Revista
Proceso
# 2025, 22 de agosto de 2015..
“Piraña”, el hombre de la DEA para acabar con
Beltrán Leyva/RAFAEL CRODA
MEDELLÍN,
COLOMBIA.- Jhon Jairo Velásquez Vásquez, Popeye, considera al narcotraficante
Leyner Valencia Espinosa, Piraña, un colombiano-mexicano por los estrechos
nexos que construyó entre organizaciones delictivas de México y Colombia.
En
su libro Sobreviviendo a Pablo Escobar, que comenzará a circular esta semana en
México, Popeye sostiene que el colombiano Piraña fue un informante clave de la
administración antidrogas de Estados Unidos (DEA) para dar con el paradero del
capo mexicano Arturo Beltrán Leyva, muerto en un enfrentamiento con marinos en
Cuernavaca.
De
acuerdo con Popeye, exjefe de sicarios del fallecido narcotraficante Pablo
Escobar, Valencia Espinosa fue “el hombre de la DEA” en ese operativo que
concluyó con la baja del capo y tres de sus escoltas el 16 de diciembre de
2009.
“Ayudó
mucho con información valiosa y detallada que tenía sobre el mafioso, sus
gustos, lociones, mujeres, familia, amigos, enemigos. Todo fue minuciosamente
detallado por él a la DEA e informado a las autoridades mexicanas hasta que el
hombre fue dado de baja”, señala Velásquez en el capítulo “Piraña:
narcotraficante colombo-mexicano”.
Popeye
conoció a Piraña en el penal de alta seguridad de Cómbita (170 kilómetros al
noreste de Bogotá), al cual llegó en 2006 en espera de su extradición a Estados
Unidos. Junto con sus hermanos Dairo y Víctor, el narcotraficante había
trabajado muchos años para Beltrán Leyva, a quien abastecía de cocaína desde el
puerto colombiano de Buenaventura, en el Pacífico.
De
acuerdo con Popeye, luego de ser capturado por la policía colombiana, Valencia
Espinosa “estaba delatando ante la DEA a Arturo Beltrán Leiva (sic) y a alias
Conejo”. El nombre de este último es Harold Mauricio Poveda Ortega, quien
también enviaba droga al narcotraficante mexicano y cuya captura ocurrió en
Colombia en noviembre de 2010.
Arturo
Beltrán Leyva lideraba, con sus hermanos Carlos, Alfredo y Héctor, el Cártel de
los Beltrán Leyva, ya desarticulado, que tenía su principal zona de influencia
en la región centro-occidental de México. Antes habían pertenecido al Cártel de
Sinaloa, del cual se escindieron para formar su propia organización.
Piraña
fue extraditado a Estados Unidos en octubre de 2007 y, según Popeye, de
inmediato comenzó a colaborar con las autoridades de ese país, en especial con
la DEA, para combatir a los Beltrán Leyva, de quienes había sido cercano
colaborador.
El
exjefe de sicarios de Escobar sostiene en su libro que Valencia Espinosa “al
día de hoy sigue colaborando y es una pieza clave dentro de la lucha de los
norteamericanos contra los poderosos cárteles mexicanos”.
Señala
que aunque el narcotraficante contactó a la DEA en la cárcel de Cómbita con la
promesa de ayudar a la liberación de tres estadunidenses secuestrados por la
guerrilla de las FARC en esa época, a esa agencia “le interesaba más toda la
información que Piraña les suministraba de Arturo Beltrán Leiva (sic), Conejo y
los policías corruptos que les colaboraban en México para el ingreso de grandes
cantidades de cocaína desde Colombia”.
Popeye
dice a Proceso que su excompañero de prisión en Cómbita “es tan traicionero,
que entregó a la DEA a sus propios hermanos (Dairo y Víctor) porque le gastaron
un dinero y con tal de conseguir una rebaja de pena en Estados Unidos”.
Sostiene
que el narcotraficante logró su cometido y hoy es un hombre libre que vive en
Estados Unidos en calidad de testigo protegido.
“Sigue
siendo informante de la DEA contra toda persona del Valle y del Norte del Valle
(regiones colombianas con gran narcoactividad) que llegue detenida a Estados
Unidos, porque los conoce a todos. También conoce a mucho narcotraficante en
México, porque trabajó allá, y le colabora a la DEA en eso. Delata a capos mexicanos
y a los mandos medios que trabajan con ellos”, asegura.
De
acuerdo con Popeye, la DEA “recopila en Colombia mucha información del narco
mexicano, porque los colombianos están teniendo cada día más contactos con
ellos, son los que les venden la droga”.
Dice
que “la DEA sabe, por ejemplo, que aunque mataron a (Arturo) Beltrán Leyva, va
a haber un segundo y un tercero que van a ocupar su lugar y que
narcotraficantes como Piraña los conocen, y necesitan que cuando vayan a una
corte en Estados Unidos declaren contra ellos”.
A
Popeye le gustaría ir a presentar su libro a México, pero no puede salir del
país pues está en libertad condicional. Espera, sin embargo, hacerlo por
teleconferencia.
A
finales de los ochenta, cuando era jefe de sicarios de Escobar, Popeye viajó
unas cinco veces a México como emisario del jefe del Cártel de Medellín para
cerrar tratos con capos mexicanos.
“Conozco
Tijuana, conocí a Amado Carrillo Fuentes (el fallecido Señor de los Cielos,
jefe del Cártel de Juárez), pero él nos acabó robando 12 toneladas de cocaína y
ahí se acabó la sociedad”, asegura.
–¿No
sería peligroso para usted volver a México, cuando pueda hacerlo?
–No.
Hay personas que me han propuesto ir a México y ellos le prestan la seguridad a
uno. Además, el riesgo siempre es permanente, aquí y en México.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario