Lo hizo al dirigirse a la plenaria de la
Pontifica Comisión de América Latina (CAL) reunida al concluir el 4 de marzo en
el Vaticano su asamblea plenaria de cuatro días.
Elpap, informó la Pontificia Comisión a ZENIT, resaltó en sus palabras la
importancia y la actualidad del tema de la Plenaria: “El indispensable
compromiso de los laicos en la vida pública de los países latinoamericanos”, y
señaló la necesidad urgente de una reflexión que no se quede en un texto, sino
que conduzca a la acción.
Concretamente,
habló de la necesidad de que los pastores sean guías de su gente viviendo con
ella, estando en medio de su pueblo, “detrás de él” para ayudar y encaminar a
los rezagados y “delante de él” para guiarlo.
Pero
al mismo tiempo señaló dos grandes vicios de la relación entre los laicos y la
jerarquía: el clericalismo y el pelagianismo, siendo el primero tal vez el más
extendido y pernicioso, pues reduce al laico a una especie de colaborador del
sacerdote o a un actor pasivo cuya acción se limita a seguir las consignas de
los clérigos.
En
este sentido, afirmó el papa rotundamente que “entramos a la Iglesia como
laicos, no como sacerdotes”, recordando repetidas veces durante su discurso la
importancia que tiene por ello la noción de “pueblo de Dios”.
La
plenaria inició su labor el martes con una celebración eucarística en la
basílica de San Pedro, ante la tumba del apóstol Pedro. Entre las disertaciones
estuvo la del Dr. Guzmán Carriquiry: sobre cómo explicar “la notable ausencia
en el ámbito político, comunicativo y universitario de voces e iniciativas de
líderes católicos”.
El
cardenal Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, dio una conferencia sobre
“Criterios y modalidades para la formación de una nueva generación de laicos
católicos como constructores de sociedad”.
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