28 sept 2014

Narcos y periodistas, una vieja historia

“Fueron mil 500 pesos los que me dieron. Si nos los recibía, creí que se iba a enojar y me podría matar..:  Eliseo Caballero
“...traté de ser lo más amigable posible, porque no podía contradecirlo en ninguna de sus acciones o de sus dichos, más que seguirle la corriente y salir lo mejor librado”.
Revista Proceso No. 1978, 27 de septiembre de 2014
Narcos y periodistas, una vieja historia/José Gil Olmos
Informes de organismos de inteligencia federales tienen documentado desde hace años que la prensa michoacana se debate entre la adulación a los gobernantes, la sumisión a la delincuencia organizada –conseguida a base de dinero y amenazas– y la peligrosa opción de la independencia. El reciente escándalo del video que involucra al excorresponsal de Televisa Eliseo Caballero con La Tuta permite conocer más de cerca las redes que tejen las bandas delictivas y la medida en que están presentes en la vida pública, ya sea con voceros oficiosos o con mensajeros forzados.
MORELIA, MICH.- El video que muestra una reunión del líder de Los Caballeros Templarios, Servando Gómez, La Tuta, con el corresponsal de Televisa en el estado, Eliseo Caballero, y José Luis Díaz, director de la agencia Esquema, reavivó el viejo problema de la relación de la prensa con el crimen organizado en la entidad.
Desde que Carmen Aristegui difundió el material en su segmento de MVS Noticias, el lunes 22, el gobierno federal desempolvó una investigación que ya tiene años y en la cual se señala que al menos 30 reporteros locales han tenido una relación con la delincuencia organizada, principalmente con La Familia Michoacana y después con Los Caballeros Templarios, que les han pagado por sus servicios.

Según el expediente del gobierno federal del que Proceso tuvo conocimiento, esos grupos delictivos controlaron por años a la prensa estatal mediante la cooptación y las amenazas, hasta que estalló el movimiento de las autodefensas ciudadanas, que pronto acapararon la atención de los medios de alcance nacional e internacional. A partir de entonces Los Templarios buscaron a reporteros para pedirles su opinión sobre nuevas estrategias de propaganda. Fue el caso de Sergio Caballero y José Luis Díaz, con quienes organizaron varios encuentros.
Caballero, por su parte, afirma que nunca lo cooptó el crimen organizado. Insiste en que acudió a dos reuniones con La Tuta bajo amenazas y no para asesorarlo en el manejo de medios o contactarlo con otros reporteros.
Entrevistado en un restaurante del centro de Morelia, sostiene que dichos encuentros fueron entre junio y septiembre de 2013, uno de ellos fue grabado por gente del grupo delictivo; en éste aparece Caballero recibiendo unos billetes de mano del jefe criminal y dándole una opinión sobre el manejo de las mantas como estrategia de comunicación.
 “Fueron mil 500 pesos los que me dieron. Si nos los recibía, creí que se iba a enojar y me podría matar. Yo sólo respondí a las preguntas que me hacía, sin hacer ningún compromiso porque lo que quería esta persona era aparecer en Televisa”, argumenta el reportero.
 El diálogo se grabó en el pueblo de Tumbiscatío. A ella también fue José Luis Díaz, director de la agencia de noticias Esquema, que para el miércoles 24 ya estaba desmantelada y él escondido.
 Caballero  considera que la revelación del video pudo ser una venganza de La Tuta por no acceder a hacer gestiones para que apareciera en Televisa y difundir sus afirmaciones de que son el gobierno y el Ejército los que agreden a los michoacanos.
 “A mí no me lograron enganchar para que fuera parte de su grupo ni hice ninguna de las cosas que me pidió –insiste–. Me preguntaron si conocía a otros medios, pero no me pidieron que fuera el enlace.
 “Lo que quería (La Tuta) era con los medios de internet porque decía que las televisoras no lo sacaban; presumía que había subido un video y que tenía millones de visitas. Yo creo que mandó a llamar a periodistas porque quería saber cosas del gremio. Tal vez yo le revelé secretos que ya se sabían, como decirle que las mantas nos daban información, pero eso no es asesoría.”
 Enfatiza que acudió a las dos citas con el cabecilla de Los Templarios sin avisar a Televisa, ya que si lo hacía lo más seguro es que la empresa hubiera avisado a las autoridades, éstas habrían armado un operativo para apresar a La Tuta, con lo que la situación del informador sería más peligrosa. Añade:
 “Tomé el riesgo personal de no involucrar para nada a Televisa porque así yo podía sostener que mi intervención en esas citas fue personal y para evitar comprometer a la empresa. Además me hubieran pedido que les presentara a alguien, a algunos de los directivos o de los que manejan la información en Televisa. Les hubiera dicho que no y eso me hubiera puesto en peligro. Por eso preferí no darles a conocer esto”, explica Caballero.
 También confirma que él no fue el único reportero que acudió a los llamados de Los Caballeros Templarios, y que otros periodistas de Tierra Caliente que acudieron a lo que creían un encuentro con empresarios, pero al llegar a los salones o a los hoteles donde fueron citados, se daban cuenta de que los había convocado el grupo criminal.
 –Entonces, ¿había más reporteros en esa situación?
 –Lo que te puedo decir es que hay muchos testimonios de que así era, pero no sólo de reporteros, sino de otra gente que les tocó ir a reuniones con esa persona o con sus otros integrantes. Algunos los mandaban a llamar con Kike Plancarte o algún otro líder. Todos te van a decir lo mismo; quizá no te den su nombre por temor a que les hagan algo, porque este personaje sigue libre.
 Dice que los llamados a los reporteros ocurrieron en 2013, cuando aún Los Caballeros Templarios tenían el dominio territorial en Michoacán y no se podía desairar una “invitación” suya sin sufrir graves consecuencias. Recuerda que el mismo año surgieron las autodefensas comunitarias.
 “Ahí es cuando creo que deciden llamarme porque representaba a una televisora importante y querían salir en ella para atacar la estrategia del gobierno”, afirma Caballero.
 En ese contexto, dice, recibió una llamada telefónica: “¿Es usted Eliseo Caballero? Lo llamamos de parte del profesor. Sabemos dónde vive, donde está su oficina, quiénes son sus cercanos… Usted sabe que a estas reuniones se acude o se acude. Si no va, vamos por usted”.
 La nómina del miedo
 Este semanario tuvo conocimiento de que el gobierno federal cuenta con una  lista de 30 reporteros de Michoacán –algunos de ellos corresponsales de medios de la Ciudad de México– relacionados con el crimen organizado desde hace varios años.
Según dicho informe, elaborado por organismos de inteligencia, los reporteros aparecen en una nómina que manejaba Dionicio Loya Plancarte, El Tío, y en la cual se hacían pagos mensuales de entre 10 mil y 30 mil pesos, según el medio al que representaban.
De acuerdo con ese documento confidencial del gobierno federal, desde 1989 La Familia Michoacana –como después Los Templarios– tenía una estrategia de control de medios que combinaba las amenazas con los pagos que entregaban a los reporteros en Apatzingán. Sin embargo, a partir del presente año la nómina se volvió itinerante y el dinero se entregaba en Morelia, Uruapan, Pátzcuaro, Cuitzeo, Tarímbaro, Quiroga o Álvaro Obregón.
 Según una fuente que conoce el documento, en esa nómina aparecen voceros de gobiernos municipales, de partidos e incluso de algunas dependencias del gobierno estatal. Algunos incluso tenían una relación personal con El Tío, que ahora está en la cárcel, o con otros miembros de la banda, como Kike Plancarte.
 Esa estrategia incluía la inyección de dinero en algunos periódicos regionales e incluso de circulación estatal, lo mismo que a agencias de información. A todos ellos les proporcionaron imágenes exclusivas y cuestionaron al Ejército y a la Policía Federal.
 Al respecto, reporteros locales señalan que trabajar en Michoacán ha sido difícil y peligroso por las amenazas y el sometimiento de que han sido objeto ellos y sus medios, sobre todo en los últimos años.
 Varios recuerdan que el año pasado muchos informadores de Morelia y de otros municipios fueron convocados a un hotel en la región de Tierra Caliente para participar en un encuentro con empresarios, pero ya en un salón de dicho hotel supieron la verdad: iban a ver a representantes de Los Caballeros Templarios.
 Los delincuentes les dieron línea: debían favorecer a la organización delictiva y responsabilizar tanto al Ejército como a la Policía Federal de la violencia en el estado. También les pidieron elegir a uno de ellos como enlace y vocero. Al final les repartieron mucho dinero y prometieron que les darían más, a cambio de sus servicios.
 Pero este control se rompió cuando los medios nacionales y extranjeros le dieron más cobertura a las autodefensas. De ahí que La Tuta buscara dar entrevistas a corresponsales extranjeros para difundirlas en internet.
 Michoacán es uno de los cinco estados con más periodistas agredidos. Hasta 2010 se registraban siete asesinados y seis desaparecidos, principalmente en las regiones de Tierra Caliente y la Costa, donde el crimen organizado tenía más poder.
 A decir de Caballero, muchos de sus colegas manejaban la información con mucho cuidado, por las presiones y amenazas mencionadas:
 “En 2008, cuando empiezan a haber extorsiones, levantones, toda esta situación, yo me doy cuenta que mucha gente tenía que acudir a las citas con estas personas y los que se negaban a ir aparecían muertos. Entonces yo pensaba que estaba a salvo porque trabajaba en Morelia.
 “En 2013, cuando la situación ya se había desbordado, el gobierno pone en acción nuevas estrategias. A partir de entonces estas personas comienzan a ponerse nerviosas; Los Caballeros Templarios sienten que la ley les llega a los aparejos y es cuando me llaman.”
Caballero sostiene que los anteriores gobiernos de Michoacán quisieron hacer algo por la libertad de expresión, pero muchos de ellos fueron cooptados  por el crimen organizado.
“La mayoría queremos llevar la fiesta en paz. Pero todo está contaminado por el crimen organizado. Hubo atemorización de medios, pero no control absoluto. La intención de ellos era que se dijera que el Ejército mataba, violaba”, comenta Caballero.
Callar y hablar bajo amenaza
Caballero detalla que muchos de sus temores que lo obligaron a ir a las citas con La Tuta para protegerse, pues había recibido una amenaza de muerte en 2007, tras el asesinato del corresponsal de Televisa en Acapulco, Amado Ramírez. “En la oficina en México recibieron una llamada diciendo que el próximo sería el corresponsal en Michoacán, entonces estuve escondido seis meses y cambié de oficina”, recuerda.
El excorresponsal de Televisa indica que el video que difundió  Aristegui en radio y televisión fue editado, pues el encuentro duró cerca de una hora y se realizó de madrugada, en un lugar con iluminación potente para facilitar la grabación, aunque él no se dio cuenta de la intención en ese momento. Además, a decir de Caballero, la versión trasmitida por MVS Noticias no incluyó lo que les advirtió La Tuta a él y a Díaz:
 “Con toda la tranquilidad del mundo nos platicó cómo tuvo problemas con un periodista de Lázaro Cárdenas, y que cuando no hizo lo que él quería simplemente tuvo que matarlo, aunque era su compadre (se refiere a Miguel Ángel Villagómez Valle, dueño del periódico La Noticia de Michoacán).
 “Después nos platicó cómo mató a alguno de sus colaboradores porque ya no estaba de acuerdo con lo que hacían, les perdió la confianza o se portaban mal, según sus reglas. Imagínate si después de escuchar eso no quieres pasar como alguien agradable, para que esa persona no te considere como uno de sus muchachitos que ya no le sirven porque no quieres hacer lo que te pide. Entonces sí fue difícil y complicado.”
 Además, se dice dispuesto a declarar ante las autoridades, pero indica que hasta ahora no ha sido citado. Asegura que en enero pasado, cuando el gobierno de Enrique Peña Nieto cambió su estrategia, él notificó informalmente a funcionarios federales y estatales sus encuentros con La Tuta. Si lo citan a declarar, indica, revelará los nombres.
 Cuando se le pregunta por qué no presentó la denuncia formal, se justifica: como había gente al servicio de Los Templarios infiltrada en muchas dependencias, hacerlo era condenarse a muerte, como ocurrió con otros periodistas.
 Por todo ello sostiene: “Pese a lo que se especule o se diga, nunca colaboré y tampoco hice nada de lo que me pidió este individuo. Simplemente traté de ser lo más amigable posible, porque no podía contradecirlo en ninguna de sus acciones o de sus dichos, más que seguirle la corriente y salir lo mejor librado”.
 Caballero ofreció sus servicios a Televisa desde 1989 como corresponsal, pero a partir de 2008 firmó un contrato de servicios profesionales a través de su agencia Cuasar TV, el cual fue rescindido el viernes 19, cuando les avisó a sus jefes que Carmen Aristegui lo había entrevistado para que explicara por qué aparecía en un video con La Tuta.
 Recuerda que ese día sus interlocutores de Televisa le dijeron que al haberse reunido con el líder templario y recibir dinero de él había violado una cláusula de buen comportamiento en el contrato, y que por tanto daban por terminada su relación laboral. 

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