La
arquidiócesis de México refuta a Francisco/Bernardo
Barranco V.
La Jornada, a 9 de marzo de 2016
En
un insólito editorial se cuestiona el mensaje pronunciado por el Papa a los
obispos mexicanos en su pasada visita a México. En efecto, el editorial del
semanario Desde la Fe ha causado tal revuelo que ha rebasado nuestras
fronteras. Su contenido es contradictorio, pues quiere presentar a los obispos
mexicanos unidos, pero después se deduce lo contrario, ya que alguien cercano
al Papa lo mal aconsejó. El texto confirma que existen no sólo tensiones, sino
disputas agudas, sentenciando: Lamentablemente, existe la mano de la discordia
que intentó poner los acentos negativos, parcializando la visión de Iglesia y
tratando de influir en el discurso pontificio para conseguir un efecto
contrario en el público, al subrayar desafíos y tentaciones como males del episcopado.
Ese alguien cercano a Francisco que lo mal aconsejó no puede ser otro que el
nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, apoyado por Eugenio Lira
Rugarcía, secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano, quienes fueron
los actores claves que condujeron la organización de la visita de Francisco a
México.
El
citado texto no sólo es contradictorio, sino confuso. El editorial quiere
enmendar la plana al Papa, iniciativa inusitada; sostiene que los obispos
mexicanos han realizado una vida de entrega al prójimo y no de príncipes, como
refirió el papa Francisco en su discurso que dirigió a los obispos el pasado 13
de febrero en la catedral metropolitana, cuestionando que la Iglesia no
necesita de príncipes.
Estamos
ante el primer indicio de recepción, así como de repercusiones iniciales dentro
de la jerarquía, del duro mensaje leído por Francisco en catedral. No hay
precedente alguno de un discurso tan fuerte, crítico y directo emitido
públicamente por algún pontífice, en la época reciente, pronunciado frente a un
episcopado. El editorial de Desde la Fe se titula Un episcopado de altura;
quiere reivindicar a los altos pelados; rechaza la interpretación de la frase
pelear como hombres relativa a luchas intestinas, porque son las
interpretaciones de los comunicadores empujados más por el histrionismo
mediático que por el profundo significado de las palabras. El texto rechaza el
fuerte regaño a los pastores. Nuevamente esta tesis del cardenal Rivera de una
Iglesia perseguida y acosada por enemigos implacables y poderosos que buscan
arrinconarla y aniquilarla. Estas estribillas cristeras de que todos están en
contra de la institución se leen en el texto: Pelear como hombres no implica
confrontaciones estériles, como lo juzga el mundo. Conclusión, el mundo está
equivocado y, pese a las críticas de Francisco, los obispos han resistido con
gallardía, según el texto, los embates de los movimientos evangélicos como
ningún otro país de América Latina. Han resistido políticamente la ofensiva
anticlerical y masónica y, sobre todo, la jerarquía católica mexicana ha
enfrentado con arrestos el fenómeno cultural del secularismo. Por ello, el
editorial, con desconcierto, se pregunta: ¿Acaso desconocerá esto el papa
Francisco como para regañar a los obispos?
El
artículo referido no va al fondo del mensaje de Francisco. Cae en lo que
Francisco criticó en su discurso: no sean exiliados de sí mismos. En el fondo,
el Papa alienta a la jerarquía a ser más pastoral que política. Francisco
quiere pastores transparentes, no obispos de Estado. Esta perspectiva está
ausente en el editorial, que sigue atrapado en una visión clerical de la
realidad y en la autorreferencialidad que tanto critica el Papa. La esencia de
la alocución de Francisco está omitida: es la que invita a los obispos a una
conversión pastoral a ser un factor profético frente a temas que laceran a la
sociedad, como narcotráfico, migrantes y exclusión; los invita a ser referente
de esperanza para los jóvenes. El Papa pide a los obispos no refugiarse en
condenas genéricas, tener “coraje profético y un serio y cualificado proyecto
pastoral… acercándonos y abrazando la periferia humana y existencial de los
territorios desolados”.
En
Desde la Fe la arquidiócesis quiere exigir al Papa argentino que conozca mejor
la Iglesia mexicana como un caso atípico. Quizá tenga razón, pues desde el
concilio la jerarquía mexicana es una de las más conservadoras del continente y
reacias a los cambios. Después de los nombramientos de obispos del eje
Priggione/Wojtyla/Ratzinger, la jerarquía no sólo es conservadora sino sumisa,
chata y gris. Indebidamente, el editorial exalta a los obispos cercanos al
pueblo en misericordia y unidad; la realidad muestra otra apreciación. En la
encuesta Creer en México, del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana
(Imdosoc), organización muy cercana al episcopado, se muestra que si bien la
Iglesia es, dentro del descrédito institucional, una estructura socialmente de
las más reconocidas, los obispos son justamente los actores peor evaluados. Del
uno al 10, los obispos reprobaron en: tratamiento de abusos sexuales,
honestidad, tolerancia, trasparencia, autoritarismo y solidaridad.
El
texto editorial es un fallido intento de despresurizar las críticas focalizas
hacia el cardenal Norberto Rivera. Desde la semana pasada, en redes sociales,
su trayectoria ha sido muy cuestionada y se ha convertido en tendencia, según
Trending Topics México. Además busca aliados entre los obispos tendientes a
realizar un deseado linchamiento de Eugenio Lira Rugarcía por errores y
omisiones en la organización de la visita de Francisco, en la próxima asamblea
de a CEM. Sobre todo haber permitido los lugares de privilegio entre políticos,
pudientes y ricachones que contradecían las proclamas de Francisco en torno de
la cultura del descarte. Aquí sí el editorial menciona la autocrítica
reforzante de la unidad y cohesión como ecos en la próxima asamblea de la CEM
en abril.
Antes
y después de la visita de Francisco a México, los jaloneos y coletazos entre
los obispos son evidentes. Para muchos obispos el severo mensaje del Papa a los
obispos tenía dedicatoria a Norberto Rivera y su debilitado grupo de obispos.
Postura cómoda, ya que funge de chivo expiatorio. También cabe otra lectura
encaminada a debilitarlo aún más, en el contexto de la lucha por la sucesión en
el arzobispado de la Ciudad de México, posición codiciada por diversos prelados
y grupos de poder secular.
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