El mensaje de Jorge Mario Bergoglio en el Memorrial de la Zona Zero en Nueva York.
Encuentro interreligioso en el lugar del memorial de las víctimas del 11-S
Acompañado por el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, entró en el edificio del Memorial y participó en un encuentro interreligioso junto con otros 12 líderes de diversos credos.
El encuentro ha iniciado con una presentación del cardenal Dolan, con una reflexión del rabino y otra del imán de Nueva York, en la que han rechazado la violencia en nombre de Dios y han condenado el atentado que ahí tuvo lugar. Después, el papa recitó , en inglés, una oración por la paz. Para continuar con el acto, tras la lectura de 5 meditaciones sobre la paz --hindú, budista, sikh, cristiana, musulmana-- y la oración judía por los difuntos, el Pontífice ha pronunciado su discurso.
Nueva York, a 25 de septiembre de 2015
Acompañado por el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, entró en el edificio del Memorial y participó en un encuentro interreligioso junto con otros 12 líderes de diversos credos.
El encuentro ha iniciado con una presentación del cardenal Dolan, con una reflexión del rabino y otra del imán de Nueva York, en la que han rechazado la violencia en nombre de Dios y han condenado el atentado que ahí tuvo lugar. Después, el papa recitó , en inglés, una oración por la paz. Para continuar con el acto, tras la lectura de 5 meditaciones sobre la paz --hindú, budista, sikh, cristiana, musulmana-- y la oración judía por los difuntos, el Pontífice ha pronunciado su discurso.
Nueva York, a 25 de septiembre de 2015
Queridos
amigos:
Distintos
sentimientos, emociones, me genera estar en la Zona Zero donde miles de vidas fueron
arrebatadas en un acto insensato de destrucción. Aquí el dolor es palpable. El
agua que vemos correr hacia ese centro vacío nos recuerda todas esas vidas que
se fueron bajo el poder de aquellos que creen que la destrucción es la única
forma de solucionar los conflictos. Es el grito silencioso de quienes sufrieron
en su carne la lógica de la violencia, del odio, de la revancha. Una lógica que
lo único que puede producir es dolor, sufrimiento, destrucción, lágrimas. El
agua cayendo es símbolo también de nuestras lágrimas. Lágrimas por las
destrucciones de ayer, que se unen a tantas destrucciones de hoy. Este es un
lugar donde lloramos, lloramos el dolor que genera sentir la impotencia frente
a la injusticia, frente al fratricidio, frente a la incapacidad de solucionar
nuestras diferencias dialogando. En este lugar lloramos la pérdida injusta y
gratuita de inocentes por no poder encontrar soluciones en pos del bien común.
Es agua que nos recuerda el llanto de ayer y el llanto de hoy.
Pero a su vez, ellos me han
sabido mostrar la otra cara de este atentado, la otra cara de su dolor: la
potencia del amor y del recuerdo. Un recuerdo que no nos deja vacíos. El nombre
de tantos seres queridos están escritos aquí en lo que eran las bases de las
torres, así los podemos ver, tocar y nunca olvidar.
Aquí,
en medio del dolor lacerante, podemos palpar la capacidad de bondad heroica de
la que es capaz también el ser humano, la fuerza oculta a la que siempre
debemos apelar. En el momento de mayor dolor, sufrimiento, ustedes fueron
testigos de los mayores actos de entrega y ayuda. Manos tendidas, vidas
entregadas. En una metrópoli que puede parecer impersonal, anónima, de grandes
soledades, fueron capaces de mostrar la potente solidaridad de la mutua ayuda,
del amor y del sacrificio personal. En ese momento no era una cuestión de
sangre, de origen, de barrio, de religión o de opción política; era cuestión de
solidaridad, de emergencia, de hermandad. Era cuestión de humanidad. Los
bomberos de Nueva York entraron en las torres que se estaban cayendo sin
prestar tanta atención a la propia vida. Muchos cayeron en servicio y en su
sacrificio permitieron la vida de tantos otros.
Este
lugar de muerte se transforma también en un lugar de vida, de vidas salvadas,
un canto que nos lleva a afirmar que la vida siempre está destinada a triunfar
sobre los profetas de la destrucción, sobre la muerte, que el bien siempre
despertará sobre el mal, que la reconciliación y la unidad vencerá sobre el
odio y la división.
Me
llena de esperanza, en este lugar de dolor y de recuerdo, la oportunidad de
asociarme a los líderes que representan las muchas tradiciones religiosas que
enriquecen la vida de esta gran ciudad. Espero que nuestra presencia aquí sea
un signo potente de nuestras ganas de compartir y reafirmar el deseo de ser
fuerzas de reconciliación, fuerzas de paz y justicia en esta comunidad y a lo
largo y ancho de nuestro mundo. En las diferencias, en las discrepancias, es
posible vivir en un mundo de paz. Frente a todo intento uniformizador es
posible y necesario reunirnos desde las diferentes lenguas, culturas,
religiones y alzar la voz a todo lo que quiera impedirlo. Juntos hoy somos invitados
a decir «no» a todo intento uniformante y «sí» a una diferencia aceptada y
reconciliada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario