A
la sombra de los conservadores se asomaron los neonazis
No
tuvimos acarreados como el FNF, claman partidarios de la diversidad sexual
En
la Marcha por la Familia nadie acertó a explicar qué es la ideología de género
Las
peticiones internacionales de legalizar bodas gays topan con un muro de PAN y
PRI
- Incipiente experimento de diálogo se frustró con la llegada de la policía capitalina
En
la Marcha por la Familia nadie acertó a explicar qué es la ideología de género
Arturo
Cano, reportero.
Periódico
La Jornada, Domingo
25 de septiembre de 2016, p. 4
El
gigantesco mecate pasó por el ojo de la aguja pero nadie, en la Marcha por la
Familia, acertó a explicar qué es eso que tanto los preocupa: la ideología de
género.
No
hubo ningún encuentro ríspido. Al contrario, algunos marchistas se acercaron a
platicar con los portadores de las cartulinas.
Pero
los organizadores de la marcha consideraron que su mera presencia es una
provocación, de modo que organizaron una valla para que los marchistas no se
acercaran, se armaron de globos blancos para tapar los carteles y ordenaron:
Avancen, avancen, luego dialogamos.
La
policía de Miguel Mancera optó por hacer su propia valla para separar la marcha
de las cartulinas.
El
plan del grupo de las cartulinas era repartir botellas de agua a los marchistas
e invitar a los que desearan a ocupar unos banquitos para dialogar en un tono
fraterno, no como el que emplean los líderes del Frente por la Familia y algunos
miembros de la jerarquía católica.
No
se pudo. Empezamos a ser percibidos como amenaza cuando llegó la policía y ahí
acabó el experimento, dijo Espino.
Tres
señoras blancas y de ojos claros –el fenotipo de buena parte de los asistentes–
le entraron al diálogo y luego de un rato hubiesen abrazado a los jóvenes de
las cartulinas de no ser porque la valla policiaca lo impedía.
–Yo
tengo dos sobrinitas. ¿Creen que les daría alguna información que sus padres no
quisieran? –dijo uno de los muchachos.
–Los
amamos, los amamos –respondieron las señoras.
¡Juaristas!
Un
Estado laico debe asegurar los derechos para todos, rezaba la pancarta que
portaban Aura Castro y Felipe González.
¿Qué
cómo les fue? Les gritaron putos y les chiflaron, aunque el insulto mayor fue
el grito de ¡juaristas! que les lanzaron desde la marcha.
Eso
contaba Aura cuando pasó un señor de edad –avanzada– y dio su lección de
historia: ¡El laicismo lo impusieron los gringos!
La
pancarta que aludía al Estado laico despertó algunos resortes extraños. Una
güereja de potente voz lanzó el grito que siguieron muchos: ¡Biología, no
ideología! Es de suponerse que se refería al binomio hombre-mujer y no al
debate entre evolucionistas y creacionistas.
Un
grupo de jóvenes de Guanajuato se divirtió viendo marchar a las monjitas. Y
calculaba:
–¿Cuántos
seremos?
–Diez
o 15 mil.
Desde
el sonido central, más tarde, los organizadores hablarán de 300 mil
manifestantes, aunque al final le suben a 400 mil. Aunque hayan sido 20 mil,
según el gobierno local.
Foto
Aspecto
de la contramarcha emprendida por grupos defensores de la diversidad sexualFoto
Jair Cabrera
Llegó
para quedarse
No
se necesitan príncipes, dijo el papa Francisco en su reciente visita a México.
Al menos no se necesita que se dejen ver al frente de su grey en este nuevo
episodio de las batallas de los malquerientes del Estado laico.
Por
el movimiento dan la cara otros. Un movimiento que llegó para quedarse, al
menos de aquí a 2018. Al frente, sólo como botones, están el ex candidato del
PAN al gobierno de Jalisco, Fernando Guzmán, ex presidente de la Dhiac y
vinculado al Opus Dei; el panista mexiquense Rodrigo Iván Cortés, y la
presidenta de la Unión Nacional de Padres de Familia, Consuelo Mendoza. Se
definen como los demócratas que no queremos que se imponga el pensamiento
único. Son la cúpula que demandó una audiencia con el Presidente de la
República para exigirle que retire su iniciativa de matrimonios igualitarios.
Y
no estuvieron solos. En la marcha también participaron otros grupos cristianos
que al llegar al Ángel desplegaron una manta con la leyenda: 25 millones de
laicos evangélicos exigimos al presidente Peña que retire su iniciativa de
matrimonios igualitarios.
Otra
agrupación notable marchaba entre los contingentes de Michoacán y Colima, pero
no vestía como los demás. Había camisas pardas, chamarras negras, cabezas
rapadas y muchas camisetas blancas con la imagen de monseñor Jozef Tiso, el
gobernante títere de Adolfo Hitler en Eslovaquia, un hombre que mandó a miles
de judíos a los campos de concentración.
–Perdone
la ignorancia, ¿quién es el que hace el saludo nazi en su playera?
–Es
un saludo de los romanos. Y monseñor fue un mártir de los comunistas.
Fusilado
al perder los nazis la guerra, Tiso reapareció como héroe en la Ciudad de
México, en un contingente que ondeaba banderas con símbolos nazis –la cruz
celta y otras linduras– y que marchó a la orden de ¡Paso redoblado, ya!
Los
neonazis marcharon sin problemas desde el Auditorio Nacional, pero al llegar al
Ángel fueron invitados por la policía a salir del lugar. Lo hicieron bajo las
órdenes de un hombre que portaba una camisola parda con el logotipo de la Unión
Nacional Sinarquista.
Educación
científica
La
primera oradora en el Ángel fueron, naturalmente, una familia.
Soy
Miriam, soy mexicana y soy mamá (ovación). El padre, Andrés, demanda una
educación científica y libre de ideologías. Y la pequeña hija, María José, dice
que todos los niños mexicanos queremos un papá y una mamá (nueva ovación).
Del
otro lado de la glorieta no se alcanzaba a escuchar la consigna que rezaba: De
norte a sur, de este a oeste, ganaremos las familias, cueste lo que cueste.
Hasta
ahí, donde ondeaban las banderas arcoíris, llegó la pareja formada por Angélica
Díaz y Cuauhtémoc Rodríguez. Ella tomó la palabra y, un poco apenada, dijo:
Nosotros somos heterosexuales pero queremos que nuestra hija crezca en un país
laico.
Para
entonces, un pequeño grupo se había separado del contingente de la contramarcha
e intentaba cruzar al otro extremo. La policía no los dejó y desde el sonido
los conminaron: ¡No a la provocación!
Tomó
la palabra una mujer de voz potente y soltó: Amigos, ¿por qué les gusta el
chisme? Vénganse para acá. ¡No sean jotos!
A
las risas siguió una canción propia de lugar de ambiente y el mitin de disolvió
al ritmo de: “No me mires, no me mires, no me mires, déjalo ya…”
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