9 mar 2016

El tema de Guzmán Loera en las columnas políticas de hoy

Las columnas políticas hoy, 9 de marzo de 2016..
 FRENTES POLÍTICOS/Excelsior
II.La Chaponovela. ¿Quién tejió la insostenible historia de Rosa Isela Guzmán en el sentido de que el Cártel del Pacífico fue traicionado por el gobierno? ¿El diario inglés The Guardian? ¿Los medios mexicanos que la reprodujeron? ¿Los abogados de Joaquín Guzmán Loera? ¿Alguna de las mujeres de esa familia que han salido en su defensa? Las preguntas son pertinentes, porque en toda esta telenovela —que acapara las  primeras planas de los medios impresos y digitales— siguen olvidadas las víctimas del Cártel del Pacífico. Ésa es la parte tenebrosa del espectáculo que hoy consumimos. A estas alturas, ¿podría alguien desestimar que la vida de El Chapo merezca una película?, sólo es pregunta.
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Columna Alhajero de Martha Anaya/24 Horas
GEMAS: Obsequio de Rosa Isela Guzmán Ortiz, quien asegura ser hija de Joaquín El Chapo Guzmán, luego de la entrevista que dio a The Guardian: “(En la familia) me están diciendo que niegue todo y no van a hablar mal de mí; a mí no me importa, que hablen lo que quieran”.
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Peña Nieto, la impericia mediática/ Raymundo Riva Palacio'
Columna Estrictamente Personal/

El Financiero, 
La cruzada mediática de los abogados y la familia de Joaquín El Chapo Guzmán dejó paralizado durante unas 80 horas al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, cuyas voces quedaron en un lejano eco dentro el coro donde la voz dominante en medios de comunicación y la opinión pública en general, fue la del entorno del criminal. En el pasmo tampoco vieron un episodio alterno en el mismo camino de golpear la legitimidad del gobierno, y el consecuente descrédito: el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que coadyuva en la investigación del caso Ayotzinapa denunció en el Parlamento europeo la “falta de voluntad política” para encontrar a los culpables de la desaparición de 43 normalistas. Víctimas y victimarios tuvieron un día de campo frente a la impericia del aparato de propaganda de Los Pinos.
Cuando en abril de 2013 se suspendió el Pacto por México y el presidente canceló la presentación de la reforma financiera ante la presión tras revelarse la presunta red de funcionarios de Veracruz y la Secretaría de Desarrollo Social para utilizar programas sociales en elecciones futuras –en presunción de un delito a futuro–, la confusión que se vio en Los Pinos en el manejo de la comunicación política originó que en este espacio se hablara de la vulnerabilidad del equipo presidencial cuando las aguas no estaban tranquilas. Esa conducta se convirtió en un patrón de prensa y propaganda, por lo que en este mismo espacio se mencionó dos veces en 2014 la frase: “no entienden que no entienden nada” –retomada en 2015 por la revista inglesa The Economist y convertida en un lugar común–. Ante las dos últimas semanas de embestida mediática contra el gobierno, como se apuntó aquí este lunes: ya entendimos que no entienden nada.
¿Qué es lo que no han entendido?: El establecimiento y fijación de la agenda. La agenda setting es la teoría de Maxwell McCombs y Donald Shaw, que establece cómo la agenda de los medios de comunicación influye en la opinión pública. La desarrollaron en 1972 con el estudio de la capacidad que tuvieron los medios en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1968, donde analizaron cuánto de lo que los votantes mencionaron como los temas de la campaña en una comunidad específica, habían sido aquellos en los que se enfocaron los medios de comunicación. McCombs y Shaw ratificaron el axioma del politólogo Bernard C. Cohen, en 1963, de que la prensa “quizás no siempre tiene éxito en decirle a la gente qué pensar, peso es asombrosamente exitosa en decirle a sus lectores en qué pensar”.
La influencia es determinada por el grado de incertidumbre que experimenta el público en general sobre la información, y por la necesidad que tienen de orientación. De esta manera, quien lidera la construcción de la agenda –la capacidad para transferir la importancia de los temas a una agenda de interés colectivo que lleve a la agenda pública–, controla la mente de una sociedad y construye el consenso para gobernar. En esta lucha por fijar la agenda intervienen las fuentes de información y su grado de permeabilidad y gestión mediante la prensa y la propaganda. En el caso de la estrategia de El Chapo Guzmán, el gobierno no supo cómo reaccionar. Las voces aisladas surgieron reactivamente sólo para refutar, atrincherándose en un solo episodio sin generar temas disruptivos que pudieran abrir los temas de la agenda de manera eficaz.
No es que no los hubiera. El presidente estuvo toda la semana pasada en eventos públicos que, sin embargo, no fueron trascendentes para la opinión pública. Lo paradójico no es que careciera de interés lo que abordó, sino que la forma como se maneja su comunicación lo ha mediatizado. Un error vital es el uso del presidente como una marca y no como un sujeto político. La estandarización de su discurso y la presión sobre los medios para que permanentemente aparezca una fotografía de Peña Nieto en las portadas, o sus imágenes en los primeros 30 minutos de los noticieros de televisión, ha provocado que la palabra presidencial carezca de fuerza. Si el producto en el aparador, como exhiben al presidente, no es bien recibido por el consumidor –casi 80 por ciento de los mexicanos desaprueban su gestión–, el resultado es que pasarán de largo lo que haga y diga. En términos de opinión pública, se volvió irrelevante.
El otro ejemplo es el de los normalistas desaparecidos. Hasta ahora, el manejo del caso por parte del gobierno ha sido en el marco de la seguridad y la justicia –temas muy cuestionados en la opinión pública–, reduciéndolo al Ministerio Público. La presencia de los expertos independientes en Bruselas en una audiencia con eurodiputados la semana pasada, advierte que si el gobierno no quiere ser arrasado otra vez ante la opinión pública, tendrá que trabajar integralmente su estrategia de comunicación, con un trabajo político y diplomático en las ciudades donde se toman decisiones que sólo están escuchando un lado de la historia del crimen en Iguala, con los medios de comunicación para que sepan la otra cara de la investigación, y con los jesuitas, cuyo papel ha sido beligerante y protagónico en apoyo de las víctimas de Ayotzinapa y sus familias.
No es esto descubrir el hilo negro, sino todo lo contrario. Insistir que en Los Pinos, el hilo negro que utilizan en la comunicación presidencial, está podrido. La campaña de El Chapo Guzmán fue un drástico recordatorio de ello.
Twitter: @rivapa
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¿QUÉ DEMONIOS ES ESO DE LA ESTRATEGIA MEDIÁTICA DEL ‘CHAPO’?/ Ciro Gómez Leyva
El Universal, 9 de marzo de 2016.
¿Por qué pone nervioso al gobierno del presidente Peña Nieto y el secretario Osorio Chong la voz de abogados y familiares del Chapo Guzmán en los medios de comunicación? ¿Imaginaban que se resignarían y quedarían en silencio? Puede haber cierta exageración, pero ¿qué mentira ha dicho el coordinador de la defensa, José Refugio Rodríguez? ¿Qué cosa ha expresado Emma Coronel que no tenga que ver con una mujer que no piensa abandonar a su pareja?
Los resortes de la censura con que el gobierno pisó terreno en 2013 parecen reactivarse. De la descalificación “moral” de hace una semana por darle espacio a “quienes quieren presentar como víctima a un criminal”, se ha pasado a una velada advertencia: hay una estrategia mediática del Chapo Guzmán. ¿Qué demonios significa eso? ¿En dónde termina una entrevista, o serie de entrevistas, y comienza el trabajo conjunto de propaganda abogados-familiares-comunicadores?
La periodísticamente generosa reclamación del abogado José Refugio y la señora Coronel se ha centrado en tres puntos:
El Chapo pide dormir de corrido más de cuatro horas en las noches en el penal del Altiplano.
No quiere estar aislado.
Exige el tiempo reglamentario para las visitas y encuentros con familiares y abogados, una hora y media.
Qué ha ocurrido con esas tres demandas:
Por la vía del amparo, obtuvieron el “pase de lista” cada seis y no cada cuatro horas.
Por la vía del amparo, consiguieron que termine el “aislamiento”.
Por la vía del amparo, lograron que las visitas duren la hora y media reglamentaria.
¿Lo que el gobierno está planteando es que gracias a la colaboración de periodistas, el Chapo presionó y dobló al juez? ¿Está insinuando que si los abogados no hubieran hablado en la radio, la autoridad seguiría despertando al Chapo cada cuatro horas, lo mantendría aislado y le recortaría el tiempo de visita?
Tan eran atendibles las demandas del Chapo, que lo fueron. Que haya aparecido una hija desconocida que en octubre le dijo a un medio internacional algo que hoy niega, es otra historia. Aquí estoy hablando de un preso que reclama los beneficios de ley, así se haya fugado dos veces o matado a miles de personas.
Con sus señalamientos a la “estrategia mediática del Chapo”, el gobierno del presidente Peña Nieto y el secretario Osorio Chong parecen estar pidiendo que aplaudamos una estrategia de excepción para el preso más famoso del mundo. Que aplaudamos y callemos.
Aplaudamos un escrupuloso cuidado del proceso. Y el respeto al derecho de cualquier acusado a defenderse y tomar la palabra.
MENOS DE 140. López Obrador se carcajea. Repite el spot del avión, le quita el “2018” y capitaliza por todos lados la suspensión. ¿Así lo piensan parar?
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EL ASALTO A LA RAZÓN/
Carlos  Marín
Mileniuo
Una pequeña nota… letal
De lo generado por las reales o supuestas declaraciones a The Guardian de Rosa Isela Guzmán Ortiz, lo único cierto es que la probable hija de Joaquín El Chapo Guzmán está en peligro de muerte porque se le atribuye acusar de “traidor” a Ismael El Mayo Zambada.
El reportero José Luis Montenegro asegura tener grabadas las vagas, pero temerarias aseveraciones, y ella reconoció ayer con Adela Micha que habló con él hace cuatro o cinco meses, pero afirma que lo publicado son mentiras.
La señora y su familia requieren de protección especial y urgente, pero no necesariamente porque el socio (o ex socio) de El Chapo quisiera dañarla (Rosa Isela dice respetarlo), sino porque el descabezamiento de las bandas criminales deriva en reacomodos incontrolables, y no faltan quienes aprovechan los vacíos para tratar de “hacer méritos” con los capos en activo.
Si es lógico que la PGR busque una declaración ministerial de Rosa Isela, no sobra que hiciera las gestiones que procedan ante las autoridades gringas a través del servicio consular para que sea protegida la sedicente hija con paternidad no confirmada.
cmarin@milenio.com
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 ‘EL CHAPO’ VS. SU HIJA (PARTE 2)/Carlos Loret de Mola
El Universal
El Ministerio Público federal trató de presionarlo. Le preguntó varias veces, de golpe, de quién desconfiaba, quién lo había delatado, quién lo había “puesto” —como se dice en el argot policiaco— para que las autoridades lo atraparan.
El Chapo nunca dudó ni renegó de su compadre, su socio histórico en el Cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada García. Y consistentemente contestó, en medio de la metralla de cuestionamientos, que no sabía ni siquiera si alguien lo había “puesto”, pero que si alguien lo hizo, no había sido El Mayo.
Incluso Joaquín Guzmán Loera confesó que vio tres o cuatro veces a El Mayo durante el medio año que transcurrió desde que se escapó del penal de Almoloya, Estado de México, hasta que lo recapturaron en Los Mochis, Sinaloa.
El más reciente de los encuentros, dijo, sucedió una semana antes del 8 de enero de este año cuando fue recapturado. La junta, según el testimonio de El Chapo, tuvo como sede la comunidad de La Cruz, cabecera municipal de Elota, Sinaloa, mejor conocido como Cruz de Elota.
Esta declaración de Joaquín Guzmán Loera se habría dado poco tiempo después de su captura en enero, y me la revelaron dos fuentes de inteligencia del gobierno federal mexicano hace entre dos y tres semanas, es decir, antes de que se supiera públicamente de las declaraciones de Rosa Isela Guzmán Ortiz, supuesta hija del capo, al periódico británico The Guardian.
Ella denunció que la recaptura del Chapo hace dos meses se debió a que fue traicionado por el gobierno y por El Mayo Zambada, celoso de que quería otorgarle a su hijo Iván Archivaldo Guzmán Salazar el control de la organización criminal.
 Emma Coronel, actual mujer del capo, y José Refugio Rodríguez Núñez, su abogado más visible, han contestado, presuntamente a nombre de Guzmán Loera y hermanas, desconociendo a la supuesta hija (ambas partes aceptaron una prueba genética para despejar dudas) y descalificando sus declaraciones sobre pactos con el gobierno y traiciones dentro del cártel.
 Según mis fuentes, Guzmán Loera habría contestado más preguntas sobre El Mayo, diciendo que anda “a salto de mata” por temor a ser capturado, que se mueve de rancho en rancho, como los que tiene en las comunidades El Salado y El Álamo, de Culiacán, y que se encuentra golpeado emocionalmente por varias detenciones en su círculo más íntimo: están en la cárcel sus hijos Ismael Zambada Imperial El Gordo, Vicente Zambada Niebla El Vicentillo y Serafín Zambada Ortiz, así como su hombre de confianza José Rodrigo Aréchiga Gamboa El Chino Ántrax, que fungía como líder de Los Ántrax, banda a la que las autoridades identifican como el brazo armado bajo el mando de la familia Zambada.
 Los órganos de inteligencia del gobierno mexicano radiografían a Ismael El Mayo Zambada García como líder histórico del narco en la región, pero ya no con la capacidad de operación de antaño debido a su precario estado de salud y sus casi 70 años de edad.
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