del Paseo de la Reforma, pero
también el Centro de Desarrollo Infantil Montes Azules, en la colonia Narvarte
y el almacén general de La Noria, en la delegación Xochimilco.
Para
el resguardo de los edificios, la Sedesol desembolsó más de 14 millones de
pesos adicionales entre marzo y diciembre de 2014, los cuales se repartieron
entre los 89 agentes y patrulleros de los Cusaem desplegados en los inmuebles
de la Sedesol: 511 pesos por día, según el contrato.
Pagos
exentos de impuesto
En
su nota, el comandante Romano expuso que fue un buen negocio para la Sedesol:
“El precio real actual es considerablemente más alto, COSTO QUE NO CAUSA IVA
(sic), en virtud de que los servicios obtenidos por los diversos usuarios de
parte de nuestra corporación son considerados legalmente para nuestra entidad
como pago de derechos y por tanto están exentos del mencionado impuesto”.
Lo
anterior queda resaltado en la cuarta cláusula del contrato, la cual exenta a
la Sedesol del pago de impuestos, ya que los Cusaem tienen “una función de
derecho público, en su calidad de ente público perteneciente a la
Administración Pública del Estado”.
El
personal del CVAUEM se encargaba del resguardo de bienes y personas privados,
así como de “proteger y vigilar edificios públicos o privados, inmuebles
industriales, instituciones bancarias, comercios o bienes propiedad de personas
físicas, jurídicas y colectivas… (así como)
la vida e integridad física de las personas y salvaguardar sus bienes”.
En
los edificios de la Sedesol incluidos en el contrato, los agentes pagados
llevaron el control de ingreso de personas y se encargaron de impedir el acceso
a “vendedores, agentes de ventas, boleros, promotores, repartidores,
mensajeros, cobradores y a todos aquellos que realicen actividades similares”.
Asimismo,
revisaban “de manera sutil y con respeto absoluto” las mochilas y bolsas del
personal de la dependencia federal y los visitantes, así como las cajuelas de
los autos, con excepción de los asignados a los altos funcionarios”, para
detectar armas de fuego y artefactos prohibidos.
Un
dato importante: la Sedesol también le encargó a los elementos de la CVAUEM
vigilar a sus propios funcionarios para detectar probables actos ilícitos. El
propósito: prevenir “violencia en el lugar de trabajo, hurtos internos, robos,
actos delictivos, sabotaje, delitos cibernéticos, actividades de comercio
informal, ingesta de bebidas embriagantes, fumadores, accidentes, incendios,
etcétera”.
Expertos
en contención
El
anexo técnico del contrato estipuló que los agentes estarán “debidamente
aseados en su persona”, con “calzado, equipo limpio y en óptimas condiciones
operativas”.
Así,
las mujeres de los Cusaem están obligadas a tener el cabello recogido y a
maquillarse; pueden traer “pendientes discretos”. Con respecto a los hombres,
deben llevar el cabello corto, la barba rasurada y el bigote recortado.
“Ante
la presencia de líderes y militantes de organizaciones sociales en las
inmediaciones de las instalaciones de la secretaría de manera inmediata se
cerrarán todos los accesos, impidiendo con esto la entrada de toda persona
ajena a las instalaciones en donde se presente dicha contingencia, procediendo
el personal armado, a su desarme, permaneciendo en estado de alerta y en espera
de órdenes”, precisa el contrato
Y
añade: “Por ningún motivo se contestarán las agresiones sin importar su
naturaleza”.
En
su nota, Romano abundó que gracias a los cursos de capacitación impartidos, sus
“elementos” se convirtieron en expertos en el manejo de “contingencias socio
organizativas”.
Los
secretos de Rosario Robles serán bien guardados: el contrato contiene una
cláusula de confidencialidad, en la que la corporación se compromete a “no
divulgar por escrito, verbalmente o por cualquier otro medio la información que
obtenga para el desarrollo del presente servicio y mantener en la más estricta
confidencialidad los resultados parciales y finales del mismo”.
Según
el Portal de Obligaciones y Transparencia (POT), en 2012 la Sedesol otorgó al
CVAUEM un contrato por adjudicación directa por el concepto de “vigilancia y
seguridad” entre febrero y diciembre, por el cual desembolsó la cantidad de 11
millones 224 mil 320 pesos.
Tres
años después, la dependencia que encabeza Robles Berlanga adjudicó el contrato
número 411412338011062015 al CVAUEM por el mismo concepto, para el periodo de
marzo a diciembre de 2015.
El
monto total del contrato asciende a 18 millones 522 mil pesos, lo que
representó un incremento de 800 mil pesos en comparación con el precio que pagó
en 2014. El incremento fue de más de 7 millones, comparado con lo que la
Sedesol pagaba al CVAUEM durante el
sexenio de Felipe Calderón.
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