El Universal, 27 de julio de 2015
La
entrevista hecha por el periodista Carlos Benavides.
-¿Qué
diferencias ve usted entre el México al que llegó y el que deja?
—
Soy muy afortunado de haber tenido la oportunidad de trabajar por cuatro años
en México. He visto una evolución muy positiva en las relaciones que tenemos.
Hemos establecido instituciones y mecanismos con los cuales podemos trabajar en
un despliegue inmenso de los temas importantes de nuestra relación. En mi
visión este es el cambio de perspectiva bilateral más importante, porque en
este momento trabajamos desde educación hasta seguridad, de medio ambiente
hasta migración, de apoyo para los emprendedores hasta la protección de
especies en peligro de extinción. Es claro que hay diferencias, pero hay muchos
temas importantes entre los dos países. Con los años hemos creado mecanismos e
instituciones de diálogo de alto nivel, por ejemplo en Economía, en los cuales
hay reuniones a nivel de gabinete cada año, pero durante ese periodo todos los
funcionarios trabajan en 50 o 60 temas para mejorar la competitividad de las
dos economías en el mundo. Tenemos una comisión bilateral en materia de
seguridad en la cual dos veces por año todas las agencias de ambos gobiernos se
sientan a conversar de los temas que van desde el tráfico de personas hasta el
financiamiento ilícito de tráfico de drogas o el flujo de otras mercancías
ilegales, todos en la misma reunión para explorar soluciones, realmente todavía
no hay soluciones a todos estos temas, pero el hecho de que todos estén en la
misma mesa es interesante.
-Usted
llegó en un momento difícil, tras la salida más o menos complicada de su
antecesor. ¿Qué tan complicada fue su gestión?
—
En una relación tan compleja como la de México con Estados Unidos hay días
buenos y también hay días malos. En mi llegada los primeros desafíos tenían que
ver con la idea de crear confianza y que las relaciones entre los dos países,
en general, fueran positivas.
-¿Crear
confianza en el embajador?
—
En la relación y entre los individuos, también entre los dos gobiernos. Una
imagen de que la relación es demasiado importante para los dos países y
debíamos trabajar para solucionar los retos y para reforzar las áreas que no
eran conflictivas, como la economía, por ejemplo. Estoy contento porque hemos
establecido este nivel de confianza entre el gobierno de México y el de Estados
Unidos desde los años del presidente (Felipe) Calderón, y con el cambio (el
presidente Enrique Peña Nieto) hemos trabajado de la misma manera para
establecer un nivel de confianza que nos permita construir relaciones
personales y mecanismos que funcionen para generar progreso.
-¿Qué
expectativas tiene de las reformas estructurales aprobadas en la actual
administración? Después de la Ronda Uno tal parece que no hay mucho interés de
invertir en este sector, ¿qué opina?
—
Mi opinión es que las reformas, en general, son muy positivas. Había un
consenso de los expertos mexicanos y extranjeros, desde hace 10 o 15 años, de
que estas reformas eran necesarias. En el largo plazo pienso que la reforma
educativa es vital. Para el futuro de México y Estados Unidos necesitamos
jóvenes con mejor educación. La competencia mundial es muy fuerte y si México
quiere tener más prosperidad en el futuro debe de invertir hoy en día en sus
jóvenes, y lo mismo debemos hacer en Estados Unidos.
La
reforma energética es muy importante, hay muchas oportunidades y, en mi opinión
hay un proceso de aprendizaje y, es la primera vez desde los años 30 que hay un
cambio como éste, pero soy optimista de que vamos a ver muy buenos resultados a
largo plazo. En el primer paso todos han aprendido de este complejo proceso, y
estoy seguro de que hay un gran potencial y muchos beneficios.
-¿Qué
tanto le preocupa a Washington el tema de la corrupción en México? El propio
secretario de la Defensa Nacional ha dicho que la corrupción es un riesgo para
la seguridad nacional, ¿coincide con este punto de vista?
—
La corrupción es peligrosa para todas las sociedades y para todas las
economías. Tenemos, mes a mes, en Estados Unidos investigaciones de nuestras
empresas, de nuestros oficiales por actos de corrupción y es una lucha
constante. ¿Por qué es una lucha constante? Pues porque implica serios costos
para nuestra democracia y para nuestra economía, que no queremos aceptar. En
este sentido, pienso que es un reto en cada sociedad, y que es un área en la
cual todos nosotros debemos trabajar, y en la que México debe trabajar también.
Hay muchos estudios que han señalado el costo de la corrupción para la economía
de México y hay muchas encuestas que indican que los mexicanos no están
contentos con la situación que hay hoy en día. Como vecinos estamos listos para
compartir nuestras experiencias, nuestras mejores prácticas en temas éticos, en
conflicto de intereses, en las lecciones que hemos aprendido en la
investigación judicial contra la corrupción, pero finalmente es la tarea de
México, generar sus prácticas para fortalecer sus instituciones y, estoy
convencido que la gran mayoría de los mexicanos quisiera que haya progreso en
esta área, y que hay funcionarios muy sinceros en México que quieren mejorar la
situación.
-¿Y
el gobierno de su país quisiera que hubiera mayores progresos en este tema?
—
Claramente es un tema importante. Pero primero es importante para los mexicanos
y son ustedes los que deben juzgar la situación y pedir cambios. Nosotros, como
vecinos, esperamos lo mejor para México; porque está en nuestro interés que
exista un México con prosperidad y en paz, un buen vecino. El futuro debe ser
de prosperidad y paz en un ambiente de democracia.
-¿Qué
mensaje recibió de Washington cuando informó de la fuga de El Chapo Guzmán?
—
Obviamente me sentí triste y decepcionado porque hubo un gran esfuerzo conjunto
de mucha gente de ambos países para capturarlo en febrero de 2014. Ha hecho
mucho daño a miles de familias en ambos lados de la frontera, había muchos
cargos en ambos países en contra de él. Estas cosas pasan, hemos tenido
recientemente un escape en una cárcel del estado de Nueva York. Pero también
fue triste por todo este esfuerzo, por toda la inversión para capturarlo.
En
nuestro punto de vista es muy importante que haya una buena investigación, que
este proceso siga, pero que también es clave que haya un esfuerzo de todos los
que valoramos la justicia para recapturarlo y hemos ofrecido todo nuestro
apoyo, toda nuestra colaboración. Hay conversaciones regulares entre las
agencias de procuración de justicia para compartir información y para buscar a
El Chapo y honestamente pienso que este esfuerzo constante va a tener éxito.
Como
dijo mi colega y amigo Tom Shannon (consejero de alto nivel del secretario de
Estado, John Kerry) hace poco: Por qué no, vamos a detenerlo una tercera vez.
Soy optimista de que vamos a recapturarlo, es muy importante para ambas
sociedades.
-¿Sinceramente,
usted no considera que fue un error no haberlo extraditado?
—
Según el tratado entre los dos países, el que ha capturado a una persona tiene
el derecho para seguir el proceso criminal en contra de ella. Es un derecho de
Estados Unidos y de México, en este caso fue el derecho de México. Fue una decisión
completamente legítima de México guardar a El Chapo.
-Si
bien fue legítima la decisión, ¿usted diría que fue la correcta?
—
No voy a juzgar. Fue la decisión legítima de México y ahora la tarea es
recapturarlo. ¿En qué parte del mundo está? No lo sabemos, pero en este momento
hay una búsqueda global.
-¿Habría
que castigar a la gente que lo ayudó, incluida la que trabaja para el gobierno?
—
Sí, es muy importante. Hay que pensar en la gente valiente que ha trabajado
para capturarlo. Debe haber una acción fuerte para hacer justicia y llevar ante
un juez a quienes han participado en esta fuga, es una parte de la lucha contra
la impunidad que es muy importante.
-¿Y
contra la corrupción?
—
Y la corrupción, claro. Es muy importante. Señal muy importante para aquellos
que han luchado para capturarlo y también una señal para la sociedad y para
quienes en el futuro pudieran estar tentados por la corrupción para participar
en una acción similar.
-¿Y
también sería una señal para su país, que los ayudó a capturarlo la última vez?
—
Exactamente, esa es una señal para ambas sociedades.
-¿Está
Washington satisfecho con la política de extradición de la actual
administración?
—
Trabajamos muy cerca con las autoridades de la PGR y otras, y es importante
entender que en las relaciones hay todavía temas difíciles, en ambas
direcciones, porque las autoridades buscan justicia para sus ciudadanos. Hay
debates, discusiones, hay colaboración y trabajamos para lograr la mejor
colaboración posible. En este momento, hay una colaboración inmensa en muchos
temas, y hemos tenido muchos éxitos, El Chapo —su captura en 2014— es uno de
ellos. Hemos tenido éxito en contra de redes de trata de personas mexicanas…
hay progresos, pero como he dicho habrá días malos y días buenos, la clave es seguir
en nuestros esfuerzos.
-¿Cuáles
son los principales retos de México en materia de combate al crimen organizado
y al narcotráfico en este momento?
—
A largo plazo creo que es el fortalecimiento de las instituciones. En este
sentido, una reforma muy importante es el establecimiento del nuevo sistema de
justicia oral. Es más eficiente, más respetuoso de los derechos de los
acusados, y en el mundo se ha mostrado que es más eficiente para obtener
condenas exitosas. Pienso que esta reforma va a cambiar mucho el escenario para
México, habrá mayor respeto por los derechos humanos y mejor justicia para las
víctimas. Va a fortalecer a la policía, porque va a tener que presentar
evidencia, no sólo confesiones. Los procuradores deberán desarrollar casos
sólidos, también para los defensores y los presuntos culpables, porque podrán
defender su inocencia en un escenario abierto; y también para la sociedad,
porque habrá más resultados en los casos que hay actualmente, y la tasa de
impunidad se reducirá. Este cambio necesita toda la atención y todo el
compromiso posible. Estamos listos para ayudar, pero esta es una reforma de
México y de los mexicanos, que será de gran ayuda para ustedes e indirectamente
para nosotros.
-¿Cómo
calificaría usted la amenaza que los cárteles mexicanos representan para el
hemisferio? ¿De qué tamaño es ésta?
—
Es muy seria. Un ejemplo: tenemos en Estados Unidos más y más adicción a la
heroína. Es muy triste para los individuos, para las familias y para las
comunidades y la gran mayoría de esta heroína es introducida por organizaciones
criminales de México. Pero también es peligroso para México, porque estas
organizaciones usan la fuerza, generan corrupción para cumplir su tarea y,
también, en otros países en América Central hemos visto los daños que causan
estas organizaciones. La solución es que debemos trabajar mejor y de manera
conjunta en una fuerza para combatir estos problemas, e incluye en Estados
Unidos mejores programas para evitar y tratar las adicciones. Es claro que
estas organizaciones delictivas crean muchos daños en México y otros países.
-¿Usted
a qué le temería más, al narcotráfico, al crimen organizado, o al terrorismo?
—
Honestamente no podría elegir. He trabajado en ambos temas y ambos son una
amenaza. Debemos coordinarnos en la lucha contra ambas amenazas, no es posible
dar más peso a una que a otra. Es un tipo de daño diferente, pero los dos son
muy severos.
¿Qué
opina de expresiones como la del aspirante a la candidatura del Partido
Republicano, Donald Trump, hacia el gobierno de México y los mexicanos?
—
Los diplomáticos no entran en los debates del escenario político, pero mi
experiencia en México ha sido muy positiva, he tenido la oportunidad de conocer
a muchas personas muy capaces, muy comprometidas, muy dedicadas y que trabajan
para mejorar su país, su sociedad. Esa es la imagen que tengo de México.
Encuestas
muestran que el señor Trump tiene altos niveles de popularidad, ¿le preocupa
que este discurso antimexicano y xenófobo crezca en Estados Unidos?
—
Claramente esperamos que el debate en cada país sea de hechos y de realidades.
-¿Qué
consejo le dejaría a su sucesora?
—
Afortunadamente ella es especialista en América Latina y en asuntos de México.
Ella (Roberta Jacobson) conoce muy bien México, por muchos años de trabajo y
seguramente seguirá con el despliegue de la gran colaboración que hay entre los
dos países; y pienso, que esto será clave para el éxito futuro en todas las
áreas en las que estamos trabajando. Necesitamos un poco de paciencia y
reconocer que no todos los días serán buenos días, pero que en la mayoría sí lo
serán.
-Después
de cuatro años, ¿usted se va de México con más días buenos o más malos?
—
Sin duda, más días buenos. Más días en los que he recibido inspiración de los
jóvenes, de los innovadores y de las personas comprometidas para mejorar la
vida y la sociedad de México. Sin duda muchos más días buen
LA
CAPTURA NECESARIA/Editorial El Universal
Meter
a la cárcel de nuevo a Joaquín El Chapo Guzmán es necesario más por el
significado del personaje que por su importancia operativa real. Eso es lo que
hay que demostrar, que se trata sólo de un criminal más y, como tal, no
superior a la capacidad del Estado mexicano.
Ojalá pudiera el país decir que la deuda es
exclusivamente consigo mismo. La verdad es que Estados Unidos tiene razón en
pedir también la captura. No sólo porque Guzmán cometió crímenes en esa nación,
sino porque agencias de inteligencia estadounidenses colaboraron con su
detención y, probablemente, no habría salido libre de haber sido extraditado
porque no fue el ingenio técnico el que permitió la fuga, sino la corrupción.
En entrevista con EL UNIVERSAL (la hace Carlos
Benavides) , el embajador de EUA en México, Anthony Wayne, dice al respecto:
“Es muy importante para aquellos que han luchado para capturarlo y también una
señal para la sociedad y para quienes en el futuro pudieran estar tentados por
la corrupción para participar en una acción similar”.
Tiene
razón el embajador. Cuando Guzmán Loera fue aprehendido por segunda vez, su
“leyenda” llevaba más de una década acumulándose desde su primer escape. Todo
ese tiempo el mensaje que se reproducía a los oídos de muchos jóvenes era que
se podía ser el peor de los delincuentes, sin que ello tuviera consecuencias al
final.
Con la segunda fuga, la lección aprendida por
quienes enaltecieron al criminal se reforzó. La lección fue: no importa cuántas
veces te capturen, el dinero lo resuelve todo.
Podrán
decir los críticos de Estados Unidos que en ese país también existe corrupción.
Y tienen razón. Los cárteles mexicanos operan con libertad más allá del río
Bravo y prueba de ello es que la oferta de drogas no ha disminuido pese a los
operativos de la DEA.
Sin
embargo, una diferencia es fundamental entre México y EU. Allá los cárteles no
controlan territorios, sus miembros no tienen cuerpos policiacos a sueldo y
quienes terminan presos en cárceles de máxima seguridad no escapan. Por algo
Guzmán Loera siempre buscó por todas las vías legales evitar la extradición. Y
quizá por ello también la fuga se dio apenas 17 días después de la solicitud de
llevarlo ante la justicia estadounidense.
La
historia de El Chapo no debe tener un final feliz para él, por el bien del
país. Estados Unidos puede y debe ayudar en que así sea
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