La
primera entrevista del Papa a una radio independiente
Francisco
cumplió una vieja promesa a su amigo evangélico prebiteriano, Marcelo Figueroa, a quien le concedió una entrevista que será difundida este domingo en la radio
FM Milenium de Buenos Aires..
La entrevista completa abajo..
Dice Andrés Beltramo en Vatican Insider ( / 09/12/2015 /que la “amistad.
Ese era el tema del programa que nunca fue. En 2013 Jorge Mario Bergoglio,
Abraham Skorka y Marcelo Figueroa habían llegado a la emisión número 33 del
ciclo “Biblia, diálogo vigente” que se transmitía por el canal de televisión 21
la Arquidiócesis de Buenos Aires. Pero esa mesa de debate 33 no se concretó en
realidad, por el viaje del cardenal al Cónclave de marzo de ese año. De Roma no
volvió y el proyecto quedó trunco. Ahora, en la primera entrevista a una radio
independiente de Argentina, el Papa cumplió su promesa.
Se
transmitirá este domingo en el programa “Diálogos para el encuentro” que va a
las 17:00 horas y que se sintoniza en el 106.7 de la Frecuencia Modulada de la
capital argentina. El conductor es justamente Figueroa, quien conoce a
Francisco desde hace 15 años.
Según anticipó la emisora se trata de una
charla “fraternal y profunda” que invita a reflexionar especialmente sobre la
amistad: La amistad personal, la amistad con Dios y de Dios, la amistad entre
confesiones de fe como vehículo hacia la paz y la amistad del hombre con la
creación. …
Para Marcelo Figueroa no ha existido cambio
alguno entre el Bergoglio que conoció en su país y el Papa argentino. Nada se
ha modificado en su pensamiento, en su profundidad espiritual, su visión hacia
las periferias, los pobres, los desplazados y lo que él llama la cultura del
descarte, su forma de vivir, su coherencia entre lo que dice, lo que vive y lo
que hace.
Evangélico Prebisteriano, conoció a Bergoglio durante
su tiempo como director de las Sociedades Bíblicas Unidas de Argentina. Desde
ese entonces trabaron una larga amistad. Convencido constató que Francisco es
un hombre que ama profundamente a la Iglesia y por eso ha tomado “sin ningún
tipo de temor” la decisión de concretar algunas reformas importantes en
situaciones que estaban causando problemas.
#
La entrevista de Radio Milienium al Papa Francisco
A
continuación y gracias a la agencia AICA de Argentina, el texto completo de la
misma:
Figueroa:
¡Muy buenas tardes! Este es un programa muy especial de “Diálogos para el
encuentro”. Estamos aquí, en la Ciudad del Vaticano, en la Residencia de Santa
Marta. Quién está al lado mío, mejor dicho, yo estoy al lado de él, es el Santo
Padre Francisco, que ha tenido la fineza de dedicar este tiempo para dialogar en
este espacio. Así que, lo primero que debo hacer en su casa, es agradecerle
este gesto y la hospitalidad.
Papa
Francisco: Gracias a vos por invitarme a este diálogo para los oyentes de radio
Milenium. En un tema que había quedado pendiente desde que yo viniera al
Cónclave en la grabación que nosotros teníamos con el Rabino Skorka y contigo:
El tema de la amistad. Yo me quedé acá, no volví, tuve que devolver el billete
y el tema sigue pendiente. Y bueno, hablemos ahora…
Figueroa:
Si, realmente es un tema que había quedado pendiente, no la amistad en sí. La
pregunta que uno se hacía, conociéndolo por el valor que le ha dado siempre al
concepto de la amistad. Y la importancia inclusive que en la misma Biblia
encontramos ya desde el Génesis, pasando por los ejemplos de David y Jonathan,
Proverbios y Eclesiastés. Conociendo el valor profundo y espiritual que tiene
la amistad entre los hombres hechos a imagen y semana de Dios, el interrogante
es: ¿Cómo ahora en su rol de Papa, eso se mantiene….? (Francisco susurra
pidiendo que el diálogo se haga utilizando el “tuteo”)…Me acaba de pedir que lo
tutee, lo voy a hacer porque él me la ha pedido…
Papa
Francisco: O sea, que siga como antes. Porque si hay una amistad previa no
cambia porque uno cambia de función. ¿No es cierto?
Figueroa:
¿Cómo has concebido todo ese sentido profundo de la amistad ahora en esta
misión tan especial que Dios te ha dado?
Papa
Francisco: Yo nunca tuve tantos “amigos” entre comillas, como ahora. Todos son
amigos del Papa. La amistad es algo muy sagrado. La Biblia dice: “tené uno o
dos amigos”. Antes de considerar a uno amigo, dejá que el tiempo lo pruebe, a
ver cómo reacciona frente a vos. Y es lo que sucedió en nuestra historia. Vos
evangélico, yo católico y trabajando juntos por Jesús. Pero no solo
funcionalmente, sino se fue dando esta amistad en la que también se involucró a
tu mujer, tus hijos. Y en la que también se pasaron momentos oscuros. ¿No es
cierto? Como cuando vos tuviste que pasar por el túnel de la incertidumbre que
te da una enfermedad. Lo confieso, yo sentía la necesidad de estar cerca tuyo,
de tu mujer, de tus hijos. Porque un amigo no es un conocido, uno con el cual
pasa un buen rato de conversación. La amistad es algo hondo. Yo creo que Jesús
quiso que se diera esto. Más allá de tu chiste de que sos “la oveja protestante
mía”, está ese acercamiento humano de poder hablar de cosas comunes con
hondura.
Figueroa:
Yo quiero reconocerte ese gesto. Porque además tu llamado fue justamente el
Viernes Santo antes de ir al Coliseo, y estabas con las investiduras para ir al
Coliseo. Recuerdo que me llamaste preocupado y, a los minutos prendo el
televisor, y te veo allí, en un momento tan importante. Siempre voy a valorar
ese gesto enorme de amistad. La amistad, también debe cultivarse, me parece, en
esos momentos difíciles. A veces hay amigos por conveniencia y es difícil
encontrar amigos genuinos. Creo que también hay una sociedad que nos está
desintegrando un poco ese sentido profundo que tenemos culturalmente como
amigos.
Papa
Francisco: El amigo por interés ya lo decía nuestro Martín Fierro: “Hacete
amigo del juez, no le des de qué quejarse, pues siempre es bueno tener,
palenque donde ir a rascarse”. Pero, el sentido utilitario de la amistad, a ver
que provecho puedo sacar yo de acercarme a esa persona y hacerme amigo. A mí
eso me duele. Y yo me he sentido usado por gente que se ha presentado como
amiga y a quien yo quizá no había visto más que una o dos veces en la vida, y
ha usado eso para su provecho. Pero es una experiencia por la que pasamos
todos, la amistad utilitaria. La amistad es un acompañar la vida del otro desde
un presupuesto tácito. En general las verdaderas amistades, no se explicitan,
se dan y se van como cultivando. A tal punto que la otra persona ya entró en mi
vida como preocupación, como buen deseo, como sana curiosidad de saber cómo le
va a él, a su familia, a sus hijos Es decir que uno va entrando. Otra
característica para distinguir la buena amistad de otras formas de amistad, que
se llama amistad, pero son compañerismo, etc. Es que con un amigo, por ahí vos
no te ves durante mucho tiempo, pero cuando te encontrás, y a veces pasan meses
o hasta un año, sentís como si te hubieras visto ayer, enganchás enseguida. Es
una característica muy humana de la amistad
Figueroa:
Yo creo que es la distintiva también. Y me parece que hay indudablemente una
unidad espiritual. La amistad tiene también un contenido espiritual. Creo que
Dios está especialmente 3 interesado en esa genuina amistad. Creo que en una
amistad, o como la que nosotros tenemos, Dios está preocupando, interesado y
ocupado en mantener en mantener esa amistad
Papa
Francisco: De hecho la actitud de Dios con su pueblo está preñada de cariño
paternal, por supuesto, pero también de amistad. No sé cómo podamos interpretar
eso de que Dios a Moisés le hablaba cara a cara, como un amigo le habla a otro
amigo. Es decir: ¡Dios amigo de Moisés! Esa capacidad de confiarle todo, sus
planes, lo que iba a hacer…
Figueroa:
Es curiosa esa realidad de que Dios declara esa amistad con un hombre. De
alguna manera nos vemos reflejados en Moisés y en Abraham las confesiones
judeo-cristianas. Esa amistad, esa fraternidad, o ese encuentro aparece hoy
entre las distintas confesiones de fe como algo, no solamente importante, sino
como imprescindible de acuerdo a lo que uno ve alrededor del mundo. ¿Cómo
percibís hoy esa urgencia del encuentro, del diálogo y hasta la amistad entre
las confesiones?
Papa
Francisco: En la Biblia hay una palabra después de la caída de Adán y Eva. Dios
le dice a la serpiente “pondré enemistad entre ti y la mujer”, y acto seguido
Caín mata a su hermano en un acto de enemistad. Los hombres por nuestro pecado,
por nuestra debilidad, fomentamos la cultura de la enemistad. Desde la guerra
hasta los chismes de los barrios, o en el lugar de trabajo. Donde uno degrada,
calumnia o difama al otro con mucha libertad, como si fuera lo más natural,
aunque no fuera verdad, con tal de tener una posición más poderosa o algún otra
cosa. Frente a la cultura de la enemistad, saliendo ya de lo que es la amistad
personal de amigo, estamos hablando ya de la amistad social, hay que trabajar
por una cultura del encuentro, es decir de una fraternidad. En la Biblia hay
una escena que empieza con la cultura de la enemistad y termina después de años
con un encuentro de amor: la historia de José. José por celos es vendido por
sus propios hermanos. Y José cuando los reencuentra por casualidad, por el
designio de Dios, después de tantos años, se esconde para llorar, porque el
amor lo tenía adentro hacia sus hermanos, pese a que lo habían vendido. Ahí
tenés un ejemplo de amor, de amistad, de cultura del encuentro: “Yo soy José,
vuestro hermano. ¿Cómo está nuestro padre?”
Figueroa:
A mí lo que me llama siempre la atención de esa historia de José, que al final
él termina en una posición de poder. Y los hermanos se ven expuestos frente a
lo que han hecho y de alguna manera están poniéndose a las expensas de lo que
José pueda decidir. Y él toma desde el poder, un lugar muy interesante que lo expresa
con la frase: “¿Quién soy yo para juzgarlos?”. O sea: ¡Líbrame Dios de
juzgarlos! Al contrario, y allí es cuando los abraza. Y me parece a mí, que
esta actitud de encuentro, en aquellos que tienen un lugar del poder es
especialmente 4 importante hoy. Vos lo has hecho en ese abrazo tan histórico
con nuestros hermanos Abraham y Omar. El poder no solamente involucra el
servicio que, desde el primer momento vos lo mencionas, sino también implica el
no constituirse en un juez del otro. Y eso es algo que nos hace mucho daño
porque juez es solo Dios.
Papa
Francisco Es verdad, juez es solo Dios. Y nos encanta erigirnos en jueces.
¿Para qué? Para distanciarnos. Juzgar a otro crea distancia, siembra distancia.
Como aquel de la parábola del Evangelio que a la noche fue y sembró cizaña, y
siembra distancia, siembra enemistad. Y en esta cultura de la enemistad que
pervade todo, nuestros gestos, nuestras búsquedas, tienen que ir por el lado de
la amistad.
Figueroa:
Las confesiones de fe, yo desde mi lugar como protestante-evangélico, también
tengo en mi historia, y debo reconocerlo, ejemplos de hermanos evangélicos, que
citando un versículo bíblico fuera de contexto, hasta esclavizaban a los negros
diciendo que no tenían alma y “justificándolo” con la Biblia. De alguna manera,
los hombres de fe, me parece que tenemos hoy una responsabilidad especial en
este tema del encuentro hacia la paz. Muchas veces, y aun hoy, se utiliza el
nombre de Dios para enemistar, e inclusive para matar, lo que vos llamás “el
ecumenismo de la sangre”. ¿Es momento de que los hombres de fe entendamos que
tenemos esa misión de construir paz?
Papa
Francisco: Ninguna religión es inmune a sus propios fundamentalismos. En toda
confesión habrá un grupito de fundamentalistas, cuyo trabajo es destruir en
aras de una idea, no de una realidad. Y la realidad es superior a la idea.
Dios, sea en el judaísmo, sea en el cristianismo, sea en el islamismo, en la fe
de esos tres pueblos, acompaña a su pueblo, es una presencia de compañía. En la
Biblia lo vemos, los islámicos en el Corán. Nuestro Dios es un Dios cercano,
que acompaña. Los fundamentalistas alejan a Dios de la compañía de su pueblo,
lo desencarnan, lo transforman en una ideología. Entonces, en nombre de ese
Dios ideólogo, matan, atacan, destruyen, calumnian. Para ser un poco práctico,
transforman a ese Dios en un Baal, en un ídolo.
Figueroa:
Porque a veces, uno que ha transitado, por supuesto en mucho menor medida, este
camino del encuentro, del ecumenismo y del diálogo interreligioso en búsqueda de
una paz posible, nos tratan un poco de idealistas, de ingenuos. Yo creo que hoy
el mundo está espiritualmente herido. Yo percibo que quizá - pero corregime en
tu percepción - el verdadero enemigo de los hombres de bien dentro de su
confesión, no somos nosotros, sino que es un manto de oscuridad que ha
atravesado todas las esferas: social, económica, política, dentro de la
creación, y ante el cual, de alguna manera, necesitamos esa luz que todos
tenemos y que viene de Dios para enfrentar esa oscuridad.
Papa
Francisco: Es una oscuridad transversal que nos quita horizonte, nos encierra
en convicciones, y lo digo entre comillas, en ideologías. Es una muralla,
entonces no hay encuentro, siempre busco en el otro un desencuentro. Pongo una
muralla en vez de tender un puente y ahí la amistad de los pueblos no se puede
dar.
Figueroa:
¿Vos sos optimista con respecto a esto?
Papa
Francisco: El optimismo es una actitud sicológica, que es sana, es buena. Hay
momentos donde sos pesimista. El problema está en si uno tiene esperanza, y yo
tengo esperanza. La esperanza no defrauda. El optimismo te puede defraudar.
Mañana que te levantás con un ataque al hígado, y estás pesimista. La esperanza
es saber que allá está la promesa de Dios. Aquello de Pablo a Timoteo: “Y si le
somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo”, un Dios
que es la fidelidad. Y por eso espera, padece, tiene paciencia. Es lindo hablar
de la paciencia de Dios.
Figueroa:
Un Dios que tiene paciencia. ¿Qué importante eso no?
Papa
Francisco: Es un misterio la paciencia de Dios, como también es necesaria la
paciencia para forjar una buena amistad entre dos personas. Tiempo y paciencia.
Como dicen los árabes: “comer varios kilos de sal”. Mucho tiempo de hablar,
estar juntos, conocerse y ahí se forja la amistad. Esa paciencia en la cual una
amistad es real, sólida. Porque en ese tiempo pasan muchas cosas en la cual hay
que responder como amigo, o como indiferente.
Figueroa:
Jesús también pidió a sus discípulos que lo llamen amigo. ¿Qué significa hoy
mostrar ser amigo de Jesús? ¿Qué significa hoy la amistad con Jesús? ¿Cómo
puedo vivir esa amistad y actuar con ese pensamiento?
Papa
Francisco: Él lo dijo en la Cena: “ya no los llamo siervos, sino amigos”. El
siervo no sabe lo que va a hacer su señor, el amigo sí. O sea conoce los
secretos. Lo que significa hoy, es dejarse decir amigo por él. Porque frente a
la palabra de Jesús que te dice amigo. O sos un tonto, o un desgraciado que no
entendés lo que significa, o abrís tu corazón y entras en ese diálogo de
amistad. Jesús apuesta mucho a ahí, porque podría haber dicho el maestro, el
doctor, podría haber dicho tantos títulos. No, “ustedes son mis amigos, yo los
escogí por amigos”.
Figueroa:
Cuando vos te acercas a la gente, haces parar el papamóvil para abrazar una
persona. Cuando tenés esos gestos tan cristo-céntricos. ¿Cómo los vivís? ¿Hay
un sentido de responsabilidad, de gozo, de pensamiento, de espiritualidad,
hacia la necesidad de mostrar este Cristo amigo, especialmente hacia los
vulnerables?
Papa
Francisco: Siento la necesidad de acercarme, la cercanía, la projimidad. A
veces hay chicos que me conmueven, hay enfermos que me conmueven, y siento la
necesidad. Una de las última veces en la plaza, paso y veo una viejita con unos
ojos hermosos. Entonces hice detener y me bajé y le pregunte. Abuela, ¿cuántos
años tiene? Noventa y dos. Estaba fuerte, ella ahí, parada. Le digo: “Abuela,
¿porque no me da la receta?”. “¡Como ravioles y los hago yo!”. ¡Un sentido del
humor, de belleza! Yo no digo que esa señora es mi amiga, pero que hubo una
cercanía a una vida. Y a mí me marcó, porque me enseñó a sonreír, me enseñó a
mirar limpiamente, me enseñó el sentido del humor…
Figueroa:
¿Vos necesitas eso? Porque para esa mujer, y para tantos otros, ese abrazo, esa
mirada tuya es interpretada como la mirada tierna y el abrazo de Jesús.
Papa
Francisco: Es que Jesús me abraza en ella. No es solamente que yo voy a dar,
voy a recibir. No solo la receta de los ravioles, sino a recibir una vida
contenta, alegre, un testimonio de vida.
Figueroa:
A veces uno piensa que estás elaborando tantos materiales, dos encíclicas,
cantidades de discursos y homilías, aquí en este lugar. ¿Percibís desde tu
espiritualidad profundamente cristiana que necesitas eso para seguir adelante
tu ministerio?
Papa
Francisco: Yo necesito a los fieles, los fieles me dan a mí, me dan de su vida.
A veces cuándo gritan, cuando me acerco a saludarlos uno por uno por uno y me
dicen sus penas, yo los recibo. El cura tiene que ser un puente, por ello se
llama un pontífice, o sea que hace puentes, no un asilado. Cuando un cura se
aísla, ya sea en su postura hierática, o en su postura legalista, o en su
postura de príncipe. Cuando digo cura, digo obispo, papa. Cuando se aleja, de
alguna manera encarna a aquellos personajes a los cuales Jesús les dedica todo
el capítulo veintitrés del Evangelio de Mateo. Esos legalistas, fariseos,
saduceos, doctores de la ley que de alguna manera se sentían “puros”. Que linda
esa parábola del Evangelio cuando el fariseo delante del altar le dice: “Te doy
gracias Señor porque no soy como la demás gente, incluso como aquél que está
allá atrás… “que era un publicano, un pobre pecador. Y el otro decía “Perdoname
Señor que soy un pecador” ¿Jesús qué dice? “Salió justificado éste, no aquel”.
Cuando un pastor no se acerca a su pueblo, no solo para darle, sino para
recibir de su pueblo, que tiene su mismo bautismo, o sea su misma identidad, no
es pastor.
Figueroa:
La vara la estás poniendo muy alta para todos los líderes religiosos. Yo sé que
es normal y natural en vos, lo has hecho siempre en Buenos Aires. Horas y horas
en la fila de San Cayetano, saludando uno por uno. Los que te conocemos sabemos
que vos sos así. ¿Pensás que es necesario dar ese ejemplo hoy?
Papa
Francisco: No es solo ejemplo, es mi identidad. Me siento cura, y me sale eso.
Si no, no sería cura, sería un empleado de la Iglesia. A mí me sale así ser
cura. Un encuentro con los fieles, y escuchar no solo las confidencias de los
dolores de los fieles, sino también los buenos consejos que te dan.
FIGUEROA:
Yo me pregunto ¿Qué pensará? Porque mucha gente te identifica como un referente
mundial en favor de la paz y del encuentro, y hasta hablan de premiarte. Y
ponen sobre tu ministerio, sobre tu tarea pastoral una carga mundial quizá como
uno de los referentes máximos en la historia de la humanidad. ¿Qué pasa por tu
interior cuándo escuchas eso?
Papa
Francisco: Yo sé que soy un pecador, y entonces lo hablo con Jesús y un poco me
río: “Che, que buena que es la gente, como piensa, que buena que es”. Lo bueno
que yo tengo se lo agradezco a Él. Puro regalo, puro don. De plagiado no tengo
nada, es puro don.
Figueroa:
Es llamativo, y creo que Dios sabe lo que hace. La forma y la naturalidad de tu
cercanía hacia la gente. El mensaje que estás dando, no solamente entre los
católicos o entre los creyentes, sino que varios, aun ateos, de alguna manera
dicen: “Bueno, yo no soy católico pero este Papa me cae bien”. ¿Hay un sentido
de que hay una misión también fuera de los límites de la Iglesia y aun para
todas las personas de buena voluntad del mundo?
Papa
Francisco: Un pastor, sea de la confesión que sea, no tiene límites. Es pastor
y es pastor. Y uno tiene que luchar contra los propios egoísmos, que yo también
los tengo, para que no anulen lo que Jesús te pide de ser pastor, estar metido
en medio de su pueblo. Cuando vos lees el Evangelio de Jesús, dice que la gente
lo apretujaba, usa ese verbo…
Figueroa:
Hablamos acerca de la amistad entre los hombres, con Dios y el rol del pastor,
y no quisiera terminar esta charla sin hablar de la amistad del hombre con la
creación. En la Encíclica “Laudato SI”, por lo menos hay cuatro o cinco citas
donde utilizás las palabras “amigo” y “enemigo”, refiriéndote a la relación del
hombre con la creación. Me parece importante, porque primero es una Encíclica
ecuménica, en el sentido más profundo de la palabra y después atraviesa el sistema
ecológico, no solamente de lo creado, sino también el 8 sistema que tiene que
ver con la justicia, con el bien, con la equidad, con una armonía, que bien
podríamos hablar de un Shalom, de un equilibrio. ¿Por qué incluir tanto el tema
de la necesidad, en este sistema tan injusto que vivimos, para con los hombres
como con la creación, de amigarnos, de hermanarnos con lo creado?
Papa
Francisco: Evidentemente que maltratamos la creación. No somos amigos de la
creación, la tratamos a veces como el peor enemigo. Pensá en deforestaciones,
mal uso del agua, métodos de extracción de minerales con elementos como
arsénico, cianuro que después terminan enfermando a los pueblos. Dios nos dio
una incultura para que la hiciéramos cultura. Cuando dice: “¡Crezcan
multiplíquense, dominen la tierra, cuiden la tierra!” O sea, una incultura para
que la hiciéramos cultura y así fue progresando la civilización haciéndola
cultura. Pero llega un momento en donde el hombre ya no es el que tiene la
misión de hacer la cultura, sino que se siente patrón. Y entonces sigue
adelante más allá de lo que significa cuidar la tierra, y la descuida. Descuida
la creación para llevarla delante a su propósito. Y entonces el hombre termina
siendo el creador de una segunda incultura. La primera incultura nos la da Dios
para que la hagamos cultura. Cuando yo me apropio de tal manera con suficiencia
y soberbia, más allá de los límites que la misma naturaleza me está dando,
empiezo a crear la incultura. La energía atómica es buena. Hemos descubierto
una energía que necesita ser cuidada, protegida, pero no es mala en sí misma.
Pero cuando mirás Nagasaki e Hiroshima, para irnos setenta años atrás, ves lo
que es esa cultura transformada en incultura. Varias veces me gusto a mí contar
esto de un rabino medieval, del siglo XIII. Cuando hablaba de la Torre de
Babel, vos me lo escuchaste seguro. Decía que era un trabajo muy arduo porque
había que hacer los ladrillos y para eso había que armar el barro, buscar la
paja, amasarla, después una vez amasada armar los ladrillos, secarlo, meterlos
en el horno, cocinarlos, y después ir subiéndolos a la torre. Estaban haciendo
una cultura, querían hacer una torre grande. Si se caía un ladrillo era un
desastre y al que lo dejaba caer lo castigaban. Si se caía un obrero, no pasaba
nada, se murió.
Figueroa:
Me llama la atención que cuando comienza el capítulo II de la Encíclica, en
donde vos hablás del “Evangelio de la creación”, al ser una carta universal, no
“pedís permiso”, pero decís, de alguna manera: “les llamará la atención de por
qué tengo que hablar del lugar de la fe, de Dios y de la religión en este
tema”. Y obviamente está escrita por un Papa, así que es obvio que va a hablar
de esto. Vos mencionás acerca que hay un sistema que involucra, eso que vos
mencionás, la utilización del hombre, la degradación del hombre. Sistemas
corrompidos, caídos con la creación, que tiene que ver con la justicia, con la
dignidad, porque están los hombres ahí dentro, no solamente la naturaleza y la
creación. ¿De qué manera se enfrenta ese sistema tan perverso?
Papa
Francisco: Evidentemente tomando conciencia, lo primero de todo. Es un sistema
que por ganar dinero, porque en el fondo está el dinero, el “becerro” siempre
es de oro, el ídolo es de oro y está 9 en el centro. Se ha desplazado al hombre
del centro y ahí está el dinero. No se tiene en cuenta lo creado, entre ellos
el hombre. La esclavitud, el trabajo esclavo, no cuidar la creación, no cuidar
al rey de la creación. Es decir, tenemos una mala relación con la creación en
este momento. Me viene una expresión muy porteña no sé si es apropiada en boca
de un Papa: ¡Porque nos pasamos de rosca! Y no cuidamos la creación, para poder
explotar mejor la minería; la deforestación para hacer el monocultivo, cuando
la tierra necesita el cultivo variado. Me acuerdo cuando estudiaba química,
tres años de maíz, dos años de alfalfa, es decir todo el proceso de nitrogenación
de la tierra. Ahora, monocultivo hasta que se agote la tierra…
Figueroa:
Destruimos el ecosistema, y en el ecosistema hay personas. Y el objetivo es
económico, porque no hay otro…
Papa
Francisco: Las represas hidroeléctricas que están planeadas por ejemplo en el
Amazonas. El Amazonas abarca varios países, así que no sé de qué país, por eso
no hablo mal de ningún país. Pero represas hidroeléctricas que significan un
desequilibrio total en el ecosistema.
Figueroa:
En el punto 74 del capítulo II que mencionaba de la Encíclica, vos utilizás una
frase muy fuerte. Decís: “La injusticia no es invencible”. Eso trae una mirada
esperanzadora. ¿Estamos tarde en este drama del daño a la creación, o también
tenemos que tener esperanza?
Papa
Francisco: Recuerdo la frase de un dirigente político muy importante del mundo:
“No se trata de cuidar la creación para formar un mundo mejor para nuestros
hijos, es que no lo habrá”. Si seguimos en este ritmo, no lo habrá. Se trata de
cuidar la creación para este momento. Estamos al borde de lo irreversible, es
trágico esto. Y por otro lado, no es invencible porque, aunque se llegue a la
catástrofe yo creo en la tierra nueva y en los cielos nuevos. Tengo esperanza y
sé que la creación va a ser transformada.
Figueroa:
Ya estamos llegando al final. Yo quiero agradecerte profundamente este tiempo
de diálogo. “Diálogos para el encuentro” es un programa de diálogo entre las
distintas confesiones de fe y es escuchado por personas de diversas
confesiones. Yo te quiero pedir, que des un mensaje, que sientas en tu corazón
para las personas que están escuchando.
Papa
Francisco: Agradecerles que hayan gastado parte de su tiempo en escucharnos a
nosotros dos, que no somos precisamente una telenovela divertida. Agradecerles
todo el bien que puedan hacerle por cuidar la creación. Pedirles que recen por
mí, necesito. Y de todo corazón les deseo que Dios los bendiga.
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