En el tercer día de su viaje apostólico en Cuba, Bergoglio visitó el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba para rezar ante la imagen original. Lo prometido es deuda.."Voy a ir también al Santuario de la Virgen del Cobre como un peregrino más, como un hijo que está deseando llegar a la casa de la madre", confesó el papa antes de partir de Roma.
Y tal como estaba previsto llegó al aeropuerto Antonio Maceo, -justo a las 17: 30 horas- en Santiago de Cuba en medio de un gran ambiente de alegría, venía de Holgúin, donde estuvo apenas una horas.
En Santiago, el puerto más grande en el extremo oeste de la isla fue recibido por autoridades civiles, un coro de niños y algunos cientos de fieles.
Sin protocolo de por medio abordó un automóvil que lo condujo hasta el ingreso de la ciudad. No obstante la lluvia, que finalmente comenzó a caer, cambió por el papamóvil y recorrió algunas calles entre la gente que le dio la bienvenida.
Iba al Seminario de San Basilio Magno, donde se reunió en privado con los obispos de la isla. Concluido su encuentro se dirigió -300 metros- acompañado por el Arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio Guillermo García Ibáñez, al Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, llevaba un ramo de flores y rezó de pie ante la Virgen.
Iba al Seminario de San Basilio Magno, donde se reunió en privado con los obispos de la isla. Concluido su encuentro se dirigió -300 metros- acompañado por el Arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio Guillermo García Ibáñez, al Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, llevaba un ramo de flores y rezó de pie ante la Virgen.
Ahí hizo la señal de la cruz ante la imagen y dejó las flores ante
la imagen.
Durante unos minutos se sentó luego para seguir
su oración en silencio durante unos minutos acompañado solamente por el séquito
papal y por todos los obispos cubanos.
Luego rezó la oración a la Virgen del Cobre que también rezó ante ella San
Juan Pablo II cuando la coronó en 1998. (abajo).
“Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas para que este pueblo abra de par en par su mente, su corazón y su vida a Cristo ¡Madre de la reconciliación! Reúne a tu pueblo disperso por el mundo
Al concluir, Francisco encendió un gran cirio blanco junto a la imagen y dejó el especial regalo que llevó hasta ahí: un florero de plata con flores con tallos de plata y pétalos de cerámica.
“Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas para que este pueblo abra de par en par su mente, su corazón y su vida a Cristo ¡Madre de la reconciliación! Reúne a tu pueblo disperso por el mundo
Al concluir, Francisco encendió un gran cirio blanco junto a la imagen y dejó el especial regalo que llevó hasta ahí: un florero de plata con flores con tallos de plata y pétalos de cerámica.
Antes
de salir de la Basílica, se acercó a los niños del pequeño coro
que acompañó el evento. Uno de ellos le obsequió un crucifijo y otro una imagen
pequeña de la Virgen de la Caridad. Conversó brevemente con algunos y obsequió
varios rosarios como suele hacer en estas ocasiones.
Martes, 22 de septiembre
- 8:00 horas. Santa misa en la basílica menor del Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre.
-11:00 horas. Encuentro con familias en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción y bendición de la ciudad de Santiago.
--12:15 horas. Ceremonia de despedida en el aeropuerto Antonio Maceo, y salida hacia Washington D.C.
-16:00 horas. Llegada a Washington D.C. y recibimiento en la Fuerza Aérea de Andrews.
Martes, 22 de septiembre
- 8:00 horas. Santa misa en la basílica menor del Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre.
-11:00 horas. Encuentro con familias en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción y bendición de la ciudad de Santiago.
--12:15 horas. Ceremonia de despedida en el aeropuerto Antonio Maceo, y salida hacia Washington D.C.
-16:00 horas. Llegada a Washington D.C. y recibimiento en la Fuerza Aérea de Andrews.
Esta
es la oración que rezó el Papa ante la Virgen del Cobre:
¡Virgen
de la Caridad del Cobre,
Patrona
de Cuba!
¡Dios
te salve, María, llena de gracia!
Tú
eres la Hija amada del Padre,
la
Madre de Cristo, nuestro Dios,
el
Templo vivo del Espíritu Santo.
Llevas
en tu nombre, Virgen de la Caridad,
la
memoria del Dios que es Amor,
el
recuerdo del mandamiento nuevo de Jesús,
la
evocación del Espíritu Santo:
amor
derramado en nuestros corazones,
fuego
de caridad enviado en Pentecostés sobre la Iglesia,
don
de la plena libertad de los hijos de Dios.
¡Bendita
tú entre las mujeres
y
bendito el fruto de tu vientre, Jesús!
Has
venido a visitar nuestro pueblo
y
has querido quedarte con nosotros
como
Madre y Señora de Cuba,
a
lo largo de su peregrinar
por
los caminos de la historia.
Tu
nombre y tu imagen están esculpidos
en
la mente y en el corazón de todos los cubanos,
dentro
y fuera de la Patria,
como
signo de esperanza y centro de comunión fraterna.
¡Santa
María, Madre de Dios y Madre nuestra!
Ruega
por nosotros ante tu Hijo Jesucristo,
intercede
por nosotros con tu corazón maternal,
inundado
de la caridad del Espíritu.
Acrecienta
nuestra fe, aviva la esperanza,
aumenta
y fortalece en nosotros el amor.
Ampara
nuestras familias,
protege
a los jóvenes y a los niños,
consuela
a los que sufren.
Sé
Madre de los fieles y de los pastores de la Iglesia,
modelo
y estrella de la nueva evangelización.
¡Madre
de la reconciliación!
Reúne
a tu pueblo disperso por el mundo.
Haz
de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas
para
que este pueblo abra de par en par
su
mente, su corazón y su vida a Cristo,
único
Salvador y Redentor,
que
vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo,
por
los siglos de los siglos.
Amén.
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