Revista Proceso No. 1976, 13 de septiembre de 2014
Exultante por su triunfo rumbo a la presidencia nacional del PRD, Carlos
Navarrete asegura a Proceso que exigirá resultados a Enrique Peña Nieto y
adelanta que ofrecerá a Cuauhtémoc Cárdenas una especie de “liderazgo moral”.
En contraste, otros destacados integrantes de esa organización política
consideran que los resultados del reciente proceso electoral interno se dieron
gracias a un desaseo “brutal” en el que intervinieron el PRI, el PAN y el
Partido Verde. El hecho de que el perredismo dominante mantenga una estrecha
colaboración con Acción Nacional y con el partido en el poder, advierten,
provocará un éxodo de sus filas…
Confiado en que durante el Consejo Nacional del PRD que se realizará el
próximo 5 de octubre será elegido presidente de ese partido, Carlos Navarrete
Ruiz adelanta a Proceso que su primera propuesta será que Cuauhtémoc Cárdenas
Solórzano asuma un supra-liderazgo del perredismo, es decir, que funja como
“líder moral”.
En contraparte, René Bejarano, miembro de Izquierda Democrática Nacional
(IDN) y uno de los representantes del Frente Amplio de Izquierda (FAI) en la
interlocución con Cárdenas, a quien todavía buscan impulsar para que encabece
el partido, replica: “Para empezar, no creo que el ingeniero se preste a ser monigote de
nadie. En segundo lugar, él es una persona que tiene definiciones muy claras en
política; una de ellas es que se opone a las alianzas con el PAN, y ha sido muy
consistente en esa postura, por poner un solo ejemplo. Por ende, en el momento
en que la dirección real pacte la alianza con el PAN, obviamente el ingeniero
no va a compartir esa línea; va a desconocerla, a oponerse o a pronunciarse en
contra.”
–¿Con otro tipo de Frente Democrático Nacional?
–Con las modalidades y las denominaciones que se consideren convenientes.
Pero el PRD necesita encomendar una tarea de estas proporciones a un hombre
respetado por todos, que pueda dialogar con todos y que pueda ser escuchado. Y
no es un encargo menor –señala– porque el PRD es la izquierda más importante en
el país.
Justifica su propuesta con halagos a Cárdenas:
“El ingeniero Cárdenas es un referente político y moral para la izquierda
y para muchos sectores de la población. El ingeniero Cárdenas fue el que
convocó a la unidad de las izquierdas en el 88 con el Frente Democrático
Nacional, el que enfrentó al PRI en el 94 y en el 2000, y el que le ganó la
Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en 1997.
“El ingeniero es el que tiene la capacidad de interlocución con muchos
actores de la sociedad mexicana. Por eso el ingeniero Cárdenas seguirá jugando
un papel muy importante en las filas del PRD, y más allá, incluso. Lo respetan
propios y extraños; amigos y adversarios, en el amplio abanico de la política
mexicana. Yo estoy muy consciente de eso”, afirma.
Pese a que los representantes del FAI habían señalado que insistirán en
la promoción de Cuauhtémoc Cárdenas para que se postule como candidato a la
presidencia del PRD, el jueves 11 el fundador del partido se reunió con otro
aspirante, Carlos Sotelo, de Patria Digna; con Leonel Godoy, expresidente del
PRD, y con René Bejarano, de IDN, a quienes les dijo, palabras más, palabras
menos, que ante el actual panorama electoral interno, donde NI y sus aliados
tienen 70% de los consejeros, él no se postularía.
La cultura priista
Mientras tanto, los representantes de tres corrientes del Frente Amplio
de Izquierda (FAI) del PRD: René Bejarano, de IDN; Marcelo Ebrard, del
Movimiento Progresista, y Camilo Valenzuela, de Redir, opinan que la figura de
Cárdenas como presidente nacional daría aliento a un PRD que, dicen, “está
adoptando una cultura priista antidemocrática”. Y concuerdan en que un eventual
triunfo de Carlos Navarrete será para comodidad del gobierno de Enrique Peña
Nieto.
En entrevista con Proceso –por separado–, destacan que la elección del 7
de septiembre estuvo plagada de irregularidades, como la coacción del voto a
través de tarjetas de prepago, similares a las de Monex que usaron los priistas
en la elección presidencial.
Acusan al gobierno federal y a administraciones estatales priistas de
haber ayudado a NI y a sus corrientes de coalición, Foro Nuevo Sol y Alianza
Democrática Nacional, para que 1 millón 900 mil personas votaran en una
elección interna, lo cual nunca había sucedido en comicios de esta naturaleza
en el PRD, los cuales, calculan, representaron esta vez un gasto de 500
millones de pesos.
Para Bejarano, el resultado electoral del PRD tiene que ver con los
recientes acontecimientos en el partido, como el Pacto por México, firmado el 2
de diciembre de 2012 con el PAN, el PRI y el gobierno federal sin el consenso
de los órganos de dirección internos.
“Creemos que la firma del Pacto por México y los compromisos que de ahí
se derivaron influyeron de manera determinante en el resultado porque, a todas
luces, al gobierno de Peña Nieto le favorece que Gustavo Madero sea presidente
del PAN, y es evidente que al gobierno le simpatiza más la idea de que quienes
firmaron y avalaron el Pacto continúen en la dirección del partido”, declara en
sus oficinas de la colonia Santa María la Ribera.
Estima que el peligro real para el PRD es que, si la nueva dirigencia
asume una conducta extremadamente moderada, excluyente y muy colaboracionista
con el PAN y con el PRI, haya un éxodo silencioso de militantes, así como
nuevas fisuras que se transformen en rupturas en la dirigencia y generen una
mayor diáspora de la izquierda.
Su balance cuantitativo sobre cómo quedó la correlación de fuerzas lo
explica en dos planos: “Uno, la participación de la militancia, que es muy
importante por el número de votos emitidos, pero también la injerencia indebida
de actores políticos ajenos al partido que influyeron en la orientación del
voto”.
Rehúsa referirse puntualmente a quiénes se refiere, pero perfila cuatro
tipos de militancia perredista: el amarillo, que es la base; el rojo, que
básicamente apoya al PRI; el azul, que representa los votos que los
gobernadores o presidentes municipales panistas promovieron para determinadas
corrientes, y el verde, que recibió ayuda del Partido Verde Ecologista de
México.
Abunda: “Obviamente, los votos del PRD rojo, verde y azul fueron hacia el
bloque moderado, para decirlo cortésmente, a favor de la candidatura de Carlos
Navarrete, y eso generó una desproporción, un desbalance en el sentir de la
militancia”.
Recuerda que en 2008 hubo alrededor de 800 mil votantes, por lo que le
llamó la atención que este año hubieran votado “1 millón más de militantes,
influidos por estos imperativos, que tienen que ver con gestiones, incentivos y
bienes. Es la cultura priista o del sistema político que se enquistó ya en la
vida interna del PRD”, subraya.
Aunque “hubo mucha inversión económica para promover planillas”,
reconoce, se denunció que “entregaban cantidades importantes de dinero en
efectivo, vales para tiendas de descuento, tarjetas de prepago –que son una
innovación del PRD, pero copia de la cultura priista–, bultos de cemento, tabletas,
enseres domésticos y todo un catálogo de artículos, antes, durante y después de
la elección. Eso genera que quien tiene más recursos, pues tiene más
ventajas…”.
–Pero si ya aprendieron este camino, ¿cómo lo van a recomponer? –se le
interrumpe.
–Pues sí… Ahora con qué autoridad moral vamos a criticar que el PRI nos
haga lo mismo, si en la elección del PRD se ejercen esas prácticas. Eso es
veneno en la vida interna, porque fue aquello de lo cual nos quejamos con Peña
Nieto.
En la Ciudad de México, continúa, los propios perredistas echaron a andar
estas prácticas, pero “se hizo en grado brutal” en las entidades, donde los
operadores fueron del PAN, del PRI o del Verde Ecologista.
Para Bejarano, tales resultados no sólo benefician al gobierno federal, sino
también a Andrés Manuel López Obrador, dirigente del Movimiento Regeneración
Nacional (Morena). A éste le servirán “para seguir manteniendo su discurso,
donde plantea que en el PRD todos somos iguales, que no hay ninguna diferencia
(con el PRI) y que la única alternativa del mundo es Morena. Y (lo ocurrido) le
queda bien porque embona con su discurso, y, claro, busca que una parte de la
militancia perredista se vaya a Morena para que sea la principal fuerza de
izquierda”.
Un triunfo cantado
Por el contrario, Carlos Navarrete se dice “orgulloso del comportamiento”
de su partido, pues pudo movilizar para votar a 1 millón 900 mil personas
inscritas en el padrón electoral del PRD, en mil 500 municipios.
“Para muchos dirigentes fue sorprendente la cantidad de perredistas
movilizados”, resaltó Navarrete, miembro fundador del Partido Socialista de los
Trabajadores (PST) y que fue secretario general del PRD con la ahora priista
Rosario Robles, así como vocero del Sol Azteca.
Entusiasmado, expresa: “Vencimos la maldición del conflicto interno y el
desaseo en elecciones internas. En 25 años no habíamos tenido una elección de
esta naturaleza… desde la fundación… con tal nivel de participación, con tantos
candidatos en contienda, con resultados tan claros, y eso es para alegrarse.
“Esto nos da el panorama de una coalición mayoritaria. Por eso, a la hora
de elegir al presidente, al secretario general y a todos los integrantes del
CEN, se va a reflejar esa correlación de fuerzas en la integración del gobierno
del PRD.”
En su turno, Bejarano enfatiza que, si sigue dividida como hasta la
fecha, el panorama para la izquierda en 2015 podría ser fúnebre.
“Es muy difícil que la izquierda logre triunfos si sigue dispersa. Hasta
ahora se ve así debido a que Morena no puede hacer alianzas federales porque
acaba de obtener su registro y no puede. Además, no quiere coaliciones donde
podría hacer alianzas locales –como en el Distrito Federal–. Asimismo,
Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo ya dijeron que competirán solos.
Hay cinco partidos que estarán luchando por obtener su 3% para sobrevivir, y
tienen, entre todos, que juntar 15% de la elección intermedia, sin candidato
presidencial”, precisa.
Esto, añade, reduce las opciones para la izquierda porque los registros de
partidos políticos se otorgan cada seis años. Entonces, el saldo de 2015 con
esa dispersión sería un escenario donde sólo sobrevivan el PRI, la alianza con
el Verde, el PAN, Morena y el PRD.
Para Navarrete, el escenario es similar, aunque con resultados favorables
a futuro: “Vamos a ver si los electores de la izquierda mantienen su lealtad al
PRD o cambian de partido, o en qué proporción lo hacen. El reto del PRD es
pasar su segunda prueba en julio de 2015”, manifiesta.
Por lo pronto, como posible presidente de esa organización, expone la
ruta: “El PRD tiene que colocar en tres pistas su actuación política. Anclarse
claramente como la primera oposición de izquierda ante el actual gobierno del
PRI que encabeza Enrique Peña Nieto. No debe haber dudas: somos la oposición de
izquierda más importante del país y como tal debemos ser muy enérgicos en
nuestros planteamientos hacia el gobierno”.
En este punto, el expresidente de la Mesa Directiva del Senado y primer
perredista que ocupó ese cargo, en 2009, se vuelve crítico del gobierno de Peña
Nieto, aun cuando el todavía presidente del PRD, Jesús Zambrano, miembro como
él de la corriente Nueva Izquierda, avaló el Pacto por México.
Al primer mandatario, enfatiza, “es el momento de pedirle resultados,
mejorías, que rinda cuentas. No lo que pretende hacer, sino lo que ha hecho en
dos años. Porque nos han vendido la versión de que en dos años se la pasaron
haciendo reformas y por eso no hicieron gran cosa, pero eso no es aceptable
para un gobierno”.
Desde ahorita, prosigue, el PRD debe prepararse para demostrarle a la
sociedad que puede gobernar el país en 2018. En consecuencia, sostiene
Navarrete, él luchará por cambiar la forma de organización partidista, terminar
con las cuotas de corriente e impulsar candidaturas independientes.
“La etapa que viene no es la etapa de un solo hombre dirigiendo a un
partido. Es la etapa de un colectivo dirigiendo al PRD”, asegura.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario