6 jul 2015

Canal 22, aniversario nebuloso

Revista Proceso # 2018, 4 de julio de 2015
Canal 22, aniversario nebuloso/Roberto Ponce y Columna Vértiz de la Fuente
 A 22 años de  su nacimiento, la estación cultural enfrenta un conflicto sin precedentes: el choque entre la dirección, a cargo de Raúl Cremoux, y un grupo de trabajadores que se dicen censurados y amenazados. Proceso recogió sus demandas y su impresión de que Canal 22 podría desaparecer, pues además sufre un recorte presupuestal. Por otra parte, buscó tomar el pulso de un especialista como Javier Esteinou para conocer una solución posible.
 Un ambiente enrarecido impera en el ánimo de los trabajadores de Canal 22.
 Algunos advierten que la dirección a cargo de esta empresa de televisión pública nacional, que apareciera hace 22 años en las pantallas chicas mexicanas un 23 de junio, va navegando “sin proyectos” como nave a la deriva. Los más pesimistas alertan que la estación, ante los recortes presupuestales, ha perdido el espíritu cultural que la vio nacer, y al denunciar la censura informativa y el acoso laboral contra ellos, “podría desaparecer”.
 Los conductores del equipo informativo en el 22, Marco Lara Klahr y Marcos Daniel Aguilar Ojeda, acusan al capitán de este posible naufragio, Raúl Cremoux López:

 “Fue nombrado director general del canal tres meses después de ser ungido presidente Enrique Peña Nieto, y lo primero que hizo fue reducir drásticamente el tiempo del noticiero Noticias 22 a media hora. Su interés era darle un sesgo al canal para convertirlo más en un medio noticioso de gobierno, oficialista, que uno de interés público.
 “Es deplorable cómo el autoritarismo de Cremoux ejerció paulatinamente censura a los contenidos y suspendió programas grabados, contrarios a sus intereses priistas. Hay un ambiente tremendo, tenebroso en el canal; todo mundo está en la incertidumbre, y en el área de Noticias no hay certeza absolutamente de nada. A muchos se nos amenaza con despedirnos.”
 El año pasado, cuentan, el director general del 22 determinó que la programación “debía bajar el tono con lo de Ayotzinapa”. Y a comienzos del 2015, ordenó cubrir sólo la Reforma Educativa de Chauffeyt, mas no dar voz a los maestros disidentes.
 Por fin llegó el 16 de marzo, lunes fatal para la bitácora en el timón de Cremoux, afirman, quien ordenó a Juan Jacinto Silva Ibarra, director de Noticias, que no aceptaría “tocar el tema de Carmen Aristegui”, la influyente periodista despedida por MVS Radio. Silva Ibarra reunió a su equipo editorial “informando la mala nueva a todos, incluyendo a Guadalupe Pereyra, subdirectora informativa, y al productor Moisés Ortega”, recuerda Lara Klahr:    
“La dirección de Noticias, en un acto de conciencia, tomó la decisión de mencionar en el noticiero la suspensión a Carmen Aristegui. Fue una mención inocua. Este hecho motivó una reprimenda con insultos, con mentadas de madre de Cremoux hacia Juan Jacinto Silva, y un dato importante que yo publiqué en redes sociales es que hay un acta administrativa del 17 de marzo que Raúl Cremoux le levantó  porque  no  acató  su  instrucción.”
Pero “lo singular de dicha acta en mi poder es que no menciona el porqué de tal falta, y tú sabes que después de tres actas administrativas una persona puede ser destituida de su puesto”. Silva fue notificado por oficio de que sus decisiones editoriales se verían restringidas en Noticias 22, y que su programa de análisis social El observador ya no dependería de él.
“El director general, de manera unilateral tomó la decisión de pasar los programas de producción de casa, periodísticos, como los de El observador, Global 22 y otros especiales, al área de Programación y Producción (con Jessie Espinosa y otras personas), aunque de una manera absurda, porque esa área no tenía ningún experto en estos temas. Le quitó el presupuesto al área de Noticias, lo pasó a Producción y lo que hizo esta área fue que nos dijo: ‘Bueno, nosotros no contamos con la capacidad técnica ni periodística para producir estos programas, pero como tenemos la instrucción del director de que hay que producirlos, ustedes síganlo haciendo en la dirección de Noticias y nosotros los vamos a vigilar’.”
Un programa con especialistas internacionales de Global 22, donde México salía muy mal parado en cuestión de derechos humanos, fue literalmente “confiscado y enlatado” por Cremoux. Cuando Silva platicó este hecho con su equipo, sus integrantes lo azuzaron (“No se vale, esto es censura”, decían); pero él los calmó, planteando a Cremoux la coproducción de una nueva serie de siete programas “con el doctor José Sarukhán, coordinador de la Conabio, y el Canal 22”: Bios. Naturaleza y sociedad.
El primero, acerca de la reserva de Sian Ka’an en Quintana Roo, fue vetado por falta de calidad.
“Llévatelos a Canal Once, pero mientras yo esté de este lado y tú del otro, aquí en Canal 22 no los vamos a transmitir”, aseguran que dijo Cremoux a Silva. Este fue requerido por Proceso, pero declinó, dijo, a recomendación de su abogado.
Derecho de réplica en vivo
“Hubo muchos programas censurados, como el de Ucrania sobre la crisis del Mar Negro que nunca vio la luz; o cuando se lanzó la plataforma independiente Méxicoleaks. Éste reportaje lo tenemos encapsulado ya que Juan Jacinto Silva, a partir de lo de Aristegui tuvo temor de tomar cualquier tema que pudiera no parecerle al director general”, afirma Aguilar Ojeda.
A una semana del 7 de junio, Cremoux envió un oficio a la dirección de Noticias solicitando una emisión especial grabada sobre la jornada electoral, con duración de tres a cuatro horas. Lara Klahr:
“El viernes 5, el propio señor Cremoux tomó la decisión de no meter el programa diciendo que si había violencia en la rueda electoral, nosotros no podíamos tocar nada de eso, ¡que no era un tema de un canal cultural, y canceló el programa! Sólo quedó mi entrevista a José Woldenberg.
“Luego ya vino Las huellas de la violencia, programa de El observador que trataba de referir, de manera completa y monográfica, las secuelas en la vida de las personas que sufren violencia extrema. Como en México no existe una política de Estado para intervención del Sector Salud hacia las víctimas de la violencia, pronto se presentarían efectos más graves que los que se presentan hoy en nuestro país. A Cremoux tampoco le gustó.”
Lo peor estaba por suceder.
“Hubo una serie de tres tuiters que escribió nuestra colaboradora y  reportera de El observador María Idalia Gómez, a raíz de la censura a Huellas de la violencia. Estábamos en junta editorial como de costumbre, los viernes, y de pronto llegó Juan Jacinto: ‘Me acaban de llamar de la dirección, me pidió el director que contestara los tuiters diciendo que era falso lo de la censura, me negué y me reclamó que como no podía controlar a estos tipos radicales, si lo que quería en realidad era mi liquidación, que me fuera a la chingada’.”
Juan Jacinto Silva salió musitando una renuncia verbal. Regresaría para hallar su despacho de jefe de Noticias ocupado por un miembro de su equipo: Rafael García Villegas. Fue llamado a tramitar su liquidación (“que asciende a unos 650 mil pesos con el abogado del canal, Juan Carlos Díaz, quien le ofreció sólo la mitad”). Entonces, Noticias tomó la decisión en esa misma junta editorial de preparar un comunicado, firmado por once periodistas, el 25 de junio pasado.
“Para el otro del domingo 28, firmamos el triple: 33. Con mucha mayor diversidad ya, pues ahí está gente como Huemanzin I. Rodríguez, parte del rostro de Canal 22. Irma Evangelina Gallo López de Lara, de las reporteras más visibles, con más tiempo, y Guadalupe Pereyra, decana de la cultura y coordinadora general de información, más personal de Videoteca y Audio.”
Ahora, si no hay una solución específica, emprenderán “soluciones legales específicas”, aclaran:
“Mira, no estamos propiamente en una lucha laboral, si bien estamos acompañando a Juan Jacinto Silva Ibarra, quien lleva casi 22 años trabajando para la televisión cultural (13 en Canal 22, ocho en Canal Once). Buscamos problematizar el papel del uso patrimonialista de los medios públicos, y cuestionar la política pública del señor Peña Nieto, frente a la libertad de expresión y el fortalecimiento de la cultura. No es justo que Cremoux ignore el Código Deontológico de Canal 22.”
En sus tres puntos principales, la carta pública del 28 de junio acusa a Raúl Cremoux López de violar también el artículo 57 de la Ley Federal de los Servidores Públicos, “cuando se apersona en el noticiero y durante más de media hora, sin avisar y sin estar en la escaleta, por sorpresa lo toma el 23 de junio; privatizó el espacio noticioso y descalificó a quienes lo denunciamos públicamente, entonces ahí hay responsabilidad administrativa”. Por lo mismo, “exigimos el derecho de réplica, en el mismo formato, de acuerdo al artículo 6° constitucional y conforme a la Ley de Telecomunicaciones”.
Igual se le propone un debate al director de Canal 22, moderado por los reconocidos investigadores Fátima Fernández Christlieb, Javier Esteinou Madrid, Manuel Alejandro Guerrero o Genaro Lozano. En el cuarto, se convida a Francisco Prieto, defensor del televidente en el 22 a pronunciarse sobre sus denuncias.
“Estuvimos el martes 30 de junio en una reunión a la cual tratamos de llevar a Cremoux, y él mandó al director de administración, Ángel Arturo Baca, a quien le exigimos el derecho de réplica en vivo, como lo estipula la ley y de acuerdo a los tratados internacionales. Televisión Metropolitana S.A. no puede negarnos el derecho de réplica, porque está en el artículo 6° constitucional. Si Cremoux no reacciona, acudiremos a la Comisión Nacional de Derechos Humanos del Distrito Federal, a la Comisión Interamericana, y si fuera posible, interpondremos un amparo. Solicitaremos la protección de la justicia federal porque se nos está violando un derecho humano.”
A la par, se lanzaron sendas misivas de apoyo en la plataforma change.org. Aquel mismo martes 30, Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes), declaró:
“Lo importante es mantener la vocación de Canal 22, esa es mi obligación, que no se separe de su vocación original el Canal 22, que son una vocación cultural y la libertad de expresión… Lo que a mí me corresponde es garantizar este diálogo y eso sí lo garantizo yo.”
Marco Lara Klahr y Marcos Daniel Aguilar Ojeda reviran:
“El Conaculta tendrá que pronunciarse más allá de esas declaraciones chabacanas y ambiguas de su presidente. Tiene que intervenir la Secretaría de la Función Pública; nosotros ya metimos la denuncia administrativa, apelando a Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, y dar parte nosotros a la Auditoria Superior de la Federación. O eventualmente, a la PGR, por la violación de nuestros derechos.”
Finalizan:
“Lo que Cremoux pretende con sus actitudes contradictorias y falta de proyectos es acabar con Canal 22.”  

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