La opacidad es prima de la corrupción
Presidencia
niega una y otra vez lo evidente: la ostentosa remodelación de Los Pinos/, reportaje de ANABEL
HERNÁNDEZ
- En respuestas oficiales a seis solicitudes de información, Los Pinos dicen:
Revista Proceso No. 1976, 13 de septiembre de 2014
Son
obvios los cambios en Los Pinos, la casa oficial de Enrique Peña Nieto y su
familia pero que paga el pueblo: se trata de transformaciones profundas que
hasta se han publicado en fotografías oficiales y en una revista de modas. Las
remodelaciones de la residencia del mandatario son manifiestas, pero el
Ejecutivo las niega una, dos, tres… seis veces, correspondientes a sendos
requerimientos de información para averiguar cuánto dinero público se ha usado
para reconvertir la residencia Miguel Alemán así como las famosas “cabañas de
Fox”. La respuesta fue la misma: no hay remodelaciones, no hay información. Es
decir, la opacidad, la cerrazón, el autoritarismo…
Con
la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia, la Residencia Oficial de Los
Pinos sufrió profundas transformaciones: Fue redecorada y remodelada e incluso
hay nuevas construcciones. Pero el Ejecutivo trata de ocultar esos cambios y se
niega a dar cuentas sobre los recursos públicos erogados.
Los
gastos de remodelación, construcción y menaje en Los Pinos durante los dos
sexenios panistas, habitualmente escandalosos, al menos mostraron indicios de
transparencia. Ahora no.
Cuando
Peña Nieto, su esposa Angélica Rivera y los seis hijos de ambos se convirtieron
en la familia presidencial, la residencia Miguel Alemán (dentro de Los Pinos)
fue transformada radicalmente: de albergar oficinas se convirtió en su hogar.
Se remodeló para adecuar los espacios y hacerlos recámaras, baños, vestidores y
estancias, y además se le quitó al inmueble el estilo mexicano contemporáneo
para hacerlo un palacete afrancesado.
En
respuestas oficiales a seis solicitudes de información presentadas por esta
reportera entre noviembre de 2012 y el pasado martes 9, reiteradamente la
Presidencia negó que hubiera remodelaciones, construcción, nuevo menaje o
redecoración en Los Pinos.
Aunque
la Presidencia se negó a responder directamente la pregunta del uso que se le
da a la casa Miguel Alemán y a las cabañas, respondió: “En cuanto al resto de
los inmuebles ubicados dentro del predio denominado ‘Residencia Oficial de Los
Pinos’ o ‘Los Pinos’, se informa que están destinados a oficinas
administrativas”.
Esto
significaría que las cabañas remodeladas por Fox también son habitaciones y
debieron ser reamuebladas.
El
28 de mayo de 2013 se hizo una nueva solicitud de información preguntando la
fecha exacta en la cual el presidente y su familia llegaron a vivir a la
residencia oficial y las razones por las cuales lo hicieron en esa fecha y no
el 1 de diciembre de 2012, cuando inició su mandato.
“El
Estado Mayor Presidencial por medio de su oficio número 394/14 de fecha trece
de junio de dos mil catorce, manifestó lo siguiente: Con fundamento en los
artículos 3/o fracciones III y V, 42, 46 de la Ley Federal de Transparencia y
Acceso a la Información Pública Gubernamental, se hace de su conocimiento que
después de haber efectuado una búsqueda exhaustiva en los archivos del Estado
Mayor Presidencial, no se encontraron registros documentales de la información
solicitada, motivo por el cual se declara la inexistencia”, respondió la
Presidencia para no tener que aclarar que el mandatario no llegó al inicio de
su administración porque la casa Miguel Alemán estaba siendo remodelada.
Ahora
la residencia Miguel Alemán se amuebló al estilo Luis XV. Los muebles de líneas
sencillas y estilo mexicano contemporáneo fueron sustituidos por sofás y
sillones capitonados de terciopelo o con brocados en tonalidades blancas y
grises, con maderas pintadas de dorado y plateado, mesas doradas o con madera
oscura con toques dorados. Sobre los pisos se colocaron tapetes de brocados.
Excesos
y discrecionalidad
El
pasado junio la revista de moda y estilo Marie Claire dedicó su portada a
Angélica Rivera y a su hija Sofía Castro. Ambas posan en la residencia oficial
con atuendos de marcas de lujo. En el reportaje la autora, Adriane Grant,
directora editorial de la revista para Latinoamérica, habló de la sesión de
fotos en Los Pinos pero nunca especificó en qué lugar exactamente se tomaron.
Personal
que conoce el complejo presidencial sostiene que la fotografía de las
escalinatas y un ventanal donde aparecen Rivera y su hija fue realizada en la
casa Lázaro Cárdenas (otro inmueble del conjunto), donde despacha Peña Nieto y
donde se supone que se adoptan las decisiones más importantes del país.
Con
base en la Ley de Transparencia se pidió el monto y la factura de la compra o
arrendamiento –así como registro en el inventario de la Presidencia– de las
cortinas estilo imperial, el candil, la cómoda y el sillón plateado que
aparecen en la fotografía de Rivera y su hija.
La
Secretaría Particular, el Estado Mayor Presidencial y la Dirección General de
Finanzas y Presupuesto dijeron no tener en sus archivos ninguna información
sobre dichos bienes muebles, en tanto que la Dirección General de Recursos
Materiales y Servicios Generales afirmó que no encontró en sus registros
archivos ni expedientes de esa información. Por consiguiente, tampoco
especificaron en cuál de las dos residencias (la Miguel Alemán o la Lázaro
Cárdenas) se ubicaban los referidos muebles y ornamentos.
Del
candil dijeron: “Es un artículo que forma parte de la casa (aquí se refieren en
general a Los Pinos) desde la época en que fue construida”, y añadieron que no
tienen información de las cortinas, cómoda y sillón, “ya que los bienes son propiedad
particular, pertenecientes a la familia que ocupa el inmueble”. No se entregó
ningún elemento de prueba.
En
lo que respecta a la residencia Miguel Alemán, a partir de la fotografía de
Kerry y Peña Nieto se solicitó el monto erogado y factura de la compra o
arrendamiento de las nuevas cortinas que aparecen en el ventanal de las
escaleras principales, la mesa colocada al centro del recibidor, los floreros
plateados, las flores y el candil, así como copia del inventario donde se debe
tener registro de todos esos artículos.
La
Presidencia respondió que la Secretaría Particular, la Dirección General de
Recursos Materiales y Servicios Generales, ni el Estado Mayor tenían “evidencia
documental que contenga la información solicitada”.
La
Dirección General de Recursos Materiales y Servicios Generales afirmó que “no
localizó dentro de sus registros, archivos y expedientes, evidencia documental
relativa a la información motivo de la solicitud que atienda el requerimiento
del interesado” y afirmó que las cortinas, la mesa, los arreglos florales y
jarrones que aparecen en esa foto “son propiedad particular pertenecientes a la
familia que ocupa el inmueble”. Tampoco entregaron un documento que sustentara
eso.
Sin
un control estricto, bienes de la nación podrían luego ser declarados bienes de
la familia Peña Nieto.
Un
exfuncionario de Los Pinos consultado por Proceso señala que lo respondido por
la Presidencia es imposible, pues considera que forzosamente debe haber en los
inventarios un registro de dichos bienes.
“Lo
que la Presidencia contestó es un exceso de engaño para protegerse; es una
locura que prefieran el costo de decir este absurdo que revelar cuánto
gastaron”, refiere quien trabajó seis años en Los Pinos y cuyo nombre se
reserva para evitarle represalias.
“En
la Presidencia todo está inventariado. Todo”, afirma. “Es casi imposible lo que
respondió la Presidencia, que los bienes hayan ido comprados por Peña Nieto y
su familia; pero si fuera verdad, tendría que haber un registro riguroso de
ello. Hay todo un procedimiento para meter y sacar cosas de Los Pinos, desde
una computadora hasta herramientas de trabajo o muebles”.
Explica
que si un funcionario – como lo es Peña Nieto– quiere meter algo a Los Pinos
tiene que informarlo y registrarlo, incluso por seguridad. Los inventarios de
bienes muebles e inmuebles, dice, son unas de las cosas más sensibles de la
administración pública, por tratarse de propiedad de la nación, sobre todo
porque en un lugar como Los Pinos hay obras de arte invaluables, antigüedades y
objetos de interés histórico. Sería un delito que se dañaran o extraviaran,
opina.
Según
la Ley de Normas Generales para el Registro, Afectación, Disposición Final y
Baja de Bienes Muebles de la Administración Pública Federal, a la que está
sujeta la Presidencia, los oficiales mayores y equivalentes en las dependencias
deben hacer inventarios físicos totales de los bienes muebles cuando menos una
vez al año y por muestreo físico cuando menos cada tres meses, cotejando los
bienes contra los registros.
Según
las respuestas oficiales dadas por la Presidencia, dichos controles no se
cumplen, lo que abre un margen de total discrecionalidad y pone en riesgo el
resguardo y control del patrimonio de la nación.
++
El nuevo
edificio de Aurelio Nuño “no existe”/ANABEL
HERNÁNDEZ
REPORTAJE ESPECIAL
Puesto que la residencia Miguel Alemán dejó de ser oficina y volvió a ser casa habitación del presidente Enrique Peña Nieto y las cabañas ocupadas como vivienda por los anteriores mandatarios, Vicente Fox y Felipe Calderón, también están siendo usadas como morada de la familia presidencial, el Ejecutivo tuvo que construir un nuevo edificio en el perímetro de Los Pinos.
En la parte del terreno que corresponde a la esquina de avenida Parque Lira y Constituyentes, entre las puertas 1 y 2 de la Residencia Oficial de Los Pinos, se erigió un edificio de tres pisos para albergar el despacho del jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño Mayer, y los de otros funcionarios desalojados de la casa Miguel Alemán. En esa esquina antes sólo había vegetación y, cerca de ahí, las llamadas “caballerizas”, donde también había oficinas administrativas.
El nuevo inmueble cercano a la llamada casa Lázaro Cárdenas, y que se puede ver desde las avenidas Constituyentes y Parque Lira, destaca por sus vidrios polarizados y porque su arquitectura rompe con el estilo de Los Pinos. En su diseño arquitectónico, es un gran cubo de cristal. Por la noche las luces interiores del inmueble quedan prendidas y hacen visible su interior: decenas de oficinas.
Fuentes allegadas al gobierno federal dicen a la reportera que para tratar de esconder los gastos y evitar la rendición de cuentas, el gobierno peñanietista ha triangulado algunos trabajos de obra pública y compras. Las obras y adquisiciones se realizan mediante convenios con otras dependencias federales, encargadas de contratar a los proveedores.
En julio de 2014, con base en la Ley Federal de Transparencia, se solicitó a la Presidencia toda la información referente al contrato, convenio, convenio de modificación o cualquier otro instrumento jurídico en el cual haya quedada acordada la construcción del nuevo edificio de Los Pinos, su costo total y los documentos que justifican la realización de la obra.
Así como antes negó documentación y costos de la remodelación de la residencia Miguel Alemán, y aun cuando el nuevo inmueble está dentro de Los Pinos y sólo pudo ser edificado a petición y bajo la dirección de la Presidencia, ésta se rehusó a dar información al respecto.
La Secretaría Particular del presidente Peña Nieto, el Estado Mayor Presidencial, la Dirección General de Finanzas y Presupuesto respondieron que “después de efectuar una búsqueda exhaustiva en los archivos… no se encontraron registros documentales de la información que se solicita”. Como si el edificio que se ve desde la calle no existiera.
REPORTAJE ESPECIAL
Puesto que la residencia Miguel Alemán dejó de ser oficina y volvió a ser casa habitación del presidente Enrique Peña Nieto y las cabañas ocupadas como vivienda por los anteriores mandatarios, Vicente Fox y Felipe Calderón, también están siendo usadas como morada de la familia presidencial, el Ejecutivo tuvo que construir un nuevo edificio en el perímetro de Los Pinos.
En la parte del terreno que corresponde a la esquina de avenida Parque Lira y Constituyentes, entre las puertas 1 y 2 de la Residencia Oficial de Los Pinos, se erigió un edificio de tres pisos para albergar el despacho del jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño Mayer, y los de otros funcionarios desalojados de la casa Miguel Alemán. En esa esquina antes sólo había vegetación y, cerca de ahí, las llamadas “caballerizas”, donde también había oficinas administrativas.
El nuevo inmueble cercano a la llamada casa Lázaro Cárdenas, y que se puede ver desde las avenidas Constituyentes y Parque Lira, destaca por sus vidrios polarizados y porque su arquitectura rompe con el estilo de Los Pinos. En su diseño arquitectónico, es un gran cubo de cristal. Por la noche las luces interiores del inmueble quedan prendidas y hacen visible su interior: decenas de oficinas.
Fuentes allegadas al gobierno federal dicen a la reportera que para tratar de esconder los gastos y evitar la rendición de cuentas, el gobierno peñanietista ha triangulado algunos trabajos de obra pública y compras. Las obras y adquisiciones se realizan mediante convenios con otras dependencias federales, encargadas de contratar a los proveedores.
En julio de 2014, con base en la Ley Federal de Transparencia, se solicitó a la Presidencia toda la información referente al contrato, convenio, convenio de modificación o cualquier otro instrumento jurídico en el cual haya quedada acordada la construcción del nuevo edificio de Los Pinos, su costo total y los documentos que justifican la realización de la obra.
Así como antes negó documentación y costos de la remodelación de la residencia Miguel Alemán, y aun cuando el nuevo inmueble está dentro de Los Pinos y sólo pudo ser edificado a petición y bajo la dirección de la Presidencia, ésta se rehusó a dar información al respecto.
La Secretaría Particular del presidente Peña Nieto, el Estado Mayor Presidencial, la Dirección General de Finanzas y Presupuesto respondieron que “después de efectuar una búsqueda exhaustiva en los archivos… no se encontraron registros documentales de la información que se solicita”. Como si el edificio que se ve desde la calle no existiera.
Peloteo de
responsabilidades
Por su parte, la Dirección General de Recursos Materiales y Servicios Generales sugirió que se solicitara la información a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) “para que en el ámbito de sus atribuciones se manifieste en relación a la información solicitada por el particular”.
En el gobierno de Peña Nieto los criterios de transparencia no se aplican igual para sexenios anteriores que para el suyo. En la solicitud de información hecha por la reportera a fin de conocer los gastos de remodelación en la residencia Miguel Alemán del 1 de diciembre de 2006 a diciembre de 2012, la Presidencia incluso reveló los montos de los convenios de colaboración y sus respectivos convenios modificatorios firmados con la Secretaría de Marina (Semar).
Según la información obtenida se hicieron convenios de 29.8 millones de pesos en los cuales se establecen los mecanismos de coordinación y cooperación entre la Semar y la Presidencia para la ejecución de los trabajos de adecuación, mantenimiento y conservación “de todos los bienes propiedad, destinados y/o en uso de la Presidencia, así como el equipamiento necesario de las áreas estratégicas para las actividades del mando supremo de las fuerzas armadas mexicanas que convengan a Semar y a la Presidencia”, señala el resumen de dicho convenio.
Si la Sedena fue responsable de construir el edificio donde despacha el jefe de la Oficina de la Presidencia, debió haber un convenio similar y la Presidencia debe tener copia del mismo. Pero niega su existencia. Como si fuera secreto de Estado.
Por su parte, la Dirección General de Recursos Materiales y Servicios Generales sugirió que se solicitara la información a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) “para que en el ámbito de sus atribuciones se manifieste en relación a la información solicitada por el particular”.
En el gobierno de Peña Nieto los criterios de transparencia no se aplican igual para sexenios anteriores que para el suyo. En la solicitud de información hecha por la reportera a fin de conocer los gastos de remodelación en la residencia Miguel Alemán del 1 de diciembre de 2006 a diciembre de 2012, la Presidencia incluso reveló los montos de los convenios de colaboración y sus respectivos convenios modificatorios firmados con la Secretaría de Marina (Semar).
Según la información obtenida se hicieron convenios de 29.8 millones de pesos en los cuales se establecen los mecanismos de coordinación y cooperación entre la Semar y la Presidencia para la ejecución de los trabajos de adecuación, mantenimiento y conservación “de todos los bienes propiedad, destinados y/o en uso de la Presidencia, así como el equipamiento necesario de las áreas estratégicas para las actividades del mando supremo de las fuerzas armadas mexicanas que convengan a Semar y a la Presidencia”, señala el resumen de dicho convenio.
Si la Sedena fue responsable de construir el edificio donde despacha el jefe de la Oficina de la Presidencia, debió haber un convenio similar y la Presidencia debe tener copia del mismo. Pero niega su existencia. Como si fuera secreto de Estado.
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