Revista Proceso No. 1980, 11 de
octubre de 2014
Ni
soy consentido del presidente ni Prisa busca concesión de TV/ALEJANDRO
GUTIÉRREZ
El
empresario mexicano Roberto Alcántara Rojas, presuntamente beneficiado por la
actual administración federal, acepta que es priista y que dio un mal servicio
en un programa que le contrató el gobierno: la renovación de las tarjetas IAVE
para autopistas. Sin embargo, en entrevista con Proceso niega ser el consentido
del presidente Enrique Peña Nieto. En este contexto realiza una promesa que
definirá el panorama mediático de México: el grupo español Prisa –editor del
diario El País, cercano a Los Pinos y donde Alcántara tiene una gran
participación– no buscará hacerse con ninguna de las dos concesiones
televisivas que el gobierno federal otorgará.
Peña
Nieto “ni nos facilitó ni nos ayudó en nada”, y todas las operaciones en las
que está involucrado su consorcio, explica, “son producto del trabajo de miles
de personas, de varias generaciones que pasaron por la compañía, que nosotros
tenemos la responsabilidad de cuidar. Que hoy digan ‘lo que tiene se lo dio el
presidente’, no, por favor, no es así”.
Y
rechaza que esté participando, solo o con Prisa, en la licitación de las dos
cadenas de televisión abierta en México. Pero no descarta la posibilidad de que
el grupo español venda contenidos a algunos de los ganadores.
No
comparte esa calificación de ser el “empresario del sexenio”, pese a las
irregularidades detectadas en una licitación que pareció estar hecha a modo
para que obtuviera contratos de Caminos y Puentes Federales (Capufe), por los
que recibirá 4 mil 39 millones de pesos de aquí a finales del sexenio: será el
encargado de administrar y renovar el sistema de telepeaje IAVE en 45% de la
red federal de autopistas del país.
Ese
contrato se tradujo en un desastroso reinicio de operaciones que afectó a miles
de automovilistas. De la noche a la mañana, quienes viajaban por diversas
carreteras del país descubrieron que sus tarjetas IAVE eran inútiles (Proceso
1975).
“Yo
creo que todos fallamos un poco”, justifica sobre el inicio fallido de
operaciones de su empresa Telepeaje Dinámico. “Creo que fue un cambio muy
radical de tecnología con la salida de un concesionario y la llegada de otro.
Ya salimos de lo más difícil”. Explica que están instalando “las cámaras de
compensación”, que permitirán que el usuario costee el peaje independientemente
de la forma de pago.
Miembro
del núcleo de empresarios ligado al Grupo Atlacomulco (GA), casta política de
la que emanó el presidente Enrique Peña Nieto, el empresario oriundo de
Acambay, Estado de México, es visto como uno de los mecenas y patrocinadores de
dicha asociación informal.
“Sí,
soy priista, pero no tengo un activismo político; mi filiación política la uso
exclusivamente para ir a votar”, dice cuando se le recuerda su pertenencia al
citado grupo y su liga con campañas políticas, como la presidencial de Roberto
Madrazo (2006).
“Se
me liga al grupo (político) del Estado de México… Pues es mi tierra. Ahí nací,
soy de Acambay, no lo voy a negar. Estoy orgulloso de mi origen, y si se me
liga al Estado de México, pues no quiero perder mi identidad. Y si me dicen
‘está cerca de Atlacomulco’, pues ahí estudié la primaria”.
Recurre
a un argumento generacional para argüir: cuando “el profesor (Carlos) Hank
(González, fundador del GA) ya era político, yo era un chamaco de nueve años”.
–¿Conoce
a Enrique Peña Nieto? –se le pregunta.
–Conocí
a su papá (el fallecido Gilberto Enrique Peña del Mazo, alcalde de Acambay). Fuimos
muy amigos. Un ingeniero con una enorme vocación de servicio público, un hombre
honorable.
–Pero
con Enrique Peña Nieto, ¿cómo es su relación?
–Respetuosa,
institucional, nada más. No pueden decir que participé en la campaña del
licenciado Peña Nieto.
–¿No
participó en la campaña? –se le insiste.
–No
estuve. Sí soy priista, no lo voy a negar, ni tengo por qué negarlo. Eso no es
ilícito ni es amoral. Me siento orgulloso de ser priista. De ahí a todas las
especulaciones que hacen, son sólo eso: especulaciones.
El
hombre de negocios, empero, fue uno de los pocos oradores en la reunión de
octubre de 2009 del Consejo Mexiquense de Infraestructura, encabezada por Peña
Nieto, entonces gobernador. En aquella ocasión, Alcántara se manifestó por un
nuevo régimen fiscal integral para gravar de manera progresiva los ingresos y
combatir la evasión.
De
manera paralela, su familiar Jesús Sergio Alcántara Núñez ha crecido a la
sombra del presidente, primero como alcalde de Acambay, luego como diputado
suplente de Peña Nieto por el Distrito 13 con cabecera en Atlacomulco, y hoy en
día como director general de la Comisión Reguladora de la Tenencia de la Tierra
(Corett), puesto que ostenta por designación presidencial.
La
vinculación no es anecdótica: Alcántara Núñez era conocido como “el hombre del
maletín”, donde “llevaba los recursos y las órdenes de Peña Nieto”, según sus
críticos. Lo hacía desde su posición de asesor del entonces secretario del
gobierno mexiquense, Luis Enrique Miranda Nava, hombre del círculo íntimo del
mandatario y que hoy ocupa la subsecretaría de Gobernación (Proceso 1810). La
influencia de Alcántara Núñez se extiende al mundo empresarial: es socio de
autobuses ETN, Omnibus de México y Autobuses Herradura de Plata, según
documentó Sinembargo.mx.
Estas
y otras compañías forman parte de Inversionistas en Autotransportes Mexicanos
S.A. (IAMSA, presidida por Roberto Alcántara Rojas), que opera 10 mil autobuses
y camiones en 22 estados de México y moviliza hasta un millón de pasajeros
diarios. Alcántara Rojas, además, es el principal accionista de la aerolínea de
bajo costo VivaAerobus, opera el tren Buenavista-Cuautitlán, del mencionado
sistema de telepeaje, y es el principal socio individual del grupo español
Prisa, editor del diario El País.
Sobre
los vínculos entre Alcántara con Peña Nieto, el Grupo Atlacomulco y el grupo
Prisa, la revista satírica Mongolia dedicó un amplio artículo titulado “PRI
S.A.”, donde aborda esas nuevas relaciones.
Enrachado
en sus nuevas aventuras, Alcántara anuncia que su holding Grupo Toluca
(denominación que agrupa al consorcio transportista Grupo Herradura Occidente,
Occher) está interesado en participar en las licitaciones para operar los
trenes de alta velocidad México-Querétaro y México-Toluca, dos de las obras
estrella del Programa Nacional de Infraestructura de Peña Nieto.
“Estamos
interesados en participar en la operación de esos dos trenes de alta velocidad.
No participaremos en la obra civil, porque no somos constructores, ni en la
fabricación de trenes ni en los sistemas de desarrollo para la señalización de
seguridad o de electrificación. Sería en la gestión y operación, que es lo que
hemos hecho toda la vida. Ya somos operadores en (el tren suburbano)
Buenavista-Cuautitlán”, explica.
Motivación
“moral”
Con
todo y su vertiginoso éxito, Roberto Alcántara Rojas sigue siendo un misterio
en España. Patrones y medios de comunicación españoles aún no se explican por
qué invirtió 100 millones de euros (alrededor de mil 800 millones de pesos) en
Prisa, conglomerado de comunicación y educación en español y portugués que hoy
vive su etapa más crítica.
El
anterior cuestionamiento lo hace un ejecutivo familiarizado con medios de
comunicación que pide omitir su nombre. “Es entendible una inversión (en una
sociedad) si tienes las acciones tan castigadas, hasta ahí bien. La duda es el
futuro mismo de Prisa, que está quedando desmantelado”.
Añade:
“La única (lectura) es una conveniencia en dos sentidos. Le conviene a
Alcántara incursionar en el grupo por su fuerte presencia en América Latina,
para tener mayor influencia política en sus futuros negocios en México, y a
Prisa para tener un acceso más aceitado en sus planes de crecimiento en
México”.
Por
lo pronto, su presencia en el consejo de accionistas del grupo ya le retribuyó
una mayor proyección en España. El 2 de octubre pasado participó como ponente
en la XXV Asamblea del Consejo Empresarial de América Latina (CEAL), al lado de
dos potentados latinoamericanos, Jaime Gilinski (presidente de un holding
colombiano que es el mayor accionista de Banco Sabadell) y del venezolano Juan
Carlos Escotet, presidente de Banesco, que controla a la entidad financiera
española Abanca. En esa ocasión hablaron sobre “los latinoamericanos a la
conquista de Europa”.
“Ni
en mis más desaforadas fantasías habría imaginado en invertir en El País y en
Prisa”, dijo Alcántara en dicho foro
El
mexicano posee ahora 9.3% de Prisa, que aún arrastra una deuda de 3 mil 225
millones de euros (al 30 de junio), con pérdidas de 649 millones de euros en su
último ejercicio anual, según se difundió en la Junta de Accionistas de abril
pasado. Por esta razón, la compañía está vendiendo algunos de sus activos más
atractivos: ya se deshizo de editorial Alfaguara y está vendiendo la TV de pago
Digital+, entre otros.
En
agosto pasado el grupo cumplió dos años del proceso de rescate financiero que
firmó a mediados de 2012 con Banco Santander, La Caixa, HSBC y Telefónica.
Estos acreedores –excepto HSBC– canjearon sus bonos por 15.6% del capital del
conglomerado. Esto modificó el consejo de administración, dominado ahora por
representantes bancarios. Muy lejos quedaron los tiempos en que la familia
Polanco poseía 70% del consorcio. Hoy, con dificultades, mantiene 12%.
–¿Prisa
no es un mal negocio debido a la fuerte presencia de la banca? –se le inquiere.
–Para
que un grupo mantenga su economía, su independencia, y que pueda tener libertad
de expresión, tiene que ser autónomo e independiente, y para eso tiene que ser
rentable. Si no, eso es romance, no tiene estabilidad ni viabilidad,
permanencia ni futuro. Tan es viable que sus estructuras le han permitido
sobrevivir y hoy tiene una expectativa de futuro muchísimo mejor que la que
tenía.
–Los
especialistas en medios cuestionan la independencia editorial de Prisa con la
presencia en el grupo de los bancos, que no son hermanas de la caridad.
–Sí,
pero es una tenencia (de acciones) que gradualmente se va a seguir liberando.
El
pasado 25 de septiembre, Juan Luis Cebrián, presidente de Grupo Prisa, habló de
Alcántara durante su participación en un desayuno del Fórum de la Comunicación
en Madrid. Aseveró que el mexicano no puso ninguna condición para invertir;
sólo que “El País siga siendo fiel a lo que históricamente ha sido”. Agregó:
“Digamos que le ha motivado un proceso moral; él es un financiero, pero desde
luego no ha invertido para ganar dinero, aunque lo tenga que ganar, sino por un
compromiso moral, no sólo financiero”.
Aunque
en el salón del Hotel Ritz donde se celebró ese foro muchos se voltearon a ver
y levantaron las cejas por esa reflexión, Cebrián continuó: “Debe decirse que
la gente no sólo se mueve por dinero; incluso en el mundo del dinero se mueve
por una serie de motivaciones profundas. Los que creemos en los periódicos como
esas instituciones, vuelvo a decir, creemos que hay una moral detrás de todo
eso. Yo creo que esa es la motivación fundamental de Roberto Alcántara”.
En
el encuentro en el que participó el mexiquense en Madrid, señaló que aun cuando
puede sonar “romántico”, su inversión en Prisa le interesa “más por las
bondades y los beneficios que nos trae como empresarios y como ciudadanos del
mundo”.
En
la entrevista con Proceso, continúa con esa idea: “Yo creo que un negocio debe
dejar espacio libre para las ideas, para el conocimiento, y estar cerca de los
lectores, cerca del mercado y hacerlo con prestigio, credibilidad y confianza”.
Y
se adelanta a aclarar que su inversión en Prisa “es exclusivamente del grupo de
socios” que representa; “no hay ningún interés político, porque lo publicó Proceso,
pero nadie nos encargó hacerlo, nadie nos pidió hacerlo, ni nos financió, son
recursos de nuestros socios y de nuestro grupo”.
En
cambio, no descarta la posibilidad de que su consorcio aumente su inversión en
el holding español hasta los 500 millones de euros (9 mil millones de pesos),
como adelantó el diario digital Vozpopuli.com. “Prisa ya es atractivo para la
inversión. Nosotros tendríamos interés en incrementar nuestra inversión, pero
probablemente ni siquiera vaya a hacer falta porque la empresa es sólida, de un
enorme valor”.
Sin
interés por la TV
Sobre
las versiones en el sentido de que Prisa estaría buscando concesiones
televisivas en México, Alcántara aclara: “Yo nunca he dicho que tengamos
interés en la TV. El proceso ya está en curso, pero nosotros no estamos
participando en él. Si yo hubiera participado, lo hubiera hecho como accionista
del Grupo Prisa, pero Prisa tampoco tiene interés en la TV”.
–¿Pero
existe un acuerdo con los señores Maccise, que sí están participando? –se le
pregunta en alusión al pacto de colaboración firmado por los hermanos Luis y
Anuar Maccise con Prisa en agosto de 2013.
–Sí,
pero los Maccise no son nuestros socios, ¡no! No haga especulaciones. El señor
Maccise, que es mi amigo, no es socio de Prisa, y Prisa no es socio del señor
Maccise. Claro, acuerdos hay cientos en intercambio de contenidos. Pero ni yo
tengo negocios con el señor Maccise ni ellos han invertido un peso en ninguna
empresa que yo represento. Y no estamos integrados en un proyecto para ir por la
TV. l
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