Hillary Clinton y la nueva diplomacia/ Henry Kamen, historiador y su último libro publicado es Imagining Spain: Historical Myth & National Identity, Yale University Press, 2008):
El País, 24 de marzo de 2009;
La reciente negociación en Ginebra de un tratado estratégico entre Rusia y Estados Unidos es el primer gran éxito de Hillary Clinton como secretaria de Estado en la Administración del presidente Obama, y subraya el carácter extraordinario de su nueva diplomacia.La reputación de América -EEUU- en la política mundial se desplomó de manera drástica bajo el mandato de George Bush, y sólo los esfuerzos valientes de quien fue su secretaria de Estado, Condoleeza Rice, lograron que la diplomacia del país conservara alguna apariencia de dignidad.
Estados Unidos tiene ahora que plegar velas y volver a establecer su posición en el mundo. El sentido del humor que derrochaba el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, mientras intercambiaba en la reunión bromas con Hillary Clinton, es un claro indicio de que la era de hielo de Bush ha llegado a su fin.
Cuando Clinton fue designada para este cargo, emitió una declaración al Comité de Relaciones Exteriores del Senado, que ofrece una lectura muy interesante: «América por sí misma no puede resolver los problemas más apremiantes y el mundo no puede resolverlos sin América. La mejor manera de que los intereses americanos avancen es diseñar y poner en práctica soluciones globales».
Clinton recalcó su intención de usar lo que ella llamó «smart power» (poder ágil), es decir, una variedad de herramientas diplomáticas, económicas, militares, políticas, legales y culturales. Afirmó que «el deber imperioso de la Administración Obama es el de proteger y fomentar la seguridad americana. Y sabemos que la fuerza militar algunas veces va a ser necesaria». La combinación de un discurso fuerte y suficiente flexibilidad, cualidades ambas del smart power, puede señalar una nueva era en la naturaleza de la hegemonía americana.
A Hillary Clinton, por supuesto, no le falta experiencia. Como esposa del presidente Bill Clinton, viajó alrededor de todo el planeta y visitó oficialmente más de 80 países. En Pekín, en 1995, sorprendió a sus anfitriones dando una conferencia a favor de los derechos de la mujer. Como candidata a la Presidencia, mostró una madurez y una experiencia de las que Obama obviamente carecía. Refinada, culta, pero dura como el hierro, sabe cuándo sonreír y cuándo no. También sabe enmendar errores. En Ginebra, entregó un regalo simbólico a Lavrov con la palabra peregruzka escrita en él. Alguno de sus asesores, desinformado, creía que la palabra significa reanudar (la traducción en ruso de reanudar es perezagruzka). Clinton quería transmitir con este mensaje que la nueva relación con Rusia consistiría en reanudar y continuar las buenas relaciones. Pero peregruzka significa sobrecarga.Cuando se descubrió el error ante los divertidos periodistas, Clinton no vaciló ni un segundo antes de decir: «¡Oh!, lo siento mucho, pero peregruzka también es una buena palabra, porque indica la gran carga de trabajo que hemos tenido preparando estas negociaciones».Fue una buena demostración de inteligencia y de smart power.
Smart power, en efecto, parece significar algo. Y el viaje de Clinton por Asia el mes pasado indica que es una noción que merece respeto y atención. En ningún momento, Clinton ha intentado establecer su posición mediante equívocos y promesas. En lugar de eso, ha explotado su perfil de diplomática no profesional para usar un lenguaje no diplomático.
La corresponsal estadounidense de la cadena ABC en Pekín informaba así de la visita de Clinton a China: «La nueva jefa de la diplomacia americana usa un refrescante lenguaje poco diplomático». Y observaba: «Debo admitir que, después de haber asistido durante más de una década a sesiones informativas dolorosamente vagas e imprecisas, esto podría ser un cambio bienvenido». Y concluía: «Clinton claramente tiene una nueva manera de acercarse a la diplomacia. La combinación de su amistosa ofensiva diplomática, y su discurso notoriamente fuerte y contundente, puede dar un nuevo sentido al smart power.
Resumiendo, Clinton tiene cuidado de hablar con claridad. Esto es algo que la Administración Bush hizo con frecuencia mal. Está intentando, como confirmó a Sergei Lavrov, conseguir colaboración sin expresar ambigüedades en lo que se refiere a diferencias.La colaboración con Rusia no significa, dijo en una entrevista a la BBC, que Estados Unidos apoye al Kremlin en sus argumentos sobre Ucrania o Georgia.
Pero tal vez su momento más difícil haya sido hasta ahora el vivido en Israel, donde se declaró sin ambages a favor de una opción que en este país sigue siendo un punto de discusión: la creación de dos estados. Clinton lo dijo con claridad: Israel debe coexistir con un Estado de Palestina, libre e igual. «Estados Unidos se comprometerá con energía a buscar una solución de un sistema de dos estados, una solución ineludible», señaló. De inmediato recibió el ataque del portavoz del Gobierno de Hamas.Algo inevitable, por otra parte, ya que Hamas ha rechazado hasta la fecha todos los intentos de encontrar una solución. Otros actores en Oriente Próximo sí se han mostrado más sensibles al debut de Clinton en las agitadas aguas del problema palestino.
En una visita de dos días a Pekín, Clinton dijo que estaba determinada a conectar con la gente «de una manera que no es tradicional, sin limitarse a la bienvenida ministerial y a la pose de la foto de apretón de manos». En Asia quedaron impresionados por la nueva diplomacia. Una sala abarrotada en la Universidad de Tokio la escuchó hablar de cómo Estados Unidos debe reconstruir sus lazos con el mundo musulmán. Al final del acto, una joven, que dijo que jugaba en el equipo de béisbol del centro, le preguntó tímidamente cómo había llegado a ser tan fuerte como era. «Bien -contestó Hillary- jugué mucho a béisbol, y jugué con muchos chicos». Hubo carcajadas.
El deseo de Clinton de conectar incluye también la tecnología digital. Está activamente presente en varias websites, donde invita al público a contactar con sus ayudantes para plantear cuestiones relacionadas con su trabajo. En Washington, también ha abierto un nuevo canal de intranet desde el que miembros de su departamento pueden debatir sus quejas con ella. En un discurso a los empleados del Departamento de Estado, Clinton declaró: «No hay duda alguna en mi mente de que apenas hemos arañado la superficie de lo que podemos utilizar para comunicar con la gente alrededor del mundo». Un oficial de Washington declaró: «La decisión de Clinton de adoptar el uso masivo de internet la imitarán otros de la Administración Obama».
No cabe duda de que el nuevo equipo de la Casa Blanca no será un mero cambio cosmético. Los asuntos que la diplomacia estadounidense afronta son problemáticos, y muchos de los aliados de América tienen dudas. No hay respuestas fáciles. Hasta ahora, Clinton no ha ofrecido respuestas, porque las decisiones políticas que ya se tomaron son bastante sustanciales: poner fin a la guerra de Irak, el cierre de Guantánamo, la actualización de la guerra contra el terrorismo en Afganistán… El factor esencial con el que Estados Unidos cuenta es la ayuda de sus aliados. El premier Gordon Brown ha confirmado que el Reino Unido continuará siendo su fiel apoyo. Queda por ver si otras naciones europeas -entre ellas, España, cuyo actual Gobierno ha sido consistentemente antiamericano- afirmarán con los mismos términos su apoyo a Estados Unidos.
El asombroso éxito del debate de Clinton con 1.000 jóvenes en la Eurocámara, en Bruselas, revela el esfuerzo que está haciendo para entender la muy compleja naturaleza de la política europea.«Estamos compensando por el tiempo perdido», dijo a sus entusiastas oyentes. Fue un excelente paso a favor del smart power. Y Clinton
Estados Unidos tiene ahora que plegar velas y volver a establecer su posición en el mundo. El sentido del humor que derrochaba el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, mientras intercambiaba en la reunión bromas con Hillary Clinton, es un claro indicio de que la era de hielo de Bush ha llegado a su fin.
Cuando Clinton fue designada para este cargo, emitió una declaración al Comité de Relaciones Exteriores del Senado, que ofrece una lectura muy interesante: «América por sí misma no puede resolver los problemas más apremiantes y el mundo no puede resolverlos sin América. La mejor manera de que los intereses americanos avancen es diseñar y poner en práctica soluciones globales».
Clinton recalcó su intención de usar lo que ella llamó «smart power» (poder ágil), es decir, una variedad de herramientas diplomáticas, económicas, militares, políticas, legales y culturales. Afirmó que «el deber imperioso de la Administración Obama es el de proteger y fomentar la seguridad americana. Y sabemos que la fuerza militar algunas veces va a ser necesaria». La combinación de un discurso fuerte y suficiente flexibilidad, cualidades ambas del smart power, puede señalar una nueva era en la naturaleza de la hegemonía americana.
A Hillary Clinton, por supuesto, no le falta experiencia. Como esposa del presidente Bill Clinton, viajó alrededor de todo el planeta y visitó oficialmente más de 80 países. En Pekín, en 1995, sorprendió a sus anfitriones dando una conferencia a favor de los derechos de la mujer. Como candidata a la Presidencia, mostró una madurez y una experiencia de las que Obama obviamente carecía. Refinada, culta, pero dura como el hierro, sabe cuándo sonreír y cuándo no. También sabe enmendar errores. En Ginebra, entregó un regalo simbólico a Lavrov con la palabra peregruzka escrita en él. Alguno de sus asesores, desinformado, creía que la palabra significa reanudar (la traducción en ruso de reanudar es perezagruzka). Clinton quería transmitir con este mensaje que la nueva relación con Rusia consistiría en reanudar y continuar las buenas relaciones. Pero peregruzka significa sobrecarga.Cuando se descubrió el error ante los divertidos periodistas, Clinton no vaciló ni un segundo antes de decir: «¡Oh!, lo siento mucho, pero peregruzka también es una buena palabra, porque indica la gran carga de trabajo que hemos tenido preparando estas negociaciones».Fue una buena demostración de inteligencia y de smart power.
Smart power, en efecto, parece significar algo. Y el viaje de Clinton por Asia el mes pasado indica que es una noción que merece respeto y atención. En ningún momento, Clinton ha intentado establecer su posición mediante equívocos y promesas. En lugar de eso, ha explotado su perfil de diplomática no profesional para usar un lenguaje no diplomático.
La corresponsal estadounidense de la cadena ABC en Pekín informaba así de la visita de Clinton a China: «La nueva jefa de la diplomacia americana usa un refrescante lenguaje poco diplomático». Y observaba: «Debo admitir que, después de haber asistido durante más de una década a sesiones informativas dolorosamente vagas e imprecisas, esto podría ser un cambio bienvenido». Y concluía: «Clinton claramente tiene una nueva manera de acercarse a la diplomacia. La combinación de su amistosa ofensiva diplomática, y su discurso notoriamente fuerte y contundente, puede dar un nuevo sentido al smart power.
Resumiendo, Clinton tiene cuidado de hablar con claridad. Esto es algo que la Administración Bush hizo con frecuencia mal. Está intentando, como confirmó a Sergei Lavrov, conseguir colaboración sin expresar ambigüedades en lo que se refiere a diferencias.La colaboración con Rusia no significa, dijo en una entrevista a la BBC, que Estados Unidos apoye al Kremlin en sus argumentos sobre Ucrania o Georgia.
Pero tal vez su momento más difícil haya sido hasta ahora el vivido en Israel, donde se declaró sin ambages a favor de una opción que en este país sigue siendo un punto de discusión: la creación de dos estados. Clinton lo dijo con claridad: Israel debe coexistir con un Estado de Palestina, libre e igual. «Estados Unidos se comprometerá con energía a buscar una solución de un sistema de dos estados, una solución ineludible», señaló. De inmediato recibió el ataque del portavoz del Gobierno de Hamas.Algo inevitable, por otra parte, ya que Hamas ha rechazado hasta la fecha todos los intentos de encontrar una solución. Otros actores en Oriente Próximo sí se han mostrado más sensibles al debut de Clinton en las agitadas aguas del problema palestino.
En una visita de dos días a Pekín, Clinton dijo que estaba determinada a conectar con la gente «de una manera que no es tradicional, sin limitarse a la bienvenida ministerial y a la pose de la foto de apretón de manos». En Asia quedaron impresionados por la nueva diplomacia. Una sala abarrotada en la Universidad de Tokio la escuchó hablar de cómo Estados Unidos debe reconstruir sus lazos con el mundo musulmán. Al final del acto, una joven, que dijo que jugaba en el equipo de béisbol del centro, le preguntó tímidamente cómo había llegado a ser tan fuerte como era. «Bien -contestó Hillary- jugué mucho a béisbol, y jugué con muchos chicos». Hubo carcajadas.
El deseo de Clinton de conectar incluye también la tecnología digital. Está activamente presente en varias websites, donde invita al público a contactar con sus ayudantes para plantear cuestiones relacionadas con su trabajo. En Washington, también ha abierto un nuevo canal de intranet desde el que miembros de su departamento pueden debatir sus quejas con ella. En un discurso a los empleados del Departamento de Estado, Clinton declaró: «No hay duda alguna en mi mente de que apenas hemos arañado la superficie de lo que podemos utilizar para comunicar con la gente alrededor del mundo». Un oficial de Washington declaró: «La decisión de Clinton de adoptar el uso masivo de internet la imitarán otros de la Administración Obama».
No cabe duda de que el nuevo equipo de la Casa Blanca no será un mero cambio cosmético. Los asuntos que la diplomacia estadounidense afronta son problemáticos, y muchos de los aliados de América tienen dudas. No hay respuestas fáciles. Hasta ahora, Clinton no ha ofrecido respuestas, porque las decisiones políticas que ya se tomaron son bastante sustanciales: poner fin a la guerra de Irak, el cierre de Guantánamo, la actualización de la guerra contra el terrorismo en Afganistán… El factor esencial con el que Estados Unidos cuenta es la ayuda de sus aliados. El premier Gordon Brown ha confirmado que el Reino Unido continuará siendo su fiel apoyo. Queda por ver si otras naciones europeas -entre ellas, España, cuyo actual Gobierno ha sido consistentemente antiamericano- afirmarán con los mismos términos su apoyo a Estados Unidos.
El asombroso éxito del debate de Clinton con 1.000 jóvenes en la Eurocámara, en Bruselas, revela el esfuerzo que está haciendo para entender la muy compleja naturaleza de la política europea.«Estamos compensando por el tiempo perdido», dijo a sus entusiastas oyentes. Fue un excelente paso a favor del smart power. Y Clinton
No hay comentarios.:
Publicar un comentario